Al día siguiente, me había levantado para ir al colegio. Salí de la casa y subí al auto de mi mamá. Cuando nos faltaban como unos doscientos metros para llegar al colegio, el semáforo estaba en rojo. Volteé la mirada hacia la ventana mientras cantaba una canción de la emisora Radio Disney, estaba Alexander haciendo el alto con su patineta. Lo salude con mi mano, él solo me sonrió y me guiñó el ojo. Avanzó al mismo tiempo que mi mamá, hasta llegar al mismo tiempo al colegio. Mientras mi madre me daba el dinero del almuerzo, ella miró a la ventana y me preguntó:
— ¿Ese muchacho te está esperando? —Con el dinero extendido mirando a la ventana.
Miré para saber quién me esperaba, era Alexander, nos saluda con la mano, sonreí y rápidamente miré a mi mamá.
—Me imagino que sí. Ese es el profesor del te hablé. Al que contrataron para profesor de historia. ¿No es extraño? Es de mi edad.
—Averigua porque —cierra su bolso—. Bájate, no quiero hacerlo esperar.
Miré a mi mamá un poco ofendida por echarme del auto, solo porque quiere que conviva con personas nuevas. Según ella, cree que mi depresión y seriedad provoca que no quiera conocer nuevas personas o que aleje a mis amigos y familiares de mí. Baje del auto, me volteo y le sonreí al profesor.
— ¡Joisbell Francela! ¡Que linda te vez hoy! —Sonríe de oreja a oreja—. Un día más de verte a vos y a tus ojos cafés que me quitan el sueño.
« ¿Se supone que tenga que reírme de su chiste? ¿Por qué rayos me llama por los dos nombres? » Pensé mientras los miraba a los ojos.
—Solo decime Joisbell o Francela. No te acostumbres en llamarme por mis dos nombres, es raro ¿no lo crees?
—Ya es tarde, ya me acostumbré.
Mientras sonreía de oreja a oreja, movió su cabeza diciéndome indirectamente que camináramos y para entrar al colegio.
Me comentaba, que trajo unos libros para que pudiéramos opinar juntos, acepté esa propuesta y traté de caminar más rápido dejándolo atrás para alejarme de este chico loco. De todas formas, mi rutina diaria era siempre llegar e ir donde mis amigos; sin embargo, tanto positivismo me irritaba. ¿Cómo lo hace? ¿Quién dice que ser positivo evita que pasen cosas malas? Fui positiva una vez ¿Qué pasó? Perdí un bingo.
—Cómo amaneciste en un mundo tan cruel e injusto como me imagino que así pensas.
Me detuve y me di la vuelta. ¿Acaso este lee mi mente? ¿Qué quiere que haga? ¿Qué le diga lo contario?
—Despierto y quisiera seguir durmiendo porque cuando sueño, es el lugar y el mundo más increíble que uno desea tener.
—Los sueños solo son un video imagen del cerebro que muestra lo que queremos imaginar y sentir —sin dejar de sonreír añadió—: De niño soñé que estaba en el baño y cuando desperté me había orinado en la cama.
— ¡Qué asco! —Reí— Yo de niña, soñaba que era una famosa estrella.
—El único mundo que queremos estar, están en las notas musicales, cada historia tiene una canción. ¿No lo sabias? E incluso nos ayuda a ser felices.
Lo miré un poco confundida, porqué estábamos hablando de los sueños y de la nada me menciona algo sobre la música. ¿Escuchar música ayuda a ser feliz? Más bien, me pongo a escuchar música para llorar y desahogarme. Para responder a su pregunta, negué con la cabeza.
— ¿Por qué esa cara tan apagada?
—No es nada, solo sigo de luto.
Me pongo de brazos cruzados mirando a otro lado.
— ¿Enserio?
—Recordar los momentos que hacían que mi vida fuera diferente, alegre y sin dolor, era mi alegría. En donde todo dolía menos, lo que yo llamo la vida perfecta.
Vuelvo a mirarlo y coloca su mano en mi hombro.
—Todos tenemos ese sentimiento que nos lastima y ese ser que ya no está. Pasan problemas y las cosas son muy complicadas. Pero hay que seguir adelante, al menos encontrar a alguien que te haga cambiar de nuevo y que alegre tu vida, que esté en las buenas y en las malas.
Lo miré, tenía razón lo que dijo y le mostré una sonrisa. Cada vez me sorprende más Alexander. Es como que él apareció en mi vida cuando menos lo esperaba en los momentos difíciles, pero uno nunca sabe cuándo alguien te va a cambiar la vida. Si digo algo, él siempre tendrá la respuesta. Tal vez su vida es como la mía, complicada, pero tiene un lado hermoso y maravilloso de felicidad.
En la clase de hoy, habló sobre él Imperio Romano, fue tan interesante. Aún sigo sin entender cómo un joven de dieciséis años es profesor. En mi punto de vista, veo que es bastante inteligente, sabe mucho de historia.
Sonó la campana y me quedé en el salón para hablar de libros.
—Los libros deben que estar por aquí... —buscándolos en su maletín— ¡Aja! ¡Aquí están! Mis libros favoritos, por lo cual siempre opino sobre su historia y luego la comparo con la vida real. "Crepúsculo", "Bajo la misma Estrella", "Un dolor imperial" y "Por siempre tu".
— ¡Las he leído! —Tomo los libros—. Son mis libros favoritos también Crepúsculo, la mejor saga que he leído.