Conociéndote Cuando Menos Lo Esperaba

C A P I T U L O 28

Pocos meses después, a mi madre le llamó un amigo del MEP, que necesitaban a un profesor de Estudios Sociales de décimo año, que en este año los de cuarto año iban ver historia, nadie más sabía mucho historia como mi madre, pero ella no podía por el trabajo, entonces me volteó a ver y me preguntó si yo estaba interesado, ya que también sabía mucho de historia desde muy niño por leer muchos libros y por leer los libros de mi madre.

Al principio no me interesó mucho la idea ya que dudaba que los estudiantes le harían caso a un chico de su misma edad, pero luego pensé, que sería algo fácil ya que entre jóvenes nos entenderíamos muy bien y había una probabilidad de que aprendieran mejor y mejoraran sus notas, incluso sería una experiencia más y me gustaban los retos, así que acepté el trabajo.

El domingo me había ido a San Carlos en Alajuela a conocer y se me había olvidado que el lunes empezaba a trabajar como profesor, entraba a las siete de la mañana pero tenía que estar allí a las seis y media, nos fuimos a las cuatro de la mañana y llegamos a las seis a Liberia, tenía tiempo de alistarme en mi casa. Cuando llegué, me fui directo a la dirección a buscar el director, él y otro muchacho joven que era secretario del colegio metieron en mi laptop el programa del MEP y para tomar asistencia.

A las siete en punto, llegué al salón con una sonrisa y con mucho positivismo, muchos de los estudiantes estaban sorprendidos de ver alguien de su edad siendo profesor, pero nadie quiso hablar, hasta que una estudiante muy curiosa hizo una pregunta de que me inspiró ser profesor. Esa chica era muy interesante, aparte tenía unos ojos muy lindos y su rostro mostraba inocencia. Me pareció mucho más interesante cuando hablamos después de clases, vi que en su mochila estaban unos de mis libros favoritos, Bajo la Misma Estrella y Divergente. Eso me llamaba mucho la atención, entonces quise saber más de ella cuando en la salida del colegio le pedí su nombre y su número de teléfono.

A pesar de tener una increíble imaginación, podía sentir y ver que se veía la tristeza y el dolor en ella, algo me decía que tenía que ser más cercano a ella, que necesitaba a un amigo íntimo con quien hablar y que la salvara del mar de lágrimas en que se ahogaba. Entonces traté de acercarme a ella cada día y tener su confianza, se notaba que estaba pasando por momentos difíciles porque sentía que no le gustaba mi positivismo y mi chispa alegre.

Poco a poco, con el pasar de un mes, descubrí sus grandes talentos en el arte que merecían ser vistos por el público, entonces él día que fuimos de picnic, me llevé sus dibujos y su pintura para inscribirla a un concurso. Mis padres siempre me habían enseñado a ser muy sincero y honesto, pero al serlo, notaba que herían a Joisbell, entonces traté de no serlo y usando un vocabulario distinto, talvez no tan maduro.

El día que le tomé fotografías, notaba lo relajada, adorable y lo hermosa que era ella, quería que ella aprendiera amarse a sí misma y que tuviera un buen autoestima, es por eso que use fotos de ella para que notara lo hermosa que era, pero al parecer le había molestado mucho y más que la inscribiera en la competencia. Entonces acudí a los consejos de mi padre que había escrito en su cuaderno, según mi padre tenía que dejar que pasara un tiempo para que se calmara y luego buscarla para disculparme, aunque no lo crean, funcionó.

Luego de pasar muchos buenos momentos con Joisbell, me fui enamorando de ella poco a poco, éramos como los polos opuestos, pero era por la depresión que ella estaba pasando, poco a poco fui viendo que teníamos cosas en común. Me gustaba su gran imaginación, su pasión por sus talentos, sus deseos, su sonrisa y sus ojos, era una persona muy linda y cariñosa, amable y respetuosa, con muchos valores importantes como la generosidad, la amabilidad y todo esos valores. Incluso siempre le sonreía y le hablaba con respecto, amable y dulcemente con las personas desconocidas, eso me gustaba de ella.

Cuando descubrimos que ambos nos gustábamos, jamás me había sentido tan feliz, pero este amor que sentía por Joisbell, no era como el que sentía por Catalina, raramente no lo era, era muchísimo más grande. Cuando fuimos a Europa, me gustaba la actitud, la alegría, la emoción que tenía de conocer unos de los países que ella siempre deseó conocer. Estando a su lado me la pasaba muy bien, era muy hablantina y graciosa, siempre reía de cualquier cosa, recordaba unas de las frases que mi papá decía « enamórate de una persona que le gusta reír » justamente Joisbell le gustaba.

Cuando llegamos a París, me había vuelto en el chico más feliz del mundo, no solo por haber tenido mi primer beso, sino que tenía a mi lado a la mejor novia que un hombre podía tener, ahora podía hacerla mucho más feliz que nunca, darle los besos que tanto deseaba darle y los besos que tanto deseaba recibir por ella.

Siempre la consolé cuando estaba triste, hice mi mejor esfuerzo para que se sintiera mejor, pero cuando arreglaba un problema aparecía otro y eso me hizo preocuparme más por ella, no me gustaba verla así, es por eso que cada vez que necesitaba ayudarla, buscaba en el cuaderno de mi padre para usar sus palabras junto a las mías propias para ayudarla, han servido mucho desde el momento. Incluso, hace poco le di un discurso sobre la verdadera felicidad, pero esta vez, sin ayuda del cuaderno de mi padre.




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