Capitulo 2

Caminaba con Hanna por el parque el “Rosedal” me gustaba este lugar tenía unas áreas verdes muy notorias en la primavera, pero ahora que es invierno solo este cubierto de nieve. Una de nuestras primeras citas con Karl fue en este lugar, recuerdo que hicimos un picnic, teníamos una canasta con comida y muchos dulces.

Fue un gran día, pero también lo recuerdo por una pelea que tuvimos al irnos a casa, el carro de Karl se detuvo, intento arrancar varias veces, pero no se lo permitió, enojado golpeo el timón, se bajó del carro abrió el capón de adelante para ver si fallaba algo; no encontró nada. Baje del auto intente ayudar, el solo me ignoro y me mando a entrar de nuevo el auto, hizo un llamado para posteriormente entrar en auto e ignorarme.

A los minutos se dignó a hablarme, solo dijo “perdón” y es que el odiaba que las cosas no salieran bien y mucho menso cuando el las planeaba, nunca pensé que ese pequeño defecto podría terminar con toda nuestra relación.

―Bell ¡mira! ―dijo Hanna señalando una tienda de ropa donde se exhibían dos pijamas para compartir en pareja ―Eso quiero que me regales

Fue una hora que nos la pasamos caminando por las tiendas y ver que es lo que quería yo para navidad, absolutamente no encontraba nada, y si me preguntaban que es lo que quería para navidad era tenerlo a él.

Hanna me jalo del brazo y me llevo a la cafetería que menos quería volver a ver, o al menos no tan pronto. Miré a los al rededor, no lo vi, él no estaba.

De pronto ya me encontraba sentada en una de las mesas que se encontraba junto a las ventanas.

―Siéntate tomemos algo, hace mucho frio ¿Quieres un café caliente?

―Hanna él…

―Necesitas hablar con él

―Él se fue, él fue quien me dejo sin darme ninguna explicación ¿Por qué tendría que ser yo quien dé el primer paso?

―Porque el es muy orgulloso para poder volver a buscarte, si supieras que me pregunta todos los días por ti o buenooo las veces que este ebrio

El sonido de una bandeja caer hizo que brincara del susto, mi mirada fue directa a donde provenía el sonido.

Y fue ahí donde lo volví a ver y mi corazón volvió a estar feliz, la sonrisa tonta volvió a mí.

Sus ojos color azul, su cabello negro con risos, y su lunar en la mejilla izquierda, era todo lo que estaba bien con él. No pude soportar verlo, porque lo único quería era abrazarlo y llorar en su hombro y que el me diga que el todavía seguía amándome y que lo que me dijo solo era mentira.

Por inercia decidí salir del lugar, podía sentir como mis ojos ya estaban conteniendo mis lágrimas, sonó la campana de alguien salir de la cafetería.

―Hanna quiero irme a casa ―declare sin voltear

―Bell…

Su voz… después de dos meses su voz volvió a endulzar mi oído.

― ¿Cómo has estado mi Bell?

Volteé y volví a encontrarme con sus ojos azules que eran como un océano que había que navegar.

― ¿Eso te importa? ―solté una risa irónica ―Me dejaste, sin dar ninguna explicación

Se acerco a mí, lo aleje dándole un leve empujón. Estoy segura que si se acercaba más perdería la compostura y terminaría por perdonarle todo.

―Hay cosas que no te puedo contar, y sé que lo entenderías Bell pero esto va más allá ¿Entiendes?

―No, no entiendo. No entiendo varias cosas, siento que todo fue mentira porque si tanto decías amarme no me hubieras dejado

―Te dije que iba a irme de viaje por mucho tiempo

―Y eso fue una mentira! Te vi… caminando en esta ciudad, y estabas tan relajado y lo sigues siendo ya que veo que sales mucho ¿Conociste a alguien?

―Bell… hay cosas que no te puedo contar

― ¿Conociste a alguien?

―No

― ¿Entonces por qué me dejaste? Te grite que no quería que te vayas, que yo iba a estar para ti en cada momento iba a apoyarte

―No lo entiendes

―Y no lo voy a entender hasta que me digas porque me mentiste, Karl quiero odiarte, quiero pintarte como el villano de la historia, siento que odiarte va a ser que evite el dolor y se que no es la manera de dejarte ir, pero es la única que encuentro. Iré en nochebuena a tu casa para pasarlo con tu mama y Hanna, si quieres que solucionemos las cosas y si en verdad quieres que regresemos ve a casa, te esperare hasta las doce