Cómo No grabar un documental de vampiros

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Hola, soy Aurora, y aunque me dedico a dirigir no-ficción, ahora mismo no sabría cómo contarte mi historia para que no llames a emergencias, así que voy a confiar en que tengas mala cobertura y la llamada se pierda en un océano de ondas.

Te pongo en contexto, hace dos días me llamaron de la televisión nacional para dirigir un documental, que trataría de seguir el día a día, o bueno, como él dice, "noche a noche", de un tal Zoltán Balogh. Ya, a mí tampoco me suena, pero trust the process.

La parte buena es... bueno, la parte buena es mirarlo. Es húngaro, así chicarrón del norte. Mide casi dos metros, tiene una melenaza castaña al viento y unos ojos oscuros pero grandes y así bonitos; además, viste genial, es como una mezcla así de lo clásico con lo moderno, pero bien hecho. Ahí hay billetes, yo digo que ahí hay billetes. Y bueno, este tiene que tener unos musculos que.. que me estoy yendo por las ramas. Ejem.

La parte mala es oírlo. Está de la olla. De verdad. No lo digo por faltar. Se cree genuinamente un vampiro. Dice tener ochocientos años, según mis notas, y querer enseñar un poco de sus costumbres, y aprender las nuestras en esta vida moderna.

No te mentiré, si hubiera ido sola, esta historia te la estaría contando con pantalones nuevos, porque no creo en vampiros, pero los locos me dan bastante miedo, pero como he ido con el equipo pues he puesto mi mejor cara de poker y he asentido a todo. He llamado a mi jefe para preguntarle si esto era un falso documental de esos, como el de las sirenas que se hizo tan viral y dice que no.

No sé si llamar a la ambulancia, a Dross, a la policía, o dedicarme a hacer documentales sobre el apareamiento del salmón salvaje.

A ver, el sueldo me tienta, para que nos vamos a hacer las tontas, pero la idea de seguirle las ideaciones a un loco no, porque como luego salga un día a la calle con una motosierra y le dé por hacer algo, la que va a salir en las noticias soy yo.

En fin, mañana es el la primera día noche, de grabación. Me ha dado las puñeteras llaves de su casa para que entre antes del atardecer con la promesa de no dejar que entre un solo rayo de luz en la casa, y con la promesa de no entrar a su dormitorio hasta la hora justa.

Hoy nos hemos dedicado a colocar los cables, los focos, los micrófonos, bueno, toda la parafernalia. Hacía mucho que no estaba en una casa sin WiFi. Mucho menos una casa de esa embergadura. O sea, se lo toma en serio, ¿eh?

Es una locura consistente, parece vivir en una mansión gótica, con vidrieras de colores y ladrillos negros y maderas nobles, y tercionelo rojo, y contraventanas que tapan la luz del sol... el pack completo de gótico culón.

La cocina no parece tocarla ni con un palo largo, aunque está guapa, pero mi ex tampoco y yo no lo acusaría de ser un vampiro, solo bastante vago.

Todo parece antiguo allí, como para rodar películas de época, pero yo no sé si es recreado o no. Ya iré sacándole cosas conforme pasen los días.

Si tengo que decirlo todo, la realidad es que me dio un poco de pena, porque lo que sí es cierto es que se veía solitario. Supongo que es normal, si tuviera un amigo o un novio que se cree vampiro creo que intentaría apoyarlo... pero desde lejos.

Y, en el hipotético e improbable caso de que lo fuera... pues en las pelis y libros queda genial, pero en la vida real parece un mierdón. No aceptaría tan fácilmente más allá de la fantasía calenturienta ¿Y si me pongo enferma de día? ¿Y si mis padres quieren picnic el domingo? ¿Y si mi amiga se casa de mañana? Nah, una mierda. Y dejando el narcisismo a un lado para él también, ¿no? Ver morir a todos cuantos te rodean, estar KO técnico la mitad del día, no poder comer chocolate... Mira que como sea verdad que tiene ochocientos años este no lo ha catado. No salen las cuentas.

Te seguiré informando, no tengo mucho más que contar hasta mañana. Besis, amiga.




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