Conociéndote Cuando Menos Lo Esperaba

C A P I T U L O 29

Estaba trabajando en KFC, estaba atendiendo a las personas en la caja, sería una tarde muy movida, habían muchas personas, lo mejor de trabajar en la caja, es que a las personas les gusta que las atienda bien y más con una sonrisa, y yo era una persona muy amable y sonriente, había notado que por mí las personas volvían al lugar y ya eran conocidas por los empleados. Según los demás trabajadores, que cuando yo no venía a trabajar, esas personan venían pero se iban, suena raro pero increíblemente imposible de creer.

No quise venir hoy ya que Joisbell me rogó que me fuera con ella caminando, en verdad quise acompañarla, pero mi jefe era muy estricto, pero sabía manejarlo sin perder la amabilidad y la sonrisa.

—Aquí tiene su orden, disfrútenla mucho y que tengan un lindo día —dije mientras sonreía y colocaba la bandeja de comida en el mostrador.

— ¡Muchísimas gracias, Alexander!

La madre con dos niños tomó la bandeja y se fue a sentar a unas de las mesas para dos personas. Mientras cambiaba de turno cambiaba de caja con otro empleado e iba atender los clientes en el auto rápido, llegó mi jefe desde su oficina, se veía muy estresado.

— ¡Alexander!

—Un memento, jefe, estoy atendiendo el auto rápido.

—Deja que otro lo haga, es una emergencia. Es sobre tu novia, tu madre me acaba de llamar.

Voltee a verlo un poco preocupado ¿qué le ha habrá pasado a Joisbell? Dudo que haya pensado en el suicidio cuando ya había estado tan bien y la hice razonar en el almuerzo. Para que mi madre llamara, es porque algo grave pasó.

— ¿Qué pasó con Joisbell?

— Dice que la atropellaron por el puente de la carreta, la calle de aquí cerca que va para Capulín. 

— ¿Qué? —alcé la voz alterándome y me quitó el comunicador del auto rápido.

— Está grave en el hospital, tienes que ir de inmediato, tu madre vendrá por ti, no te preocupes por tu bicicleta, me encargaré de llevártelo a tu casa.

—No, yo no puedo esperar —salto sobre el mostrador y corro a la salida.

— ¡Alexander, espera! —gritó.

Salí del restaurante y tomé mi bicicleta para irme de inmediato al hospital, estaba tan alterado y pensando en muchas cosas que era muy peligroso estar así mientas ando en bicicleta, podría tener un accidente, pero la verdad es que los nervios, el miedo y la angustia son más fuertes en este momento, pero hago lo mejor que puedo para concentrarme en el camino.

Llegué al hospital al lado de emergencias, se encontraban mis estudiantes que eran muy amigos de Joisbell, su madre no se encontraba presente, a lo mejor ya estaba de camino.

— ¡Chicos! —Grité mientras llegaba corriendo hacia ellos— ¿Cómo está Joisbell, que le pasó?

—Veníamos caminando y entonces vimos que ella se había detenido mientras miraba su celular y estaba llorando —contó Miguel.

—Le preguntamos si estaba bien, se veía muy mal, entonces nos dio su celular y salió corriendo —continua contando Leo.

—Luego Ángel la siguió y Joisbell no se dio cuenta que el peatonal estaba en rojo y la atropellaron —dice entre llanto Dulce y me acerco a ella abrazándola para consolarla.

— ¿Tienen su celular?

—Sí, pero tiene contraseña.

Tome el celular y pongo la contraseña que era « Jimin » el nombre de su cantante coreano favorito. Lo primero que salió en el teléfono al desbloquearse fue un chat de WhatsApp con su primo, al parecer ella había intentado de buscar algo de ayuda con un familiar que ya no le hablaba y ver otro punto de vista, pero al parecer su primo la había dejado en visto e incluso la había bloqueado. Ahora entiendo mejor por qué corrió pero accidentalmente no se había fijado en el semáforo. Pobre Joisbell, pero si eso me hubiera sucedido a mí no me hubiera importado, pero al parecer Joisbell había olvidado mi último consejo « que le valiera verga » pero no todas las personas somos iguales y no pensamos ni actuamos igual. A lo mejor era el primo que tanto hablaba que era su adoración, entonces será por eso que se sintió muy herida.

Melania, la madre de Joisbell llegó al rato, se veía muy angustiada y destrozada, lo mejor que pude haber hecho fue darle un abrazo, ya que yo también lo necesitaba, quería un abrazo.

— ¿Cómo está Francela, Alexander? ¿Qué fue lo que pasó?

Habló bastante alterada con lágrimas derramadas, me duele verla así.

—Aún no sabemos cómo está Joisbell, pero necesito que esté tranquila y que se prepare por cualquier cosa que nos vayan a decir. No pierda la fe y sea positiva ¿de acuerdo? Ella estará bien.

Hablé tranquilamente para ver si podía calmarla un poco.

—Eres un buen muchacho Alexander, que suerte tiene Francela de conocerte.

Le agradecí con una sonrisa mientras la dirigía con los amigos de Joisbell y yo trataba de buscar ayuda de un doctor o de una enfermera para que me diga cómo estaba todo. Pero por suerte vi una secretaria que era amiga de mi padre, Viviana. Entonces caminé rápido para alcanzarla.

— ¡Viviana! —corro más despacio cuando ella se detiene a verme.




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