Pudimos comenzar nuestra propia historia, pero no lo hicimos nuestros deseos y anhelos eran ocultos ala vista de los demás eran parte de un latido de un fuerte y cruel latido.
Fuimos ese encuentro de miradas fugaces que nadie noto, esa mirada tan serena y delicada un mar de deseos y emociones que solo nosotros podíamos ver.