Como si fuera mío

Capítulo 3.

Eleanor.

Venir a la empresa se volvió un martirio esta última semana desde que Malek está aquí.

No estaban tan equivocados cuando dijeron que era un hombre de pocas pulgas, sin paciencia, mandón y con carácter agrio.

—. ¿Me has traído las estadísticas del último mes?

—No.

—Fueron las que te pedí, Eleanor.

—Las puede ver en la computadora.

—Las quiero en físico.

—¿Sabe el tiempo que eso me va a tomar? Es mucho trabajo.

—Sé que estás trabajando aquí porque tu papá movió palancas, siendo así deberías poner más de tu parte. ¿No te parece?

—¿Por qué parece que todo el tiempo estás molesto conmigo?

Ríe en modo millonario.

Al menos eso dice Celine, quien está super arrepentida de no ser ella quien esté trabajando para él.

—No, Eleanor. La última vez que te vi tenías quince años, ¿Por qué tendría algo contra ti? — murmura.

—No lo sé, es lo mismo que quiero saber.

—No tengo nada contra ti. A menos que sientas culpa porque me dejaste vergonzosamente frente a todos nuestros compañeros.

Oh, verdad. No recordaba eso, yo era la típica niña rica que se creía comer el mundo y todo eso, la chica popular que todos le tienen envidia.

—Ni al caso, Malek.

—Es lo mismo que yo digo. Anda y tráeme esos documentos, el reloj sigue avanzando.

Imbécil, todos los hombres de esta empresa son unos patanes.

<>

—¿Por qué vienes así, cariño?

Ay, mamá. Si tan solo supieras.

—Nada, solo estoy cansada. Fue un día largo.

—Dímelo a mi— canturrea mi hermana. —Tengo unas compañeras de trabajo que me están haciendo la vida de cuadros.

—¿Por qué? — Dejo mi bolso en el sofá.

—Sabes que soy de aprendizaje lento. Se burlan de mí todo el tiempo, las odio.

—No les hagas caso —la consuela mamá. —En la vida te vas a topar con toda clase de personas, solo no les pongas atención o acabarán ganando.

—¿Y tú que tienes?

—Nada, solo pasa que el nuevo socio de la empresa es Malek.

—¿Qué, Malek Hackett?

—Sí.

—Tu novio hace un tiempo ¿no?

—Efectivamente.

—¿Y? ¿Por eso traes esa cara? Un ex no significa nada. Además tenían quince años.

Si supiera lo que está pasando, es todo un lío estar en la empresa, ver a Clarence con su esposa y que me ignore. Además de que no me ha brindado una conversación coherente, también añado a la lista que Malek me está sacando de mis casillas. Al saber que entre Clarence y yo había algo, se ha agarrado de eso para sacarme de quicio y tirar comentarios punzo cortantes.

—Me iré a dar un baño y luego dormiré.

Quiero olvidarme pronto de todo.

Que Malek está en la empresa cuando debería haber venido su papá, definitivamente la suerte no está de mi lado.

Ruego para que mañana sea un mejor día.

<>

—Feliz cumpleaños, Eleanor.

—Gracias, Celine.

—¿Cómo estás? — acaricia mi brazo.

—Bien, bueno, no tanto.

—¿Por qué? No me digas que te sigues sintiendo mal al ver a Clarence con su esposa.

En parte sí.

—No del todo.

—Ya olvídalo, Elli. Él no te merece, tu mereces algo como el licenciado Malek, ese hombre que está que se cae de bueno.

—¿Qué? Claro que no, estás loca — me jacto. —Ese hombre no se ama ni a él mismo. ¿Crees que puede amar a alguien más?

—Supongo…oye, ya que no hiciste tu fiesta de cumpleaños ¿por que no vamos a tomar algo? No me digas que no, soy la amiga mala influencia.

—Bien, vamos.

Arquea una ceja.

—¿Así nomás, a la primera aceptas? – se extraña —Vaya, me asombra esta nueva tu.

—Quieres ir o no…

—Oh, course.

—Solo no me emparejes con hombres que no van conmigo.

Cada que salimos intenta encontrar pareja para mí, debería hacer lo mismo por ella. Ambas estamos en la misma edad y no tenemos perro que nos ladre.

— Ya me vi sobre la mesa bailando.

Salimos de la empresa directamente hacia el mejor bar.

Había pedido el sábado para mí fiesta de cumpleaños pero al fin no lo quise tomar, no hice fiesta y excepto mi familia y mi mejor amiga se han acordado de mi cumpleaños.

De cien amigos que tengo en mi celular, dos se han acordado y otros más porque cumplen el mismo día que yo. Y yo soy esa amiga que siempre se acuerda de los demás pero nadie de ella.

—Esto es ambiente.

—Nuestra ropa no es para este ambiente.

—Tienes razón, parecemos abuelitas pero abuelitas calientes.

—Mejor voy a pedir algo de tomar.

—Pídeme lo más fuerte de la casa.

Me acerco al tipo de la barra y pido dos tragos de los mejores, es mi cumpleaños y lo amerita.

No todos los días cumples veintisiete.

<>

Despierto en una cama que no es la mia…tampoco el techo se me hace conocido y pues las sábanas menos.

Mi cama es cómoda pero no tanto.

¿Qué pasó anoche?

¿Dormí con un desconocido? ¿será guapo o un viejo verde? Mierda, que rayos me paso para perder así la cabeza. En el lado que debería estar la otra persona no hay nada, solo un espacio frío.

Lo que sí hay en la mesita de noche es una nota y una aspirina.

<La necesitarás>

¿Eso es lo único que su diminuto cerebro logró escribir? Al menos hubiera dejado una nota de quién era o algo. ¿No?

La habitación está casi vacía, solo está la cama y la apariencia del lugar da escalofríos. Todo es en colores oscuros. Me levanto y reviso mi cuerpo, no tengo signos de haber sido abusada, todo lo que hice lo hice bajo mi consentimiento aunque no lo recuerde una mierda.

Busco en las cajones de la mesa de noche y solo encuentro un reloj peculiar con las iniciales MH dentro. Debe ser la marca, yo que rayos sé, no soy relojera.

Salgo del departamento que se encuentra en una zona residencial, empiezo a caminar pero un auto negro no deja de seguirme.

—Señorita — habla alguien desde la ventana del auto. Aligero mi paso. —No tenga miedo, soy el chófer del señor. Me ha pedido que la lleve a su casa.




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