Nos fuimos en taxi a mi casa, en el camino, vi el auto de mi papá estacionado en un taller, quise saludarlo, pero no lo vi. Siempre he tenido la maña que si voy en un auto, siempre saludo o le pego el grito a algún conocido en la calle, mi mamá odiaba que hiciera eso, pero nunca se me quitó la maña. Llegando a mi casa, mi mamá estaba limpiando las ventanas de la casa, bajó las gradas de la casa para abrirnos el portón del garaje.
— ¡Hola Señora Melania!
— ¡Hola Alexander! ¿Cómo te ha ido?
—Bastante bien, gracias a Dios.
—Mami ¿querés desayunar con nosotros?
Mi mamá asintió, subimos las gradas para ya entrar a la casa. La casa estaba limpia, Alexander se puso a mirar toda la sala, principalmente las fotos. Hay una foto de mi de bebé, en el mueble en donde está la pantalla, estaban los marcos de fotos de mi con el traje de graduación en orden, la del pre kínder, prepa (segundo año de Kinder), sexto y noveno.
—Que buena forma de ordenarlo.
—Solo falta la de la quito y la de la Universidad.
—Que tierna cuando eras pequeña, no has cambiado nada.
—Gracias por notarlo.
Caminamos a la cocina en donde estaba el comedor. Mi mamá empezó hacer el café, Alexander se puso a cortar un baguete y yo el otro, el baguete que cortaba Alexander iba a estar embarrado con queso crema y el que yo estaba cortando iba a tener mantequilla y en otros solo queso blanco fresco, pero mí pedazo de pan tendría mantequilla y queso derretido.
—Doña Melania, siéntese a desayunar, yo sirvo el café —apaga la cafetera.
—Gracias Alexander —se sienta.
— ¿Con leche o sin leche suegra?
« Que confiado »
—Con leche —voltea a verme.
—No le hagas caso, ni si quiera somos novios —sonrojé.
—Todavía.
Mi madre me alza una ceja. Alexander pone los dos vasos de café y uno con jugo de naranja. Se sentó y agarró un pedazo de pan con queso crema.
—Señora Melania, hace mucho tiempo, Joisbell me contaba sobre su abuela que tenía un horno de barro, de la época de antes.
—Es cierto, mi abuela sabía hacer rosquillas, pan, tamales, atol, hasta incluso sabía hacer cuajadas.
— ¿Enserio mami? —me sorprendo de que jamás haya dicho eso de mi bisabuela.
—Por donde mi abuela, pasaba el lechero y había que salir con la olla para que la llenara de leche, entonces mi abuela hervía la leche y como que soltaba una telaraña que creo que era la grasa, era rico comerlo. En las farmacias vendían pastillas que coagulaba la leche y empezaba mi abuela amansar y a sacarle un líquido.
Mi mamá y Alexander empezaron hablar sobre la época de antes, era bastante curioso y más de las cosas que había o pasaban en ese tiempo, tanto en los tiempos de mi mamá como en los tiempos de mi abuela y bisabuela.
Por lo que veo, Alexander se ganó a mi mamá, se llevan bastante bien ya que Alexander es muy sociable, hablantín, es muy imperativo o tiene mucha chispa. Cuando terminamos de desayunar, nos pusimos a lavar los platos juntos.
Lo lleve a conocer a mi habitación en el segundo piso, ya que se la debía, porque la última vez el me invitó a ver una película y conocer su habitación.
—Que linda casa tienes, me agrada mucho tu mamá —subiendo las escaleras.
—Gracias —dije entre risas y camino acercándome a la puerta de mi habitación.
—Linda puerta rosa con fotos de... tus famosos favoritos sacados de una revista.
—Quise ser creativa.
Abro la puerta y entramos. Mi habitación es toda rosa pastel, tengo una biblioteca llena de libros. Cerca de mi ventana, hay un escritorio con mi laptop, lápices de dibujo y colores, cuadernos del colegio y cuadernos de dibujos. Tenía fotos de amigas y amigos en las paredes, incluyendo las de Alexander. Una pantalla en la pared, estrellas y planetas que brillan en la oscuridad pegadas en el techo y en las paredes. Un Nintendo Wii cerca de la televisión, y una parte del cuarto especial, que estaba cerca de mi lado izquierdo de mi cama, cerca del escritorio, tengo pósteres de idols y grupos de bandas coreanas del kpop.
—Bienvenido a mi habitación, que es una representación física de mi mente e imaginación y es el lugar donde me gusta estar.
Alexander se sentó en un sillón de aire que tenía cerca de la cama. Y agarró el libro que tenía en la cama.
—Marco Ramírez, es un buen libro con un lenguaje de la zona central o norte del país con un costarriqueñismo de la época, hay muchas palabras peculiares. ¿Has leído Mamita Yunai?
—No ¿de quién es? —me acuesto en la cama cerca de Alexander agarrando la almohada de BT21 de Chimmy.
—Es del mismo escritor de Marco Ramírez, Carlos Luis Fallas. Te la recomiendo —miró la habitación— que linda habitación, se nota que te consentían mucho por tener tantas cosas.
—Mi abuela y mi mamá me consentían mucho.