Conquista A Un Millonario

CAPÍTULO 2

Apago la alarma, se que todos se molestan cuando escuchan mi alarma y no es para nada lindo tener a tres personas en tu contra (aunque no sería mi culpa si ellos vinieron a invadir mi espacio). Me levanto de la cama y me voy al baño llevando mis cosas personales, soy muy estricta en cuanto a mi limpieza corporal y cuidado de la piel. Camino desnuda tranquilamente pues es una suerte el tener baño en suite. Luego de la ducha que me deja despierta por completo, entonces me voy de regreso a mi habitación. Busco mi ropa interior color nude para hoy, el uniforme del día Marte es azul marino y puedo usar la blusa y tacones que yo quiera, por lo tanto hoy me voy con la blusa nude y los tacones del mismo color. Mi cartera es negra y combina con el abrigo waterproof negro.

Termino de vestirme y luego camino hasta mi espejo para revisar si mi ropa está en perfecto lugar, luego de estar conforme con ello me maquillo. Uso un poco de base para unificar el tono de mi piel porque no me gustan las pecas que tengo en los pómulos. Uso contorno, corrector de ojeras, sombras en tonalidades cafés que destacan el color azul verdoso de mis ojos redondos. Uso rímel y delineador. Por último retoques de rubor y labial.

Me desenredo el cabello y lo peino haciéndome ondas que le resaltan el volumen sin darle friz. Me hago una trenza pequeña a un lado sin tomar todo el cabello, así tengo un punto de orden y la onda que se crea en el otro lado es más notoria y enmarca mi rostro. Conforme, reviso mis cosas y salgo de la habitación lo más rápido posible, tengo que ser la primera en llegar a las instalaciones.

Busco mi chaqueta y me la pongo antes de llevar las llaves conmigo. Salgo del departamento y camino en un silencio agradable, tranquila y con esa paz que desearía tener todo el tiempo. En el ascensor reviso mis redes sociales. Mi vida social es un asco. 

Llego al primer piso y saludo a Bertram, que también se está preparando para atendernos. Me sonríe y abre las puertas para dejarme salir del edificio. Hoy el día está nublado solamente, no hay rastros de lluvia, y aunque hace demasiado frío estos días así son los que más amo. Me voy caminando a la empresa, llego justo con los guardias de seguridad que ya están comenzando a abrir todo el lugar para todo tipo de público.

—Hola chicos — les saludo con una sonrisa.

—Buen día, Señorita Becca — dicen ellos dedicándome una gentil sonrisa.

Me abren la puerta y dentro del lugar presiono el botón para llamar a un ascensor. Subo y marco el último piso, a estas horas todo está vacío, pero pronto van a comenzar a llegar todos. Me quiero morir cuando llego y me encuentro con los 5 Hamilton esperando a que abra las puertas, eso es raro, pues siempre llego antes y los dos más pequeños por lo general vienen en las tardes, ya que, estudian.

—¿Llegué tarde? — pregunto asustada.

—No, tranquila Becca — dice Ymir, él es el más gentil de todos y nunca tiene dobles intenciones — nosotros llegamos antes.

—Por un minuto creí que sería despedida — algunos sueltan unas risitas.

Me dejan pasar entre ellos y busco las llaves para poder abrir las puertas de cristal polarizado, me tengo que poner de cuclillas para abrir el seguro inferior. Luego abro las puertas.

—Yo te ayudo — escucho la voz de Hades Hamilton.

—Gracias — musito nerviosa por su cercanía.

Me volteo y agradezco su ayuda, espero no verme como una cereza madura, Ymir me sonríe y abre sus brazos. Voy a donde él y lo abrazo sonriendo, me agrada, sobre todo porque sigue guardando el secreto.

—Feliz cumpleaños niño, disfruta los 23.

—Ya los celebró re bien con Sabina hace algunas horas  — dice Dylan con esa típica sonrisa mientras acaricia su barba como si fuera de lo más interesante.

—Dylan — advierte el Señor Hamilton — discúlpalos, Becca.

Le sonrío y paso por las puertas ya abiertas, soy consciente de que alguien mira mi andar, siempre que puede lo hace y no negaré que de cierta manera, me gusta. Me quito mi abrigo y lo guardo junto a mi cartera en un cajón oculto bajo mi escritorio.

—Becca queríamos informarte de una nueva chica con acceso como Sabi y Leigh — dice Dylan algo nervioso.

—Claro — le sonrío mientras enciendo uno de los computadores.

—Es mi esposa, se llama Jillian Hamilton — por cómo brillan sus ojos se que es alguien especial para él, a todos los Hamilton les pasa igual.

Por ejemplo Douglas cuando me presentó a Leigh como su mejor amiga y luego como su novia fue como si tuviera diamantes en lugar de ojos. Ymir por otro lado, el siempre miró de una forma especial a Sabina, pero luego cuando avisaron que eran novios, sus ojos café pasaron a ser un miel asombroso y no se imaginan como fue cuando anunciaron su compromiso.

—Claro Señor Hamilton — asiento con la cabeza e ingreso la contraseña que sólo yo sé.

Ellos se dirigen a sus oficinas dejándome como misión avisarles a cada una de sus secretarías que ellos ya han llegado y que no quieren ser molestados hasta las 8 y 45 minutos. Siendo las 8 todas las asistentes comienzan a llegar, todas nos saludamos cordialmente, excepto con la asistente de Hades, ella cree tener inmunidad ante nosotras, ni con la asistente del Jefe nos pasa eso, de hecho, ella es nueva y es muy simpática, además ya sabe cómo es cada Hamilton.

—Chicas, sus jefes pidieron no ser molestados hasta un cuarto para las nueve.

Continuo con mi trabajo, es muy simple y se me hace relajado. A eso de las nueve llega la correspondencia y como no todos se pueden pasear por el piso, entonces me dispongo a recibir todo y repartirlo a las asistentes. Cuando llego donde Peyton no la encuentro por ningún lado, por lo cual supongo está con su jefe. Dejo la correspondencia en su escritorio y le dejo una nota para que sepa que fui yo.

—Hola Maura — le tiendo sus cosas y ella me hace una seña para que espere.




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