Con espias y civiles

Prólogo

Veinte años atrás...

La vida es algo que todo el mundo llega a preguntarse en algún momento, uno no sabe de dónde viene ni que es lo que nos espera a futuro, pero hay que tener presente que pase lo que pase, tu estas aquí por algo, solo es cuestión de que lo descubras.

Los relámpagos suenan muy fuerte mientras le hacen compañía a la lluvia que no para. Logre ver tras la ventana como las gotas caen por el vidrio, una por una haciendo competencia a sus hermanas y hermanos.

Las luces de la ciudad se ven espectaculares. Hasta parece que a la gente no le importa que esté cayéndose el cielo.

Tome mi taza de café y la acerque a mis labios mientras veo las gotas sin parar. Cuando los días están así era una pereza trabajar.

Afortunadamente tengo vacaciones, tres días nada más pero algo es algo, ser el jefe de una organización muy importante te deja exhausto y sin vacaciones.

Acomode la cobija en mis pies y trate de relajarme, mañana será un día genial para poder salir y divertirme un buen rato y sin nada que lo impida.

Escuche unos ruidos en la parte trasera de la casa y me asusté, sin hacer ruido me pare y saque mi arma del cajón de la cocina. Aunque la zona es segura no tengo vecinos en la parte de atrás, solo hay un pequeño baldío y que es dividido por mí cerca de madera.

Debo comprar ese maldito terreno así nadie podrá entrar ni husmear por él. Abrí la puerta lentamente y salí al porche para ver bien si había alguien.

¿Tal vez fue un gato? ¿O perro? Nadie saldría en su sano juicio con esta tormenta ¿o sí?

Salí al patio y la lluvia no tardó en mojarme sin piedad, escuché atentamente mientras revisaba si fue un animal o alguna persona pero nada.

Escuche como si alguien llorara y me acerque a la valla de madera. Cuando abrí la puerta para ver qué pasa en aquel baldío encontré a un bebé llorando.

Este sentado cerca de la madera todo empapado mientras lloraba, su carita estaba toda empapada y             roja. Dios, ¿quién deja a un bebé sin protección debajo de una tormenta?

Por instinto lo tome de las axilas y lo cargue mientras veo si hay alguien pero nada. Una bolsa enorme llamo mi atención y la tomé para después correr a la casa y resguardarnos de la lluvia.

Tome algunas toallas del cajón y comencé a secarlo, mientras lo hacía me di cuenta de que es una niña de no más de cinco meses. Sigue llorando y trate de calmarla.

No esoy experto en bebés pero algo sabia del tema así que trate de aplicar mi bajo conocimiento. Vacíe la bolsa en la mesa y encontré algunos pañuelos, ropa, pañales y leche. Encontré un conjunto y se lo puse para que no se enfermara.

Después de un rato dejo de llorar y me dejo ver unos hermosos ojos cafés como los míos. Su carita redonda y cachetes gordos al igual que sus brazos y piernas. Es muy bonita.

—Hola pequeña— la saludé pero ella me ve raro, como si quisiera llorar otra vez así que entre en pánico y comencé  hacer caras raras para que no llorara, funcionó completamente— ¿quién puede dejar a una cosita tan hermosa como tú?

¿Quién puede ser tan cruel como para abandonar a un ser inocente como ella?, aquí es un delito hacerlo.

Revise todas sus pertenencias y encontré un pato de peluche que en cuanto lo vio estiró los brazos para que se lo diera, el pato esta mojado y no puedo dárselo pero demando molesta con ruidos de bebé.

Tendré que lavarlo cuando se duerma o puede enfermarse, se lo di y revisé lo demás. Había una bolsa con hojas y las saque una por una, papeles de adopción y certificados de nacimiento.

Abrí el sobre color rojo y saque una hoja de papel blanca.

Si estás leyendo esta carta es porque encontraste a esa niña, yo no puedo hacerme cargo de ella, le dije a mi pareja que no la quería y me obligo a tenerla para después morir y dejarme sola. No puedo dejarla en un orfanato porque es un delito, aquí en Francia no se puede abandonar a niños y bastante me estoy arriesgando.

Si tú que les está carta eres buena persona entonces sé que la niña estará bien y feliz. Pero si no lo eres solo espero que le vaya bien.

Dale un nombre, ella no lo tiene...

¿Cómo es posible esto? Volteé a ver a la niña y estaba jugando con ese pato de peluche. La tomé otra vez en brazos y le hable.

—Tu mamá sí que es muy mala, pequeña— le sonreí mientras me veía extrañada— te ves tan solita e indefensa como un pequeño gatito— empezó a chupar una de sus manos.

Yo no tenía hijos ni nada, mi trabajo no me permite tener una familia o al menos no una pareja que no estuviera en mi círculo, pero al verla me entraba paz así que me decidí.

—Nick y la pequeña Kate...



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En el texto hay: familia, amor, acion

Editado: 20.08.2024

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