15 de enero de 2018
Es sábado, un día antes del “Día del deporte” del vecindario. Llevo dos semanas aquí y siento que estoy cambiando, me siento un tanto diferente, pero no es de los cambios malos, sino todo lo contrario.
Al parecer la solución que necesitaba para sentirme bien era alejarme de mis padres. Todavía queda la duda en mi cabeza, el porque mi mama y mi tía se alejaron al punto de que rara vez, yo como sobrino sabía de ella. Muy a pesar de los celulares o las llamadas en general.
Creo que la única cosa buena de mi es que se entrenar y gracias a eso Ian se ofreció a darme un empleo como su asistente en el lugar donde es entrenador. Mis primeros días como asistente fueron muy agradables, era como si todo encajara en el lugar correcto, lo que me conducía a pensar en la chica del frente, con su cabello rojo. La veía de tanto en tanto entrar y salir de su casa con su maleta deportiva, por lo que me dijo, sabía que estaba yendo a sus entrenamientos, siempre la veía con una sonrisa cuando estaba con esa maleta y me agradaba verla así. No había visto ningún chico acercarse por lo que estaba seguro que no tenía novio de momento, aunque eso con el tiempo podría cambiar.
Nos saludabamos, siempre de los lados opuestos de la calle y no quería que solo fuera eso, quería conversar con ella, quería que ella me conociera, a este nuevo Dante. No había tenido este interés antes y no sabía exactamente cómo debía actuar con la chica que te está empezando a gustar.
Quería hablarle y decidí hacer un poco de tiempo fingiendo regar las plantas del jardín delantero de la tía Rita. Mientras tanto pensaba en como iniciar una buena conversación, tal vez mencionarle que conseguí un empleo o si tenía un grupo para el evento de mañana. No sabía qué tema era el mejor para empezar.
Al final no resultó como lo que planeaba en mi cabeza. Un auto muy deportivo, como los que veía en mi antiguo vecindario, se para en la casa y sale Paula, sonríe al desconocido en el volante y luego entra a su casa. Al parecer, cabe la posibilidad de que si exista un novio. El auto se queda con sus intermitentes y el desconocido sigue ahí, me gustaría que solo continuará manejando muy lejos de aquí pero sale de su auto para mi mala suerte y odiando admitirlo, es un desconocido aparente, con cabello azabache y blanco como el papel. Si él y yo peleamos estaría seguro que ganaría pero no sería un hueso fácil de roer.
Toca la puerta y se queda conversando con Paula lo que me parece demasiado tiempo. Solamente demasiado.
Cuando lo veo al fin irse, me dejo llevar por cómo me siento. Me acerco a su puerta y toco la puerta. Veo a Paula sorprendida.
- Hola Dante, ¿necesitas algo?
- Yo venía a invitarte, me refiero … ¿quieres ser parte de mi equipo mañana?
- ¿Te refieres al día del deporte?
- Si, este año las personas escogen un color. Seré el capitán del equipo rojo, prometo que tendrás una camiseta de tu talla.
- Ok, cuenta conmigo.
- ¿Puedo darte mi número? Mañana habrá mucha gente y sería bueno poder comunicarnos.
- Tiene sentido.
Después de otra rara conversación que gracias a la divina luz salió bien, obtuve el teléfono de la chica que me gusta.
Lo único que quedaba ahora era mi curiosidad por el desconocido que la dejó hoy en su casa, necesitaba saber si él era la competencia.
Editado: 17.08.2020