Cliché.

06.

—Estoy conociéndolo, es agradable hablar con él, es súper dulce y divertido y, y, y muuuuy amable— Exclamó. — quedamos de vernos hoy en el descanso pero no hemos acordado bien en qué lugar... ¿Debería llamarlo?

Aquel día, Melissa se encontraba más entusiasmada de lo normal, acababa de conocer a un chico el cuál, según ella, era su tipo ideal.

—Creo que debemos esperar, si a medio descanso él no te llama debes hacerlo tú.

—Oki doki.— Dijo haciendo con su mano un ademán de Okey.

—Por cierto Melissa, ¿Cómo se llama?

—¿Quién?— Dijo sacando un “sándwich” (Entre comillas porque solo era un pan con lechuga) de su mochila.

—El chico con el que te verás.

—Aaaah... No sé.— Respondió mordiendo su sandwich.

—¿Cómo que no sabes?

—Ya te lo había dicho, es una cita a ciegas, no nos conocemos ni nos hemos visto en fotos. Te lo dije en la mañana.

—¿Cita a ciegas?

Ella asintió dándole otra mordida.
—Te recuerdo que es amigo del amigo de Ophelia.

—Cierto, por un momento se me había olvidado.

Y la verdad es que no fue por un momento, realmente no recordaba eso.

Después de unos minutos en los que terminaron de desayunar en el salón, se dirigieron hacía dónde se iban a encontrar.

Quedaron de verse en el jardín frente al árbol.

—¿Cómo vas a saber que es él?

—Dijo que estará con un amigo... Por eso quiero llevarte, imagínate que ellos dos que son amigos y nosotras dos que somos amigas, terminemos en una cita doble ¿No sería algo encantador?

—No lo sé... No quiero conocer a alguien.

—Pero eso es porqué aún no los hemos visto, ¿qué tal si son igual de guapos que Brad Pitt y Jhonny Deep cuando eran jóvenes?

Soltó una pequeña risa.
—Me lo pensaría un poco más.

—Además, no solo sería doble cita, seria triple.— Dijo ampliando su sonrisa.

—¿Como así?

—Siento que ocurre algo entre Ophelia y Emilio.

—¿Algo?, ¿como una atracción?

—Mhm, bueno está confirmado por parte de Emilio. Aunque parece ser que Ophelia aún no se da cuenta.

Y es que era raro que alguien no se enamorará de Ophelia. Su melena rizada y su piel canela sumaban puntos, pero era más que alguien linda, era muy buena persona, inteligente y amable, siempre sonriendo cálidamente y ayudando a los demás.

Me gustaría ser como ella.

—¿Emilio es el de lentes o el alto?— Preguntó Grett caminando de espaldas.

—El de lentes, el alto es Montoya.

Sus ojos miel soltaron un destello al mirar detrás de Grettel, su cara se torno de color rojizo, definitivamente el chico había llegado.

Grettel se giró para ver quién era.

Y si, estaba un chico apuesto y junto a él, Nathaniel.

Suspiró al verlo caminar hacía nosotras.

Melissa estaba cada vez más nerviosa, su mirada decía más que mil palabras.
Sin embargo, Grettel estaba avergonzada e inmovilizada, no sabía que hacía el ahí.

—Hola.— Saludó el chico pelirrojo.

—Hola— Respondió Melissa con una sonrisa.

—Para tí— Dijo dándole un chocolate con una rosa.

Melissa se enrojeció aún más —¡Dios!, no te hubieses molestado, ¡Muchas gracias!

El chico le sonrió.

—¿Melissa?

—¿Nathaniel?, ¡Joder! Que alegría me da verte.

—No has cambiado absolutamente nada, sigues estando del tamaño de una hormiga.

Melissa puso una cara de disgusto.
—Y tu sigues igual de pesado. —Reclamó.
Ambos rieron.

—¿Se conocen?— Preguntó el chico.

—Ibamos juntos en el colegio.

—Desde el preekinder— Corrigió él.

Vaya...

Grettel aún estaba inmovilizada, no quería verlo ni hablarle. Solo deseaba desaparecer.

Su teléfono vibró, era un mensaje de Alex.

Alex: ¿Quieres que desayunemos juntos?

Ya había desayunado pero definitivamente no quería seguir ahí con él, Alex era su única manera de escape.

—Mel, te veo en el salón, tengo algo que hacer.

—Está bien, nos vemos.— Se despidió de Grettel con un beso en la mejilla y esta salió caminando lo más rápido que pudo.

Ni siquiera tuvo el valor de mirarlo, no quería sentir caer de nuevo.
Momentos después se encontraba con Alex en la cafetería.
—Y dime, ¿Qué tal tu día?

—Bien.— Respondió con una sonrisa.

—¿Ya tienes lugar para hacer tus prácticas?

Mierda.

Negó con la cabeza.
—Aún no, ¿Y tú?

—Yo ya tengo, pero... está lejos, no creo que tu quieras ir.

—No importa lo lejos que esté, sólo necesito cumplir mis horas.

—¿Tienes pensado un lugar al que te gustaría ir?, No sólo debes cumplir horas, debes hacerlo en un lugar que te agrade y en el que te sientas cómoda.

—Pues... honestamente... creo que me gustaría un restaurante o una cafetería.

—Un restaurante o una cafetería... Muy bien, te ayudaré a conseguir algún lugar. Ya que yo estoy en una agencia.

—¿Harías eso por mi?.

—Grettel, eres especial para mí.

Soltó una pequeña sonrisa —Me alegra saberlo... aunque no lo creo.

—¡De verdad!, Fuiste un gran apoyo para mí en mis peores momentos y eso NUNCA se me va a olvidar. Ahora me toca ayudarte a tí y lo haré.

—Dios, que halago Ale.

—¿Sincero o sarcasmo?

—Completamente sincero.

Ambos sonrieron.

—Hola Alex.
Esa "tonta y linda" voz hizo que su piel se erizara totalmente.
—¿Qué tal Nate?

Diossss, ¿Porqué?

—¿Interrumpo algo importante?

Por algún motivo Grettel se sentía enfadada con el.

—Nop, para nada, estábamos hablando acerca de las prácticas.

—Cierto, ya empiezan.— Respondió sentándose en el asiento vacío. —Antes de que empiecen deberiamos salir juntos, tú, Mel, Aarón, Grett y yo.

Grettel abrió los ojos al escuchar pronunciar su nombre.

—¿Aarón es el chico pelirrojo?

—Ese mismo.

—Me parece bien, ¿Tu que opinas Grettel? ¿Crees que tu novio se enojaría?— Preguntó Alex.




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