Confía en Mí

Otra vez, otra vez lo mismo y la rutina tan igual que solo me hacía querer desaparecer.

Los edificios, los autos, las motocicletas y personas. El mundo tan grande y mi vida que parecía tener todo resuelto cuando no era así.

La música que sonaba no era en particular mi música favorita y tampoco la de él. Solo era para no sentir esa tensión que siempre estaba allí presente entre nosotros.

El auto se detuvo, tome aire y me baje del auto. Lo mire y como siempre el y sus lentes sol por más que estuviese nublado.

<< Algo absurdo >>

¿Pero que iba a decirle? ¿Quítate los lentes? Probablemente me mandaría a quien sabe dónde o incluso peor me contestaria algo irrespetuoso.

El extendió su mano de mala gana y yo de la misma forma la tome.

Debía fingir felicidad así que solo me quedaba sonreír como si el sujeto que estaba a mi lado fuese el amor de mi vida.

Y ahí empezaban las miradas, los cuchicheos entre los espectadores que no disimulaban para mirarnos.

Entramos al salón juntos ya que casi todas las materias que teníamos él y yo eran en los mismos horarios.

El soltó mi mano y se quitó los lentes, y fue donde se escucharon los gritos de sus saludos.

Solo hice lo que siempre hacía, sin dejar de sonreír miré al grupo de chicas que estaba sentado delante del grupo de chicos.

—¡Elise! —saludo mi mejor amiga de cabellos lisos y negros.

—¡Hola! —salude de la misma manera mirando a las demás.

—¿Señor lentes Gucci no te dejo encerrada en el auto esta vez? —pregunto la pelirrubia también de cabello liso.

—No Ivonne esta vez salí apenas el auto se detuvo —dije tratando de sonar con gracia.

Todos de repente hicieron silencio y la profesora ingreso al salón. No faltaban los halagos de la profesora por mis buenas calificaciones algo que agradecía bastante.

—Señorita Elise Fontaine —me llamo la profesora.

Me puse de pie y me acerqué a su escritorio.

—Usted al ser la referente de la clase podría darle el recorrido a la nueva alumna —yo con la misma sonrisa que tenía asentí— ¿Podría decirle al señor Fortier que también necesito que se presente ya que también se postuló para referente este año?

Mi sonrisa se desvaneció al oír eso y solo me quedo disimular mi sorpresa.

<< ¿Ese cretino se había postulado para referente este año? >>

—Si no se preocupe —me di la vuelta y algunas de mis compañeras me miraban.

Dirigí mi mirada al grupo de chicos también insoportables que nunca dejaban de hablar, y lo miré a él.

—La profesora quiere que vayas —dije entre dientes mostrando mi disgusto.

El sujeto me miro como si fuese alguien extraño o que nunca había visto en su vida, y tampoco hizo contacto visual conmigo.

Y continúo hablando con sus amigos.

—¡Emeric! —volví a decir a lo que él me miro.

Él se puso de pie y me miro sobrándome con la mirada, como si de solo mirarme le causara disgusto.

Algo de lo que me había acostumbrado y de todas formas el sentimiento era mutuo.

Corrí mi asiento y me senté de brazos cruzados, soltando un suspiro.

—¿Sucedió algo? —pregunto Lilian la chica pelinegra que era mi confidente desde que tenía memoria.

—Ese sujeto me sucedió —dije señalando a Emeric que hablaba con simpatía a la profesora— es un hipócrita.

La clase para mi suerte termino, pero la parte que más me molestaba era que todo era rutinario.

Para los pasillos y toda la gente éramos la pareja perfecta. Cuando no era así para nada.

Emeric salió detrás mío y con desgano paso uno de sus brazos por mis hombros. Volvía a sonreír y mientras fingía mi enamoramiento total al sujeto que tenía al lado.

Hasta que recordé a la chica nueva que debía presentarle la preparatoria.

—Tengo que irme —dije apartándome de Emeric que solo me miro por una milésima de segundos y luego siguió hablando con sus amigos.

No me importo si había escuchado o no porque eso lo hacía siempre así que ya libre de presión camine hasta el despacho del director.

En las sillas había una chica vestida con una falda color gris y la chaquetilla azul que era el uniforme del colegio.

Me acerque a ella mirándola con una sonrisa y ella solo inflo su goma de mascar. Su cabello con mechas de colores un flequillo que tapaba la mitad de su frente.

—Soy Elise —dije extendiendo mi mano.

—Marion —ella tomo mi mano y solo me miro con seriedad.

—Bueno ¿empezamos? —Marion solo asintió y paso por mi lado.

Empecé a hablar de todas las cosas que había en la preparatoria, sobre las clases y los grupos, talleres y deportes.

—No me interesa nada de lo que dices vine aquí porque mi madre se mudó a este país por negocios —dijo ella cruzándose de brazos— ¿tienes algún lugar donde pueda fumar?

Abrí mis ojos y sonreí, al menos era sincera y yo tampoco quería seguir con esa estúpida guía.

—No hay un lugar de fumadores, pero hay un sitio donde nadie va —dije señalando el pasillo que daba al área de la biblioteca— hay un pasillo donde sale el personal de limpieza y allí también hay una salida de emergencia por ahí sé que no habrá nadie.

Ella asintió y se alejó de mi dejándome allí parada en medio del pasillo.

¿Qué iba a hacer? ¿Regresar donde estaban todos los chicos y fingir que todo era felicidad y alegría?

Me di la vuelta y a paso lento me dirigí hacia la piscina de todas formas ese día no tenía que ir a clases.

El idiota de Emeric tenía deportes casi todos los días y yo debía esperarlo para luego ir a casa.

Así fue me quedé deambulando por los pasillos del instituto hasta que la tarde cayo, salí al estacionamiento apoyándome en el lujoso auto.

¿Cómo un imbécil de dieciséis casi diecisiete manejaba un auto así? Ese Audi estaba de más para ese patético.




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