Como si fuera mío

Capítulo 2.

Eleanor

¿Su esposa?

—¿Es su esposa?

—Así es, tenemos un par de meses sin vernos.

¿Meses? Él entró aquí hace menos de seis meses.

—No sabía que tenía esposa.

—Ahora ya lo sabes —sonríe. —¿Me dices donde queda su oficina? Lo extraño tanto.

—Si, por supuesto, pase por aquí, por favor.

La dirijo hacia la oficina de Clarence, mi respiración se ha agitado y estoy más nerviosa de lo común.

Toco a la puerta y después entro.

—Señor Clarence — le llamo—Su esposa está aquí, dice que quiere verlo.

Él no sabe qué decir pero al ver a su esposa cambia completamente su actitud para conmigo y con ella.

—Cariño— la llama amorosamente. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a verte, de hecho viaje con papá. Él dijo que venía hacia acá, dije ¿por qué no?

—Eleanor, podrías dejarnos solos.

Cierro la puerta avergonzada, humillada y sintiéndome tan pero tan estúpida.

Él está casado, tiene esposa.

—¿Elli? — me llama Celine, mi amiga en la empresa. —¿Estás bien?

—Tiene esposa — farfullo molesta. —Clarence tiene esposa.

—Oh, mierda— susurra.

—Ahorita mismo está con ella.

—Diablos, Elli. Sabía que Clarence es un hijo de puta, algo no me terminaba de cuadrar con él. Pero no te preocupes, él va a pagar caro…

—¿Podría alguien atenderme?

Escuchar esa voz me pone los pelos de punta, cada parte de mi cuerpo se eriza y recuerdo que posiblemente es el señor Hackett.

—Chao— Celine me abandona al darse cuenta de quien se trata.

Tomo una bocanada de aire puro y voy hacia donde el señor habla.

—Señor Hackett.

Vaya monumento.

—Al fin alguien se digna a venir.

—¿T-tiene mucho tiempo esperando? — susurro. Nunca me había temblado la voz.

—¿Usted es el señor Hackett? Lo siento pero no parece.

—¿Qué esperaba? Señorita — habla despectivo —Un viejo verde.

—De hecho.

Casi me ahorca con la mirada que me da.

—Soy Malek Hackett, hijo del señor Hackett. Mi padre no pudo venir, he venido yo en representación de él.

Oh, oh, habrá problemas.

—Oh, entiendo —farfullo nerviosa—Sigame hacia su oficina, por favor, el señor Roberto lo atenderá pronto.

—¿Dónde se encuentra él?

—A lo mejor está almorzando.

—Continúe.

Se me ha olvidado cómo caminar, casi tropiezo en el aire pero logro llegar hacia la oficina del señor. La mejor del edificio.

—Estaré a sus órdenes. Dígame si necesita algo más.

—Lléveme con el licenciado Clarence.

—O-key.

¿Por qué rayos con él?

Él continúa detrás de mí, no sé por qué presiento que quiere sacar un cuchillo y atravesarlo en mi espalda.

Es un hombre de tal vez uno noventa, cabello castaño y ojos ámbar, tiene barba y por supuesto que está guapísimo. Él se parece muchísimo a mi exnovio de la secundaria, hace como trece años de eso. Pero el apellido no me suena, no puede ser él.

—Señor Clarence —bajo la mirada al entrar pues él está besándose con su esposa.

—Una disculpa —murmura. —¿Tú debes ser Malek Hackett?

—Así es — se estrechan la mano. Al parecer no se conocían.

—¿Ha sido bien recibido?

—No del todo, pasaron cinco minutos antes de que alguien se digno a ir a mostrarme mi oficina.

—Era responsabilidad de la señorita Eleanor. — me mira enojado. —Como siempre tan incompetente.

Auch, eso duele más que saber que tenía esposa y no lo dijo.

Me metí con un hombre casado… qué vergüenza siento, no son los valores que mis padres me dieron.

—Lo lamento.

—No es su culpa — interviene la esposa —Yo la entretuve, le pedí que me trajera a tu oficina, cariño.

—Eleanor, traenos algo de beber.

—Enseguida.

—Voy con ella. —Le da un beso a su esposo y me acompaña hasta la cafetería de la empresa. En todo el trayecto no dice nada y yo tampoco —Soy Jolie, Jolie Dupont.

—Un gusto señora Jolie.

—Tu que tienes más tiempo que yo aquí ¿sabes si mi esposo ha estado coqueteando con otras mujeres? Ya sabes…— No sé a qué se refiere.

—No entiendo.

—Bueno, pues mi esposo es muy guapo y cualquier resbalosa querrá meterse entre sus brazos —suspira —. No quiero tener que intervenir.

Clarence me ama, hemos sido pareja desde hace más de diez años, ninguna ofrecida podrá quitarme a mi esposo.

—No comprendo por qué me dice eso.

—Nada — sonríe. Por favor, no me trago ese cuento. —Es solo para que se lo digas a las demás, así nos evitamos de problemas.

Bien, parece que esta loca y que además, defiende a capa y espada a su esposo que resultó ser un hijo de puta que la negó mientras estuvo conmigo.

Llevamos el café a la oficina, Jolie le dice a Clarence que debe irse porque tiene que hacer muchas compras y arreglarse las uñas, así es como solo quedamos nosotros tres en la oficina.

—Vengo en un segundo, necesito hacer un par de llamadas. Mientras tanto, señor Hackett continúe viendo los documentos, estoy seguro que no se va a arrepentir.

—Eso lo decido yo.

Clarence sale y yo me quedó sola con el señor, de reojo lo siento verme.

—Debes sentirte horrible.

—¿Perdón? — salgo de mi nube.

—Debe ser horrible saber que Clarence tenía esposa.

—¿De qué habla? — me hago la desentendida.

—Vi como los mirabas — se jacta. —Es muy evidente que tu y él tenían algo.

—No le incumbe, señor.

—Claro que no— cierra al archivo. —Tráeme algo de tomar a mi oficina.

—No soy su sirvienta.

—De ti depende que yo cierre este contrato.

Ay, por favor. Ni que yo fuera tan importante para que se quede solo por mí.

—¿Usted me conoce?

—Te reconocería donde fuera, Eleanor.

—¿A qué se refiere? Señor. Yo a usted no lo conozco.

—Me conoces — se levanta y acomoda elegantemente su saco —Soy Malek Hackett Mercier.

—¿De verdad eres tu? — No solo se parecía a mi exnovio, es mi exnovio. Con quien di mi primer beso a los tantos años, a los diecisiete ya me había olvidado de él y a los veinte ya era algo muerto.




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