Cómo Estrellas

Cap1: Miedo a morir.

Un mes después.

—¿Segura que estarás bien?

Mí mirada se pierde en los alumnos que salen y entran del instituto desde el auto de mí madre. Me duele ver cómo todos están felices, mientras yo me undo en todo lo que a sucedido en este último mes. No los culpo, para nada. Solo, me duele no poder ser ellos, me duele no poder ser feliz.

Todo se me fue arrebatado. Mí hermana. Mí familia. Mí padre. Y aunque mí madre sigue a mí lado, ella también se a ido con ellos. Una parte de ella se marchó y me dejó tras la muerte de mí hermana. Oliv era la luz de mamá, su princesa y su todo. Y aunque mí madre lo quiera ocultar, lo noto. Noto el vacío que hay a través de sus ojos, sus hombros caídos, y esa sonrisa tan brillante como una estrella ya no está. Desapareció.

—Si. No te preocupes.

Bajo del auto luego de despedirme de mamá y me adentro al instituto por sus grandes puertas de roble.

Los pasillos están llenos de alumnos de encontrándose con sus amigos. Algunos se me quedan mirando con lástima. La noticia de Oliv fue muy conocida nacionalmente, y hasta puedo decir que mundial. Aparte de eso, la mayor parte del instituto conocía a mí hermanita. Era una persona amable, bondadosa, sociable y humilde. Papá tenía una herencia por parte de su abuelo, la cual era muy generosa. Y todos creían de que por ello, yo y mí hermana menor nos creíamos más o mejor que los demás. Cosa que no era así. Por eso Oliv se encargó de demostrarles a todos que estaban errados, y claro que lo logro, y por eso se ganó el amor de todos aquellos que la rodeaban.

Y ahora que papá ya no está, toda su herencia me a quedado a mí, por ser su heredera, y eso a enojado un poco a mamá. Ya que ella solo puede usar ese dinero con mí consentimiento, si no, no.

Observó los horarios de las clases en mí móvil y me dirijo a la primera. Historia.

En los pasillos me topo con compañeros y amigos, los cuales se acercan a saludar y darme sus condolencias por lo de mí hermana.

Trato de no llorar, y recibo sus saludos de forma amable.

Cuando llego a mí destino, me detengo frente la puerta y miro el cartel que se sierne sobre ella. 5to Año, división 2, seccion 1.

Me adentro al salón. Encontrándome ya a algunos de mis compañeros ya sentados esperando al profesor. Me encaminó a mí lugar de siempre, del lado de la pared, ante última fila.

Pero desaceleró mí paso cuando mí vista conecta con la mirada de un chico nuevo sentado en la última fila. Detrás de mí asiento.

Sus ojos azules, su ropa totalmente de color negra, su cabello negro, su rostro serio pero con un poco de Confucion de verme hay. Si idiota maleducado, soy yo. Sigo mí paso hasta llegar a mí asiento sin quitarle los ojos de encima.

Tomo asiento cuando el profesor entra saludando. Luego de unas presentaciones comienza a dar su clase.

Mí vista se centra en el árbol que se puede apreciar a través del ventanal que se encuentra de mí lado izquierdo. ¿Porque en momentos de silencios te atormenta el pasado? Todo lo vivido hace un mes vuelve en recuerdos dolorosos los cuales trato de apartar cuando soy consciente de que está por darme un ataque de ansiedad. Mí respiración es totalmente irregular y mí cara está empapada de lágrimas.

—¿Sheyla? — El profesor se acerca cuando nota mí situación.— Ve a la cocina por favor. — Sin decir más me levanto de mí lugar y antes de salir por la puerta vuelve a hablar. — Y tu, acompañala.

No sé quién carajos está viniendo detrás de mí. Pero corriendo me adentro al baño de damas el cual se encuentra vacío.

Me miró en el gran espejo tratando de calmar mí respiración. Pero la intensidad del ataque aumenta por el miedo que me genera el no poder respirar, el miedo a morir.

Apoyo mí espalda sobre la pared más cercana y deciendo sobre ella hasta estar sentada en el piso. Sigo tratando de regular la respiración, pero el el único sonido que se escucha es el de mis jadeos luchando por un poco de aire, no ayuda. Para nada.

Comienzo a quedarme sin fuerzas por lo cual, de a poco voy recostando me sobre el suelo frío, aún luchando por aire.

Hasta que escucho la puerta abrirse con un poco de fuerza y unos segundos después siento unas manos grandes reincorporando me para sentarme nueva mente. Siento que me hablan pero no logro escuchar gaste que me zamarrea para despabilarme un poco.

—Oye, tienes que calmarte. Puedes desmayarte si no lo haces.

—¿C-crees que e-es fácil? — Lo miro aún tratando de que Cruze aire por mí garganta. Comienza a dolerme el pecho y la cabeza de Tato llorar.

—Se que no lo es, pero necesito que sigas mí respiración calmadamente para mejorar ¿Está bien?

Asentó, y trato de seguirlo cuando me dice en qué momento inhalar y exhalar. Pero no lo logro.

—No puedo.— Niego exageradamente con la cabeza y con lágrimas en los ojos.

—Entoces trata de describir algo, cualquier cosa. Tienes que distraerte y dejar de pensar en lo que sucede.

Conecto mis ojos con sus ojos azules. La misma cara seria que me miraba cuando iba entrando al salón, ahora me mira con preocupación, delante de mí en cuclillas sobre el piso. Sus ojos me mirar tratando de buscar una solución con la cual ayudarme, y al parecer la consigue.

Al no soltar palabra, me sorprendo cuando me toma, me separa de la pared y se coloca detrás de mí, dejándome entre sus piernas y mí espalda contra su pecho.

Sus grandes brazos rodean mí pequeño cuerpo dejándome paralizada en mí lugar cuando con una de sus manos aparta el cabello de mí hombro y su rostro se entierra en el hueco que conecta mí cuello y este.

Los jadeos por aire se transforman en jadeos de sorpresa y placer cuando lo siento besar esa zona sensible.

Un leve y bajo gemido sale de mis labios por la sensación que produce su sonrisa sobre mí cuello cuando logra su cometido. Distraerme.

Por las sensaciones que produce su accionar, me muevo hacia atrás pegándome más contra el, haciéndolo soltar un jadeo cuando me rozo con el.




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