15 de enero de 2018
Durante la madrugada y entre mis sueños, siento que me ataca la realidad.
Poco a poco siento que parte de la rutina anterior vuelve, los entrenamientos diarios son la señal de ello. Espero que nuestra amistad no colapse como lo hizo nuestra relación. Conocer a Paula fue una cosa buena cuando éramos niños y novatos en el patinaje, ella cantando sus canciones en español algo desafinadas durante los descansos en nuestras clases de novatos fue lo que empezó todo. Yo me reí, ella en lugar de ofenderse me corrigió y dijo que hubiera sido bueno que hable español, al final de la clase ella me invito su manzana al ver que no tenía una fruta como todos los demás.
Lo demás fue como la corriente del río, fluyó. Mis padres eventualmente se dieron cuenta que formábamos un buen dúo y para nosotros sonaba como buena idea.
Los problemas llegaron cuando empezamos a salir, ella con 15 y yo con 16. Ella fue mis primeras veces en varias cosas. Pareja de baile en la escuela, pareja en la pista y más. El mundo de mis padres puede ser bastante salvaje, aunque aparenten no serlo. La presión y las críticas de nosotros colmaron el vaso cuando llegamos a semifinales clasificación juniors. La atención de la prensa deportiva se enfocó en nosotros y mientras discutiamos en el entrenamiento durante una alzada, ella cayó y no pude atraparla. La consecuencia, ella me terminó y estuvo fuera de todo por meses.
Esos recuerdos están en un lugar especial, tengo que admitirlo. Las cosas buenas en esos recuerdos, cabe aclarar.
Pienso que es mi despertador sonando un sábado por la mañana, pero era una llamada entrante.
- ¿Hola?
- Espero que no me mates pero solo me adelanté un poco al despertador.
- Terminando el entrenamiento ¿Puedes traerme de vuelta a mi casa? Mi auto por enésima vez se descompuso y todos están ocupados.
- De acuerdo P. ¿Ahora puedo dormir quince minutos más?
- Creo que no, entrenamos en media hora.
- ¡Esta bien! Nos vemos allá - Golpeo mi almohada, no ha sido una noche donde haya podido descansar mucho.
Encuentro a Paula en los gimnasios junto con Yulia. Esta practicando sus saltos en seco mientras Yulia observa la estabilidad que tiene en sus piernas. Empiezo a estirar y me uno a ella.
Aprecio el hecho de que Yulia haya mandado colocar colchonetas extras. Por ahora, es bueno estar prevenidos.
- 3 … 2 … 1 Salten - luego de que viéramos su mirada podíamos ver que analizaba y juzgaba todo el movimiento.
- Sus saltos van bien, con reforzamiento de ejercicios en piso no tendremos problema. Nos enfocaremos en las elevaciones por cintura y por mano. Para la competencia local, el requisito musical de este año es Tango. Estoy pensando basar ambos programas en la desgracia del amor. Creo que eso puede estar a su favor. La totalidad de los puntos en interpretación. Como dije tenemos hasta Julio estar listos.
Después del entrenamiento, espero que P se termine de alistar y cumplo con lo que prometí por la mañana. Miro su cabello y sigue pareciéndome algo bastante peculiar en ella, aun quiero saber que es lo que quiere demostrar.
- Vamos - me dice
- ¿Y como vá la escuela? - le pregunto mientras conduzco por el camino usual que nos lleva a su casa.
- Va bien, lo usual. Raquel entró en el equipo de porristas y ahora está mejorando su baile.
- Bueno desde chica, tenía ya el talento para la gimnasia.
- Probablemente está en los genes D.
- Bueno ya tenemos metas, las locales son nuestras. Ni los hermanos Smith, ni los rubios de Littleton, ninguno de ellos va a tener ese primer puesto.
- Veamos qué es lo que trae este nuevo año. Gracias por traerme.
- No hay de qué.
Mientras espero que entre a su casa, mi celular empieza a sonar. Era mi padre.
- Hijo, Hervies Beverages quiere hacer un comercial con ustedes dos antes de las locales.
- ¿Estás seguro que es una buena idea?
- Si, buscamos la aceptación del público. Ya se que tu madre se ocupa de la promoción pero quería darte la noticia yo, ya que el dueño de la empresa es amigo mío. Tu lo saludaste en la fiesta de año nuevo y a su hija también.
- Ya veo.
- Tu madre te dará más detalles cuando llegues a casa. ¿Estás entrenando?
- Si
- Entonces adelántale a Paula que desocupe su día martes.
Mi padre colgó sin despedirse, al parecer le ganó la emoción. Estaciono el auto y toco la puerta de la casa de Paula.
- ¿Me olvide de algo en tu auto?
- No, pero mi papá acaba de llamar y tendrás que faltar el martes a la escuela.
- ¿Por qué?
- Recuerdas que mencioné que ese energizante popular nos quería auspiciar.
- Hervies …
- Si, al parecer el martes nos tomarán fotos y todo ese asunto. Mi mamá llamará a la tuya en la noche pero mejor te lo adelanto para que no te sorprendas.
- Gracias por decirme.
- Tranquila, no creo que haya prensa - le tomo la mano para tranquilizarla.
- Estoy preparada para las fotos.
- Bueno, será mejor que me vaya a mi casa. Llama si tienes dudas.
- Esta bien. Cuidate.
Mientras me dirigía a mi auto. Veo a un chico mirándome desde el jardín de la casa que se encuentra al frente de la de Paula, por un momento veo que su mirada no es de buenos amigos. Mientras me alejaba de la calle, veo por mi retrovisor que ese chico estaba cruzando la calle.
Editado: 17.08.2020