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Primeras Casualidades

Yo siempre he sido una chica ejemplar, empecemos por mi vida académica...
Desde pequeña me han educado para saber que está bien y que está mal, lo normal en un niño o niña pequeño de buena familia, bueno pues yo no soy como los demás, a mí me enseñaron a vivir por y para la escuela... Si, si, lo sé, suena extraño, pero... ¿Qué sería de mí sin mis excelentes calificaciones?
En realidad no lo sé... Y no me gustaría saberlo, como lo dije soy una chica ejemplar, desde los 4 años mi aprendizaje es excelente y no tengo problemas... O eso creí hasta hoy.

[...]

Hoy entro a mi primer año en el instituto, en verdad no sé porque me empeño tanto si fácilmente podría ir directamente a la universidad pero mis padres aún creen que soy una bebé para tener mí libertad...¡Agh!

¿Qué tan difícil es solicitar una plaza para una alumna de excelencia académica? Bueno al parecer para mis padres muy difíciles...

En realidad no es difícil solicitarla, ya lo sabes pero es tu miedo. ¡BEBÉ!

Estoy tan nerviosa, no me gusta conocer gente nueva, me da pavor, sinceramente puedo llegar a ser una buena persona que se relaciona con todos, pero jamás, JAMÁS en mi vida me habían cambiado de escuela y nunca he sentido que se siente ser la nueva, aunque tengo la esperanza de no ser la única.

Estoy parada frente a la escuela, agarrada de la mano de mi mamá, y si se preguntan por qué, afortunadamente mi casa queda a tres cuadras del instituto, así que para mi madre hoy es fácil traerme antes de ir a su trabajo. Estoy literalmente aferrada a su brazo y creo que la estoy lastimando pero no me importa, no pienso entrar sola y buscar mi grupo en medio de tanta gente... Puedo ver gente de todo tipo, desde padres con niños pequeños esperando, hasta padres llorando por dejar a sus hijos a su "Suerte", ni que se fueran a mudar  aquí...

Entramos y lo primero que veo es un patio principal enorme, nunca había visto la escuela, solo por fotos pero nunca creí que fuera tan grande. Pasamos sobre un techado y en medio de este, hay una pizarra con papeles pegados, al parecer no alcanzó el presupuesto para colocar algo más que hojas.

Me volteo a ver a mi madre y al parecer intenta ver en las hojas mi nombre en los primeros años, así que con voz temblorosa y apenada

— Voy yo mamá, al final me veras subir a mi grupo y llegando a casa te cuento de qué grupo soy ¿sí? — mi madre se me quedó viendo por lo que parece una eternidad y asintió seria, sé que no le gusta que la aparte pero son mis cosas.

Tomó el valor de atravesar sobre la masa de cuerpos y me paro enfrente de la pizarra pero al estar buscando mi nombre, alguien me empuja desde atrás, me volteo molesta y observó a un chico pequeño y moreno de ojos chocolate, con una sonrisa apenada.

— Lo siento, no quería empujarte es que me tropecé con alguien cuando pasaba entre todos... — guardo silencio un momento pensando que más decir,  puedo ver cómo pasa saliva — Solo quiero buscar mi grupo y salir de aquí, ¿tú no? — por un momento se me había olvidado a lo que venía, vi más atrás y mi mamá estaba con su cara tan pacífica y común de siempre que ya no me preocupo.

— Si tienes razón — dije y me volví para seguir buscando mi grupo, cheque el grupo A, después el B y hasta que llegue al C encontré mi nombre. — ¡Bingo! — grite en voz un poco alta, nadie se dio cuenta o eso creí hasta que gire mi cabeza a la derecha y vi al chico con una sonrisa burlona en sus labios.

Me disculpe con otra sonrisa y me abrí paso hasta llegar al patio trasero, llegando a él mi mamá a lo lejos me dijo con señas que fuera a formarme, observe que varios profesores tenían cartulinas con un respectivo grupo, así que como yo era primero tuve que ir hasta el otro lado del patio.
Me forme detrás de una chica que supuse iba a ser de mi grupo y me quedé quieta, hasta que sentí unos brazos en volverme y apretarme, sólo había una persona que conocía aquí y no pensaba verla tan temprano, me giré entre sus brazos y vi hacia arriba con una sonrisa forzada.
Y ahí estaba Beth, mi amiga de toda la vida desde tercero de preescolar, — ¡Hola Emma! — dijo eufórica y con esa voz con la que ya estaba familiarizada. Sonreí sin tanto entusiasmo

—Hola Beth, pensé que te vería hasta cinco minutos antes de la hora, ¿qué ha pasado? ¿Dónde está mi amiga la impuntual? — ella sonrió y soltó una risa.
—No puedo creer que me conozcas tan bien pero eso va a cambiar, ahora quiero ser alguien diferente. — me le quede viendo y solté una pequeña risa, Beth me miró confundida y preguntó — ¿Qué es tan gracioso Em? —Volví a reír y negué con la cabeza.

—Llevó escuchando eso más de 4 años y nunca has cambiado el ser tan impuntual Beth— fruncido el ceño e hizo puchero, solo cuando hacía ese tipo de caras es porque era verdad y yo tenía la razón, en realidad siempre la tenía, la abracé de lado.

—Tranquila Beth, solo lo dije porque no lo has hecho, tal vez este año sea diferente como dices. — al escuchar eso sonrió hacia mí y asintió, me gustaba verla feliz y así sería todo el año.

[...]

El director dio un discurso que duró como tres siglos y al finalizar por grupos nos subieron, podía ver como quince cabezas por detrás de mí y mínimo otras doce adelante, eso me asustó, éramos demasiados pero aun así seguí mi camino, estuve apuntó de chocar con la chica de enfrente, me asome de un lado y vi que la maestra de la cartulina estaba dividiendo a los chicos y chicas en dos filas.
Empezó a repartir lugares intercalando chicos y chicas, yo rogaba porque me tocará en medio del salón eran los lugares donde nadie molestaba y generalmente estaban los intelectuales, al parecer el ser de allá arriba no escucho mis plegarias, la maestra me tomó del brazo

— Ven, no te quiero poner atrás, eres muy pequeña y no verías nada. — me le quedé viendo con cara de pocos amigos, ¿acaso se había metido con mi estatura?




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