Con espias y civiles

Capítulo 7

Al siguiente día fue igual de aburrido que ayer, las mismas clases que en parte me gustan pero también disgustan.

Tengo millones te tareas y es agotador, aunque debía admitir que mantenían mi mente en otra cosa que no sea misiones o peleas.

Y hablando de peleas, resulta que mi queridísima mejora amiga Amber me odia por ser la compañera de Ben en clases de baile, que viendo la situación yo no tuve la culpa pero decido darme más guerra que antes.

Cuando paso por los pasillos se ríe de mí junto a sus amiguitos, bola de idiotas. Lástima que no pueda golpearlos, me daría tanta satisfacción hacerlo pero no puedo.

Se ríen de mis hermosos lentes de lectura, las chicas con lentes son sexys y ni se digan los chicos, aparte de que no tiene nada de malo usarlos. No te hace mejor ni peor persona.

También de mis sudaderas, suéteres; como los llamen en este país. Son increíbles, solo por ello no odio tanto a mi padre. ¿Quién iba a decir que usar esas cosas sería lo más cómodo del mundo? Para alguien que está acostumbrada a usar ropa súper ajustada, esto es gloria.

Así que sus comentarios ni me rosaban siquiera.

Tuvimos algunas clases libres porque los profesores entraron a junta y a pesar de que quería irme no nos dejaron abandonar la institución, por lo que Bea y yo fuimos a la biblioteca a matar el tiempo aparte de que siempre esta medio vacía.

Después de estar un buen rato perdiendo en tiempo decidió hablar.

—¿Puedo hacerte dos preguntas y no te enojas?—parecía nerviosa, ¿acaso le daré miedo?

Vamos que yo no muerdo... al menos no literal.

—De todos modos vas a hacerlas— conteste mientras veía algunos papeles importantes que saque de internet.

—¿Si tienes novio?, es qué me quede con esa duda y no respondiste quien era ese Nick—volteó a verla de repente, capto mi mirada no muy agradable—bueno tal vez no deba preguntar, a lo mejor no te gusta mencionarlo o estás enojada con él... — sus palabras se volvieron cada vez más bajas.

—Si estoy enojada con él por razones que no puedo decirte—entonces estalle en carcajadas por su cara preocupada, en verdad ella y yo seríamos un equipo excelente en acción— Bea, Nick es mi papá. Solo que casi no le digo papá sino por su nombre o gruñón Nick y si, se podría decir que es mi novio y solo mío. Es mi gran pilar.

—Creí que había metido la pata—¿qué significa eso? Tendría que buscarlo después— ¿no se te hace raro llamarlo así?

—Aunque no lo creas es un fastidio, a veces parece más mi hermano que mi padre— dije.

Después de platicar un buen rato de mi horrible pero hermoso padre salimos de la escuela y fuimos a un centro comercial a comprar helado.

Tenía tanto tiempo que no salía con alguien a pasear que olvide lo bien que se sentía.

Revisamos todas las tiendas de ropa a pesar de que yo compre una blusa Bea solo se limitó a ver, no entiendo su actitud.

Nos fuimos para la sección de juegos, amo esos lugares, son muy entretenidos. Son como los casinos; adictivos.

Vi como mi amiga veía los juegos fascinada pero a la vez triste... espera ¿dije amiga? ¿En verdad es mi amiga? Hace mucho que no tengo una.

Al parecer solo se puede jugar pasando una tarjeta con saldo así que fuimos al mostrador y compre una metiéndole unos cuantos dólares de saldo. Ahora sí, a divertirse.

—No creo que debamos gastar en algo así, bueno que gastes tu dinero— dijo. ¿Será por el dinero? A lo mejor no trae y por eso dice eso.

—Ya la compré— se la mostré—.¿Si es por el dinero? no te preocupes.

Fui hasta una máquina de zombis que tenía dos pistolas como armas. Perfecto.

—¿Juegas? — le dije pero ya había pasado la tarjeta para las dos—es mejor que te des prisa porque te matarán.

Después de mucho tiempo logramos completar toda la partida y quedar como primeras en todo el juego.

Era de esperarse, soy buena con las armas. Mi entrenamiento ha dado frutos.

Salte de felicidad y al hacerlo mi espalda chocó con un chico sin querer.

—Lo lamento— me disculpe. Jamás me disculpo.

—Fíjate, estúpida cuatro ojos— hijo de puta. Todavía que me disculpe.

—Fíjate tu idiota, ahora lárgate antes de que mi hermoso pie termine en tus bolas— la hostilidad de mis palabras asombro a Bea pero hizo que el chico se fuera sin decir nada más.

—No me esperaba eso— dijo sorprendida— ¿por qué si eres así no le dices algo a Amber cundo te molesta y te dice esas cosas?

Aquí está la segunda pregunta que no se animaba a formular.

—No has visto su cara, le duele más que la ignore— obviamente no me creyó— bien— solté fastidiada—.Es porque no tengo permitido hacerle nada, en realidad tengo prohibido meterme en problemas. Debo ser una alumna modelo.

—¿El gruñón Nick te lo ha prohibido? —pregunto y yo asentí.

Ambas nos reímos de eso y seguimos jugando, ahora ya se estaba divirtiendo más y eso era bueno.



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En el texto hay: familia, amor, acion

Editado: 11.10.2024

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