Trate de ayudarles a servir la cena pero no me dejaron, una vez todo servido oraron y yo traté de seguirles el ritmo, jamás había hecho esto en mi vida.
La señora Carmen nos sirvió y yo vi mi plato con deseo, huele delicioso, cada uno tiene su vaso con agua de piña y nos dispusimos a devorar ese manjar.
No pude evitar gemir de placer, esta delicioso y no dude en decírselo.
—¿Por qué no nos platicas de ti, querida? —Aquí vamos— ¿tienes hermanos?
—No, soy hija única— rápido me acordé del bebé— bueno si tengo uno, viene en camino pero no sé qué es. Mi padre se niega a saber el sexo, a Cindi y a mí no nos quedó otra más que aceptar.
—¿Por qué llamas Cindi a tu mamá? — Dijo de repente Beatriz— mi mamá se llama Carmen pero no le digo así, la llamo mamá al igual que Bea.
—Porque yo no tengo mamá pequeña—conteste su pregunta y se hizo un silencio incómodo—Cindi es la reciente esposa de mi papá pero no es mi mamá.
—¿Y qué le pasó a tu mamá? ¿Se murió? — sí que es curiosa.
—No lo sé, no la conozco. Me abandonó cuando era un bebé— comí otro pedazo de ese pollo. Dios lo amo.
—Beatriz deja de hacer esas preguntas—la regaño su padre— lamento el comportamiento de mi hija—se disculpó.
—No se preocupe, a mí no me afecta en absoluto. Es un tema cerrado, nunca le di importancia— le dije indiferente.
—Oí de mi hija que eres buena en francés y le has ayudado con esa materia— la mamá de mi amiga trató de cambiar el tema.
—Sí, la verdad mi papá se encargó de que tuviera buena educación— conteste.
Seguimos platicando por más rato mientras comía esa exquisitez, casi me la terminaba esta deliciosa, algo tiene que sabe riquísimo. Sin dudar el jugo era lo mejor, le daba ese toque casi orgásmico, a la comida. Jamás lo había probado.
Me platicaron mucho de ellos y en donde trabajan y lo que hacen, son una familia muy unida.
—¿Quieres que te sirva más cariño? —pregunto y yo dije que sí, no voy a desaprovechar.
Senti un ligero picor en la garganta, como un hormigueo, como si la trajera irritada, aún estoy batallando un poco con los condimentos de este país.
—¿Sucede algo Catalina? — pregunto Bea.
—Siento un hormigueo en la garganta, pero no es nada— dije, no sé porque sentí que me faltaba aire, como si no llegara el suficiente a mis pulmones.
La señora me acercó mi plato y yo me estire por el hasta que escuche a la pequeña Beatriz hablar y sentí terror.
Verdadero terror...
—Mamá amo tu pollo con verduras y jugo de naranja— solté el plato y cayó en la mesa manchando todo.
Me pare tan rápido que la silla también cayó para atrás mientras sentía pánico, no puede ser. Nooo.
Mire la comida con horror y después a Bea. Corrí hasta su baño para devolver todo pero ya era tarde, tengo la garganta cerrada y me cuesta respirar. Maldición.
—¡Catalina! ¿Estás bien? — entro asustada.
—Tienes que llevarme al ho... hospital— mi voz salió entre cortada—soy alér...
Mierda me sentí mal, muy mareada, caí completamente al piso mientras era sujetada por alguien. Como bastante con para que me sienta así.
Visión nublada y no podía pensar bien, sentí un ligero movimiento como si alguien me cargara. Eso fue lo último antes de dormirme.
Bea
Esta inconsciente, papá la tomó en brazos y fuimos hasta el hospital, que bueno que hay uno cerca de la casa.
Entramos haciendo mucho alboroto, papá pedía rápido la ayuda de un médico y algunos enfermeros trajeron una camilla donde la depositó.
Su boca estaba algo inflamada y roja así que fue lo primero que revisaron los enfermeros.
El doctor llegó rápido para evaluar la situación y pregunto qué pasaba.
—Estábamos cenando y comenzó a sentirse mal, dijo que le hormigueaba la garganta, no está respirando bien—dijo mi madre rápido.
—¿Es alérgica a algo? — mis padres no supieron responder. Y yo pensaba que le había causado la alergia, ella dijo que amaba el pollo, ¿será las verduras?
Piensa maldita sea, piensa. Entonces lo descubrí.
—Jugo de naranja— susurre—Catalina odia, le da asco el jugo de naranja, en la escuela una vez me dijo que como podía tomar eso, la comida tenía jugo de naranja— le dije al doctor.
Él asintió y se fue con los demás para atenderla.
Llevábamos dos horas allí y yo ya había sucumbido al llanto y miedo, ¿cómo pudo pasar esto? Es mi única a amiga y ahora está en peligro. No creo que nos perdone algo así.
Mi mamá en todo momento me abrazaba mientras yo lloraba.
Mi padre se acercó para dar algo de información de ella pero no teníamos mucho, pregunto cómo estaba y la encargada nos dijo que tuvieron que hacerle un lavado de estómago y algunos análisis para ver que tiene.
Solo esperaba que estuviese bien.