Alexander y yo nos levantamos de donde estábamos y caminamos a dirección de la entrada del Palacio, no habíamos ni llegado a la entrada cuando se ve un guarda de seguridad llegando corriendo a la entrada para abrirnos, a lo mejor porque reconoció a Alexander.
— ¡Alexander Vermoni! ¡Qué sorpresa, bienvenido seáis!
—Muchas gracias, es lindo volver ¿importa si entra mi amiga a conocer el palacio?
—No veo el problema, es su invitada y vosostro sabéis que siempre sois bienvenido.
—Lindas palabras, vamos Joisbell.
Cuando entramos al Palacio, no dejaba de ver todo mi alrededor, era bastante grande, fino, lo anticuado, la arquitectura era impresionante, mientras Alexander me contaba lo que había en todo el castillo, más ganas tenia de conocer el palacio más a fondo.
—No veo que haya alguien, Alexander.
—Eso es lo que dices —abre una puerta— ¡Que familia!
Alza la voz Alexander mientras caminaba y entraba al comedor de gala mientras yo estaba parada en la puerta un poco tímida de estar presente frente a personas importantes e incluso superiores que yo y viendo como Alexander entrando como si nada. Creo que lo van a regañar por mal educado y falta de respeto.
— ¡Sobrino! —Se levanta el mismísimo Rey de España y lo abraza— ¡volvisteis! ¡Bienvenido! ¿Dónde está tu madre?
—Con mi suegra —bromea volviéndome a ver.
—Ya son dos familiares que se consiguen parejas extranjeras —se levanta de la silla un muchacho idéntico a Alexander pero era rubio —Hola primo.
— ¡Que Alejandro! ¿Pura vida, mae?
—Pura vida primo —ríe un poco.
— ¿Pero dónde están mis modales? ¡Hola tía, feliz cumpleaños!
Alexander empezó a saludar a cada uno de sus familiares, habían como sesentas personas en una solo comedor, era la primera vez que veía un comedor tan largo. Alexander tomó mi mano y empezó a presentarme a cada uno de las personas de la realeza, a pesar que estaba nerviosa, me sentía suertuda de conocer a la familia real.
—Eréis la novia de mi primo ¿verdad? —preguntó el Príncipe Alejandro de Madrid.
—Mmmm no, no lo soy. Por el momento —reí.
—Costarricense ¿no es así? —pregunta el Rey Gabriel.
—Así es, estamos conociendo algunos países de Europa hasta llegar a París e ir a ver mi cuadro de pintura en el museo de arte.
—Wow, París, me gusta París, me gusta el idioma Francés —dice Alejandro.
— ¿Quieren algo de comer o quieren ver el palacio?
—Quería mostrarle el palacio, pero no sé si ella quiere comer primero.
—Me gustaría comer algo, tengo hambre y también me gustaría comer a lado de la familia real —sonreí.
— ¡Que linda! —Dijo la Duquesa de Borbón— puedes sentarte a mi lado si quieres —ofreció la señora muy mayor.
Me sentía muy bien recibida por la familia real, me estaban tratando muy bien y quería que les hablara de Costa Rica más a fondo, aparte ellos me contaban de la historia de la familia real. El que estaba sirviendo la comida, me dio un plato de ensalada, ya que la familia real ya había comido el plato principal. Cuando iba a empezar a comer, no sabía que tenedor usar, entonces la Duquesa que Borbón me empezó a explicar la forma correcta de comer, era bastante interesante y sencillo. Luego de que todos termináramos de comer, seguía el postre, que era un pie de limón —mi favorito—.
Cuando se terminó de comer, Alexander y Alejandro me llevaron a recorrer el palacio, unas de mis partes favoritas, fue en una sala en donde había estatuas de caballeros sobre sus caballos con armaduras, se veía tan real y luego fuimos a la Real Armería en donde había una gran colección de armas y armaduras que pertenecieron a miembros de la nobleza y a los reyes de España, a partir del siglo XIII. También me mostraron la Pinacoteca, había setenta pinturas de las escuelas flamenca, italiana y española, desde el siglo XVIII al XX.
Al finalizar el recorrido por el palacio, fuimos a la zona de jardines del palacio que se encuentra el Campo del Moro, era muy enorme y colorido. Los tres fuimos más adentro de campo que era casi similar caminar por un bosque, se encontraba un pequeño quiosco, llamado Chale del Chorco. De regreso afueras del campo, se encontraba el Rey Gabriel, ya se había quitado el traje negro que andaba, ahora tenía puesto una ropa para jugar golf.
— ¿Sabéis jugar golf? —exclamó Alejandro
—Pues nunca he jugado. Pero si sé más o menos como se juega.
— ¿Sabéis jugar croquet?
—No, menos —reí—. Lo mío es el futbol, basketball, karate y baseball
— ¿Eréis cinta negra como Alexander?
—No, solo cinta azul, pero Alexander me está ayudando a avanzar para ser cinta negra
— ¿Quieres jugar golf y croquet? —dijo Alexander
— ¡Claro! sería interesante ganarle a un príncipe, te lo advierto, soy buena en tenis, y en futbol principalmente —dije aunque no tenía nada que ver con lo que íbamos a jugar.