Como un perro encerrado y confundido despierta de su aturdimiento. No sabe dónde está ni cómo ha llegado allí. Un dolor punzante recorre su cuerpo. ¿Cuánto tiempo lleva inconsciente?
Mientras intenta adaptarse a la penumbra, una risa malévola y siniestra lo paraliza por completo. La reconoce al instante y, atemorizado, intenta levantarse.
- ¿Pensabas seguir durmiendo?
Es su esposa. Aunque su voz parece calmada, él sabe lo que se oculta tras esa apariencia. Al otro lado de la habitación escucha los sollozos de su hija.
- Es tu culpa. ¿No piensas hacer nada? ¡Eres un inútil! - dice la mujer.
- ¡No! Tú siempre gritas y me pegas. ¡Nunca me has querido! - responde la niña, pero su madre parece no escucharla.
En el suelo yace un papel: “Sólo dos saldréis de aquí”. Ambos se miran confundidos. Sin vacilar, la niña saca un cuchillo que encuentra en su chaqueta, tiene muy claro lo que va a hacer:
- Pagarás por lo que hiciste. ¡Tú me mataste!