Tuve que regresar a la escuela aunque no quisiera, mi padre dijo que sería lo mejor para recuperarme bien y yo lo odio por mandarme. Durante todos los días que pasé en mi casa Nick estuvo al pendiente hablándome y platicando conmigo durante horas al igual que Cindi.
Lo más gracioso es que descubrió que yo soy la que usa su tarjeta de crédito. Creyó que era su esposa pero como no es así, termino sabiendo la verdad. Su cara fue épica, solo por eso alegraba mis días cuando.
Llegue al edificio donde me torturarían el resto del día y como de costumbre muchos se me quedan viendo. Falte muchos días aparte de que antes del incidente pasó lo de la cafetería. Estoy segura de que piensan que tuve miedo y por eso no vine. Cualquier cosa es posible, en la mente de estas personas.
Por los pasillos todos cuchichean mientras paso, idiotas. Sin muchas ganas me tope a Bea, esta apenas me vio sus ojos brillaron como si me extrañará y estuviera feliz de verme.
Yo también deseaba verla, me acerqué a ella porque no hizo ningún movimiento de acercarse a mí. ¿Estará molesta? porque yo no.
—Hola— le dije, en cuestión de segundos me abrazo y lloro pidiendo disculpas por lo ocurrido.
Vamos Katerine ya estuviste hablando contigo misma, ellos no tienen la culpa. Ella es tu amiga, por fin tienes una, hace mucho que no haces amigos.
—Ey no pasa nada, no estoy molesta— la abrace.
—No quisiste que te viéramos—buen punto. Limpie sus lágrimas.
—La última vez que tuve una experiencia con mi alergia no fue muy bonita que digamos—explique— fue algo muy traumático.
Espero no arrepentirme de esto, en verdad lo espero. Me quité el collar que traigo y nunca me quito, se lo mostré.
—Este dije en verdad es muy importante para mí, no sabes cuánto— le dije— yo tampoco tengo amigos Bea, no me gusta relacionarme con nadie y te lo voy a dar para que veas que eres mi amiga y deseo que siempre lo seamos.
Se lo puse, ese collar tiene un significado muy importante, aunque me duela verlo todos los días.
Es una preciosa cadena de oro junto con un rubí en forma de corazón, demasiado hermoso.
—Es precioso—dijo mientras lo sostenía con su mano.
—Así es, cuídalo mucho o me enojare— le advertí.
Sentía paz en mi interior, como si hubiera hecho lo correcto.
Entramos a la clase de baile y Benjamín en cuanto me vio llegó hasta mí para preguntarme como estaba. Tener su atención hace que mis mejillas se pudieran coloradas.
Se siente bien tener gente así a mi alrededor, ¿él también podría ser mi amigo? Espero y si, es increíble...mente guapo. Hay dios, creo que me gusta.
La profesora dejó que descansara y yo acepte, no tengo muchas ganas de bailar obviamente Amber le encantó y disgustó por partes iguales mi situación, pero viéndolo bien salió ganadora porque le tocó bailar con mi pareja.
Debo decir que eran la más desastrosa de todas pero ella seguía intentándolo, no sé porque me agrada. Estar en este país en verdad está afectando mi cerebro.
Una cosa es tener una amiga y posiblemente un futuro amigo pero que esa estúpida me caiga bien ya es mucho, creo que necesito ver un doctor con urgencia.
Llegamos a la clase de francés y pregunto si venía preparada, rápido hice memoria y recordé que la semana pasada dejó presentaciones y por lo que veo soy la única que falta. La verdad ni me acordaba de eso pero como yo ya se, me pare al frente y compense hablar.
Platique algunas cosas que me gustan otras que no, en algunas ocasiones me equivocaba en las palabras o hacia pausas para que la maestra y los demás no sospecharan nada.
Cuando termine me veía atentamente y simplemente agradeció que pasara al frente a presentarme, muchos se me quedaban viendo y yo los ignore. La clase siguió normal, algunos miran al frente aburridos, otros escribían en sus libretas o están atentos a sus celulares. La única que podía atención era Bea y Amber. De la chica que se sienta a mi lado lo creí pero de mi enemiga era muy raro.
El timbre sonó y todos literal salieron corriendo del salón. Vamos, el francés es bonito no tienen que tenerle miedo.
—Catalina quiero hablar contigo— me detuvo la profesora— ve a tu clase Bea ella irá en seguida— no queriendo obedeció y me quede sola en el salón con la mayor.
—¿Sucede algo? — no sé porque estoy nerviosa, ¿hice algo malo? No entendía porque me dejaba al final de la clase si no he hecho nada.
—Es sobre tu exposición, voy a ser honesta Catalina y quiero que tú también—se cruzó de brazos, está en su asiento mientras yo estoy parada frente a ella— sé que estuviste en el hospital y espero que te sientas mucho mejor pero yo sé perfectamente que nadie estudia en los hospitales y tú no lo hiciste.
No entiendo a qué se refiere, no sé cómo estuvieron las exposiciones de los demás pero la mí fue muy buena y bien pronunciada.
—Veo tus notas y son impecables, los maestros les encanta tenerte en sus clases aunque no hables mucho. Todas las tareas que me has entregado son impecables, incluso cometes errores para que no me dé cuenta de tu buena escritura— mierda, creo que ya sé a dónde va esto— cuando hiciste tu exposición supe que tienes buena pronunciación y tus equivocaciones son intencionales— se paró de su silla— eres lista, es más, me atrevería a decir que demasiado inteligente pero yo llevo en este trabajo muchos años y se cuándo un estudiante miente— ok esta maestra si es muy lista aunque viendo lo bien yo no hice esfuerzos en ocultarlo— hablas francés.