Conquista en el Hielo

Capítulo 9: Paula

8 de enero de 2018

Me concentré en la escuela lo que queda de la semana. Esta semana empezó el último plazo para postular a las universidades y la verdad, el sentimiento me esta empezando a hacer cosquillas en la piel. Con la lesión en mi historial, los doctores me recomendaron que lo tenga como plan b porque todavía estoy joven y hay muchas puertas que puedo abrir según ellos. 

Esos pensamientos estaban hasta atrás en el espacio de mi cerebro, sin embargo, estas notificaciones y mensajes en la escuela empiezan a ser como un mosquito.

Voy al cuarto de mi hermana y la encuentro manejando riesgos en redes sociales, es decir, creo que tiene algún plan para conquistar las redes sociales, estoy segura aunque nunca lo confesará.

 

- Hey. Toc toc

- ¡Ay! Me asustaste - cierra su laptop 

- Ok, por ahora no preguntaré por tu secretismo

- ¿Debería postular para una universidad? Digo, no creo que consiga entrar a una de las grandes pero al menos creo que tengo tiempo de entrar a una decente.

- Estás hiperventilando. A mi me faltan 3 años para estar en tu situación.

- Quizás solo estar admitida y pedir que mi vacante se extienda a otro año. 

- Conversa con papá, no soy la persona para hablar del tema.

- Papá me dirá que me enfoque en el patinaje, además salió a hacer las compras con mamá.

- Entonces consultalo con tu almohada.

 

Después de eso, la conversación con mi hermana termina y me doy cuenta que debo alistarme y salir si quiero llegar a Magness.

Justo cuando estoy terminando de alistarme, suena el timbre de la puerta.

- ¿Quién es?

- Hola, es Dante - abro la puerta

- Hola. ¿Te puedo ayudar? - pregunto un tanto apurada

- De hecho venía a preguntarte si tenias tiempo para ese tour del que hablamos.

- Rayos, en este momento estoy de salida. ¿Puede ser otro día?

- ¿Que tal mañana por la tarde?

- De acuerdo, mañana si puedo. Nos vemos.

 

En ese momento salgo de mi casa y me dirijo a mi auto, el vecino parece ser alguien muy curioso y camina a mi lado, para mi sorpresa intento abrirme la puerta del auto como los que se hacían llamar caballeros del siglo XX, con las carrozas.

- No es necesario que hagas eso - finjo mi sonrisa más amable

- Pero eres una madame, es lo justo.

- De verdad eres un tipo bastante inusual.

- Por como estas vestida ¿Irás a entrenar?

- Si, algo así.

- Yo también hago ejercicio, supongo que un día podemos ir al gimnasio o coincidamos - Solo atino a reírme.

- Creo que es poco probable.

- ¿Por qué?

- Quizás te explique mañana 

 

Mi auto enciende y yo dejo mi calle. 15 minutos después estaba en el estacionamiento de la arena. El cuerpo me palpitaba de la emoción, incluso podría decir que me empezaba a llevar por la adrenalina.

En la entrada Dominic me saluda y entramos.

- Primero calentamos en el gimnasio P, de lo contrario seremos un desastre en el hielo. ¿Te acostumbraste de nuevo a los patines?

- Si, los amolde un poco.

- Genial. De todos modos, son los inicios del año, no te sobreesfuerces desde tu primer día.

 

Después de sentir la media hora más larga de calentamientos. Estoy de nuevo en mis patines.

- No hay nadie más entrenando en la pista.

- Reserve el lugar, sin distracciones ni lo que llamas chusma - suelto una gran carcajada.

- Vamos, empecemos sincronizándonos. 

- ¿Puedo escoger la música de fondo? 

- Si - me lanza un suspiro pesado - ¿Que pondrás esta vez?

- Violín. Stirling es genial.

- No refutare.

 

Al compás de “Shadows” empezamos a patinar, sincronizándonos de a ratos y luego éramos yo y el hielo. Primero intente vueltas y el cuerpo no dolía. 

- Hoy solo intentaré 3 cosas; loops, slots y salchows.

- La pista es nuestra por las siguientes dos horas, si solo es eso, estoy de acuerdo con la precaución.

 

Y sigo al compás de todo el álbum de Stirling. Las dos horas pasan muy rápido pero es mi perfecto plan de sábado por la tarde.

- Es bueno sentir que aun tenemos la pista y el baile P.

- Estoy de acuerdo - le digo mientras salimos de la pista.

- Gracias por esto. A Yulia le va a encantar saber que nos puede torturar todo lo que queda del año sin sentir pena por los músculos.

- Ni lo digas.

- Bueno, por allá está mi auto. Nos vemos el lunes D.

- Nos vemos P.




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