¡He sido descubierta!
—Eh... yo... —empecé a balbucear tratando de arreglar la situación, aunque estaba tan avergonzada que no pude pronunciar nada.
—Esta bien —me dedicó una mirada de calidez —No tienes que preocuparte...
—L-lo siento —desearía que esas palabras fueran suficientes —En ese entonces no era capaz de pensar bien en mis actos... Y uno de mis peores errores fue dejarte ir.
—... —esbozó una sonrisa —Para serte sincero... No estaba seguro de qué realmente hayas hecho eso por mí —soltó una risita —Pero me alegro haber venido...
El silencio se apoderó de la Biblioteca... La situación era algo incómoda y ninguno de los dos quería dar la primera palabra.
—Empecemos con el informe... —dije entregándole uno de los libros que estaban sobre la mesa.
—Bien...
Al rato mi padre hizo presencia en la Biblioteca que estaba más silenciosa que nunca. Tratando de no romper el silencio colocó una tasa de café, un zumo de manzana y unos caramelos sobre la mesa. Sin embargo su misión era ya imposible antes de empezarla. El sonido atrajo la atención de ambos, el aroma a café y manzana nos hizo olvidar el informe. Por alguna razón esas dos cosas tan diferentes tenían juntas un olor muy reconfortante, quién iba a imaginar que la dulce y suave manzana y el duro y seco grano de café podrían hacer tal combinación. Como dos personas totalmente distintas que encuentran el amor y la prosperidad en el otro. Formando juntos una armonía perfecta como una obra maestra de la música.
—Tiene buen aroma... —dijo Arian.
—¿También lo notaste? —posé mis ojos sobre sus labios los cuales cuidadosa y delicadamente besaban el borde de la tasa como si apenas la tocara.
—Por supuesto —retiró los labios de la tasa ya sin café en ella y tomó un caramelo —Sabe horrible...
—¿En serio? —tomé un caramelo —Sabe bien... ¡Ah! Es el café, comer un caramelo después del café hace que te sepa mal, esos caramelos eran para mí... —le entregué una servilleta.
—Oh, no sabía eso... Debes de saber mucho del tema ¿no? Tu padre es el gran chef de Unique.
—En realidad no se tanto... —reí tímidamente.
Tres hora más tarde logramos ponerle un punto final al informe. Arian Antonio se veía muy aliviado de haber terminado mucho antes de la fecha de entrega. Así podría relajarse un poco y pensar en otras cosas.
—Gracias a esos libros pudimos lograr hacer el informe tan rápido... —se notaba su emoción.
—Creo que eso solo fue nuestra gran combinación... —traté de ser modesta, sin embargo no pude evitar encontrarle el doble sentido a mis palabras.
—¿Es lo que crees?
—Arian... —cambié el tema de conversación rápidamente —Ayer cuando buscaba los libros para el informe ví uno extraño, pero no logré leerlo, Morgan la encargada de la Biblioteca lo llevó a la zona Privada... ¿Me ayudas a encontrarlo?
—Claro... —dijo Arian quién reflejaba en sus ojos una chispa de emoción de aventurero.
Morgan no se encontraba en esos momentos así que aprovechamos para adentrarnos en las profundidades de la Biblioteca familiar de Hochadel. Al poco tiempo encontramos la tentadora puerta que llevaba a el único lugar que me era desconocido de la gran mansión. Donde adentro se encontraban lo secretos más oscuros de la sociedad, descubrimientos de mi familia, o incluso el secreto de la historia de los Hochadel. La emoción se desbordabada, y el temor me hacia temblar, nunca había sentido algo tan profundo. Todo estará bien si solo tomamos el "Registro de los Terceros" y nos marchamos cuanto antes. Después de todo la curiosidad no solo mató al gato...
La puerta estaba entre abierta, lo cual no me pareció extraño ya que Morgan eran una de las personas más despistadas que conocía... Mis ojos se iluminaron al ver la habitación. Tenía un escritorio en el medio con un libro sobre él, algunas plumas y tinta. Las paredes eran estanterías llenas de libros. Intenté buscar rápidamente el libro para no ser descubiertos cuando un rugido se escuchó en toda la habitación.
No era más que mi estómago avisándome que era hora de ingerir algo. Sin embargo aún no podía encontrar el libro que buscaba.
—Vamos a comer algo... —dijo Arian —Luego buscas el libro.
—No puedo, es probable que me atrapen si regreso en otro momento, tiene que ser ahora...
—Pero tienes hambre, hay que priorizar tus necesidades —suspiró —¿Cómo se llama el libro? Tal vez yo lo tenga y te lo pueda traer...
—Se llama "Registro de los Terceros"... —al pronunciar lo anterior pude ver que la mirada de Arian se oscureció, como si mis palabras le hubieran invocado su peor pesadilla, o un hecho que le dejó una herida profunda en su corazón y mente —¿Arian? ¿Qué te ocurre?
—N-nada, solo me calló mal el café, voy al baño —casi pude ver unos ojos llenos de ira y temor debajo de su sonrisa.
Definitivamente algo le había ocurrido, y lo mejor que podía hacer yo era no hablar de eso e ir a comer como él había dicho.
Me dirigí al comedor donde se encontraba mi padre quitándose él delantal.
—¡Oh! Hija... —dijo al verme —¿Ocurrió algo con Arian? Se fue temprano hoy...
—¿Se fué? —ahora estaba segura de que definitivamente le había pasado algo, y no tenía nada que ver con el café.
Su rostro aterrorizado se había grabado en mi mente. En el resto del día no pude pensar en otra cosa hasta que Cassian tocó a la puerta de mi habitación.
—¿Hermana? ¿Estas ahí? —dijo su suave y dulce voz —¿Puedo pasar?
—Por supuesto Cassian...
—Hermana, padre me contó que tu amigo Arian Antonio zum Neuenthurm estuvo aquí... —suspiro —¿Porqué no me llamaste? Tenia muchas ganas de conocer al amigo que tuviste cuando yo eran muy pequeño...
—Lo siento Cassian... Él se fue temprano.
—¿En serio? ¿Lo espantaste?
—¿Eh? ¡No! ¡Claro que no! Yo no hice nada...
—¿Estas segura hermanita? —puso una mirada juzgante.
—¡Cassian! ¡Eres muy pequeño para pensar en esas cosas todavía! Además yo no haría tal cosa... Y menos con Arian.