Condename Ayer. Saga Destinos Cruzados

XIV. Situaciones incomodas

Arsher

¿Cómo puede simplemente ignorar lo que sucedió?

¿En serio soy yo el equivocado?

Eso lo dudo porque esos ojos que semejan un cielo despejado no los olvidaría nunca, pero a ella sí y debo hacerme a un lado hasta descubrir que en realidad se trata de… ella, de la chica que salve de un final monstruoso porque ese hombre la habría matado. Por salvarla a ella fui a la cárcel y lo haría de nuevo por ella y por alguna otra, ni siquiera es porque me siento un BoyScout, sino que ese hombre no debía hacer más daño y no me arrepiento ni por un segundo de haberlo enviado al infierno con toda su maldad.

Solo que de haber llegado un poco antes ni siquiera la hubiese tocado, pero posiblemente no estuviese aquí. En definitiva, es una mierda querer que alguien reconozca una situación que al parecer no recuerda.

O quizás si la ha olvidado porque como me lo ha planteado Tisha, su cerebro debe haber bloqueado los recuerdos dolorosos y yo soy uno de ellos.

— ¿Qué pasa hermano? – Narco me saca de mis cavilaciones — ¿acaso viste un espanto?

— ¿Un fantasma? ¿Acaso te perdiste el estrujón que le propino Mackenzie? – Yarel muere de risa ante las palabras de Drago — debe estar atontado aun por el beso que le dio la mujer más hermosa de la universidad…

— Si sabes que el chico golpea de miedo, ¿no? – el pequeño gigante asiente con una expresión falsa de temor y no sé si reírme u ofenderme — entonces no busques problemas con el – sugiere Thiago, cosa que agradezco porque no deseo hablar en este momento.

De pronto un gol nos saca de la platica tonta y nos levantamos para aupar al equipo de las chicas, la chica del brazo tatuado da una vuelta alrededor de las oponentes para celebrar su victoria y de regreso a su lugar se queda un momento platicando con… ella. No tengo claro que cosa le dice porque nos encontramos lejos, pero después de ello la pequeña chica juega con pasión y hasta con locura.

— ¡Hey, la nueva es todo un coñazo! – mi cuerpo se pone rígido enseguida — juega muy bien…

— Banks – Drago pronuncia esa palabra como una oración y todos giramos a verlo — su nombre es Melody Banks – aclara y su sonrisa expresa muchas cosas...

— ¿Y tú que cono sabes? – regana Narco a su hermanito que se encoge de hombros.

— Somos compañeros de clase y yo… bueno, la conozco un poco – alardea como si fuesen íntimos y mi cuerpo experimenta un latigazo casi inmoral de celos.

— Ni siquiera se te ocurra mirarla, al parecer ya Derek la ha marcado como suya – giro hacia Thiago tan rápido que la cervical sufre.

— ¿A qué te refieres? – todos me miran incomodos — soy nuevo – digo poniendo los ojos en blanco. — No se dé que demonios hablan, – niego por la obviedad.

— Derek es el grandulón – comenta Narco. — El que noqueaste en el ring – asiento para que continúe —, el muy imbécil se cree el dueño de la universidad porque es el hijo del decano…

— Y de todo lo que hay dentro de ella, incluso las mujeres de primero…

— Ten cuidado con lo que dices Thiago, recuerda lo que sucedió la última vez – exhorta Narco.

— No le temo al imbécil, tampoco soy un soplón así que puedes decir lo que sea que importe en este momento – todos se miran entre si — ¿Qué? – todos se quedan mirándome y la incomodidad aumenta, no quiero que por el interés que estoy presentando comiencen a preguntar tonterías.

— Eres demasiado protector, esa actitud te va a traer problemas, – miro a Yarel como si estuviese loco — no puedes protegerlas a todas…

— Claro que no, pero puedo intentarlo hasta que el idiota tome medidas al respecto – sonrio hacia la pista posando la mirada en Mackenzie —; otro Knockout le vendría de maravillas a él para que baje un poco el tamaño de su ego y a mi para demostrar que los tipos como e/l son una mierda – hago el amago con los puños y todos ríen de nuevo haciendo loas y silbando hasta que observamos un grupo de médicos entrar a la pista.

No puedo describir la emoción que se apodera de mi cuerpo al observar a Melody Banks en el piso, inmóvil. Sin embargo, siento una angustia desconocida que se aloja en mi pecho que, en lugar de doblarme hacia adelante, mis pies toman vida propia bajando la escalera casi corriendo para enterarme de lo sucedido – realmente quiero saber si se encuentra fuera de peligro – y de ese modo poder ayudar.

[***]

Me encuentro fuera de la enfermería con los chicos, aun no sabemos nada, pero mi corazón late como si quisiera salir del pecho y me cuesta mucho respirar. No puedo calificar esta emoción como una crisis de pánico o ansiedad, pero se parece mucho sin embargo trato de que no se me note. Mackenzie sale por la puerta improvisada con una cortina plástica dándole al lugar una impresión sanitaria asquerosamente conocida para mí, mi primer impulso es abordarla para preguntar, pero mi conciencia se aclara y le abrazo muy fuerte.

Por poco me pongo en evidencia.

— ¡Jesús Mack, estas bien! – hago la afirmación para disimular mi interés ante la situación, ella me aprieta muy fuerte — por un momento pensé… - respiro cerrando los ojos para sosegarme un poco, este descontrol es una mierda — ¿Qué paso?




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