Conociéndote Cuando Menos Lo Esperaba

C A P I T U L O 4

Mi mamá nos llevó al residencial Luna Liberiana en donde vivía Alexander. Su casa era de dos pisos, de color blanco y con un garaje. Me gustaba mucho el camino de la acera a la puerta que tenía arbustos a los dos lados, en todo el alrededor de su casa tenía rosas rojas. Alexander bajó del auto y me despedí de mi madre. Caminamos a la puerta y había una alfombra que tenía escrita en cursiva: "Sean bienvenidos a nuestro corazón que jamás querrás salir". Cuando entramos a la casa, también tenían frases de algunos libros que he leído. Alexander me vio leyéndolas, en cada parte de la casa había muchas frases. Luego me di cuenta, que la mayoría de las frases, son del libro Bajo la misma Estrella. Si en la sala había frases por todos lados, no me imagino las otras partes de la casa. Hablando de la casa con frases, los padres de Augustus Waters del libro Bajo la Misma Estrella, también tenía la casa llena de frases.

—Mis padres son lectores —explicó—. Están por toda la casa. Frase que les gusta, frase que ponen en la casa.

—Eso explica porque siempre sabes que decirme —leyéndolas— ¿Ahora tus padres son como los padres de Augustus de Bajo la misma estrella?

—Eso fue que los inspiró —sonríe y añadió—: Pero yo ya soy así de nacimiento.

Caminamos para ir a la cocina y en la pared de la entrada había un marco de foto que estaba Alexander a lado de su padre. Supuse que era él porque tenían el mismo corte de cabello, pero solo que de color plata. En ese marco de foto, había otra frase más de Bajo la misma estrella: "la familia es para siempre". Estaban dos personas cocinando, había un olor bastante agradable. En la cocina había un lindo comedor de una madera muy fina, con un pequeño floreros con rosas de distintos colores.

—Mamá, tío —coloca sus manos en mis hombros—. Ella es Joisbell Francela, las que les hablé

—Sólo Joisbell —le corregí— No es necesario llamarme por los dos nombres.

— ¿Cómo estás, Joisbell? —me preguntó el tío de Alexander. Era alto como Alexander, muy mayor como de unos setenta o sesenta años y sus ojos eran verdes como los de Alexander.

— ¡Muy bien, gracias!

—Joisbell Francela, ellos son Nora y Tomas.

— ¡Espero que tengas hambre! ¡Estamos haciendo empanadillas españolas! —Dijo su madre. Era un poco mayor también, como de cincuenta o cuarenta años. Tenía un traje de historiadora. Su cabello era gris y estaba entrenzado.

Alexander empezaba ayudar a su madre a poner los platos en la mesa mientras su tío sacaba las empanadillas del horno y yo me ofrecí en hacer la limonada. De un momento a otro, se escucha que se cae una bandeja. Estaban todas las empanadillas tiradas en el suelo, Alexander y la señora Nora e incluso el señor Tomás se empezaron reír. Al principio, no me reí por no ser irrespetuosa, pero Alexander se acercó y me estiró los labios para formar una sonrisa para que al final, me riera junto a los tres.

— ¿Cómo te fue en el día de hoy, hijo? —preguntó mientras ayudaba al señor Tomas a limpiar.

— ¡Increíble! —Le contesta alegremente mientras preparábamos más empanadillas y añadió—: ¡Y mis estudiantes son fantásticos!

—Siempre tan positivo —sonríe—. ¿Joisbell es tu novia?

Hubo un segundo de silencio, Alexander me mirada. Pensaba si tenía que pensar bien en lo que iba a decir para complacer a Alexander o a su tío y madre. Miré que había una bandera de España y se me ocurrió hablar con acento español.

—Vosotros sois muy majos —dije con una sonrisa.

—Qué mal acento —me susurra Alexander burlándose.

—Vos también eres muy maja, Joisbell —respondió su madre con acento español.

La madre de Alexander empezaba a contar en que se especializaba, tenía razón, era historiadora, ahora entiendo porque Alexander sabía tanto de historia. Nos contaba la historia del por qué se celebraba acción de gracias en los Estados Unido. No me quede atrás y también hablaba sobre historia pero sobre escritores costarricenses como por ejemplo la poeta Eunice Odio. Una poeta que le pasaron muchas cosas en su vida, una gran poeta y con una historia muy interesante.

—Estoy sorprendida de lo mucho que sabes de la literatura —bebe un poco de la limonada— Veo porque le llamas la atención a mi hijo. Eres muy lista, aparte de inteligente muy bonita. ¿No es así cuñado?

— ¡Por supuesto que sí! Y le queda muy bien la limonada —empezamos a reír los cuatros.

Sonreí y miré Alexander, estaba sonriéndome y un poco sonrojado a la vez.

Mientras merendábamos ya por fin, me dijeron la historia de las famosas empanadillas españolas de los Vermoni. También me contaron que Alexander es muy conocido en la ciudad. Que así como él conseguía trabajos a temprana edad, conocía a gente nueva y por eso todos conocen al famoso loco adolescente que dejó ir al colegio para vivir la vida llena de retos que trae el mundo. Cuando terminamos de merendar, Alexander dijo:

—Bueno mamá —dijo levantándose de la silla —. Voy a llevar a Joisbell Francela a mi cuarto a ver una película —Tomó mi mano y empezó a caminar.

— ¿Por qué no la ven en la sala, hijo?

—Quiero enseñarle mi cuarto a Joisbell Francela —regresando a la cocina.




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