Capítulo 3

Recuerdo las reuniones en familia junto a la chimenea, aquellas en las que tomábamos chocolatito caliente para charlar toda la noche sobre como nos había ido ese día. Sinceramente no las recuerdo, era tan pequeña que esos recuerdos se tornan borrosos en mi mente.

¿Cómo eras mamá?

Mis hermanos se han encargado de hacerme recordar tu rostro, toda la felicidad que transmitías en casa y los buenos ratos que pasábamos en familia, pero es inútil, no puedo recordarte.

¿Estás bien?

Mis hermanos dicen que estás en un mejor lugar, lejos del sufrimiento y la tristeza, te odio ¿sabes?, te fuiste sola y me dejaste en este lugar nauseabundo.

¡Llévame contigo!

Mis hermanos siguen creciendo, me cuidan pero llegará el momento en que dejen el nido y me quedaré completamente sola. Julio ya está en la universidad y Mario recién se graduó.

¿Sabes que la única meta de todos nosotros es salir de casa?. No sé por qué te digo esto, ni siquiera me escuchas, solo le hablo a una vieja foto tuya a la cuál le hace falta un pedazo y justamente es tu rostro.