Conquista en el Hielo

Capítulo 21: Paula

13 de febrero de 2018

Ya llevaba un par de semanas conociendo a Dante, era un chico muy lindo, de alguna manera me hacía recordar a un fortachón de una serie animada.

De alguna manera, fue todo un caballero al no mencionar el beso de la otra vez, tampoco insistió y aprecie que todo se diera de manera lenta. No quería presiones en este momento.

Aunque no teníamos muchas cosas en común, excepto el hecho de hacer ejercicios. Era refrescante conversar de cosas nuevas. Por lo que aprendía de él, vivía en California y sus padres pues son bastante conocidos por varias series y películas. Eso me sorprendió un poco, pero no tanto como cuando mencionó las fiestas locas de cada fin de semana.

Cuando me dijo eso, sonaba divertido pero empecé a tener la ligera sospecha de que Dante estaba en una especie de auto-reforma y que nuestra ciudad era su espacio de terapia temporal.

No sabía cómo era su antiguo yo y quizas me daba un poco de miedo conocerlo pero este Dante me parecía un buen tipo. Por mi lado, le contaba como era una familia latina en Estados Unidos, con muchas reuniones familiares, muchos cumpleaños con tíos y primos visitandote y mucho baile en bachata, salsa y latin. Le mostré videos pero creo que eso lo dejo impresionado y no pude evitar soltar una carcajada de las más escandalosas que se me han oído.

 

Me ofrecí a invitarlo a una fiesta latina pronto. Sin fecha definida pero la invitación ya estaba en pie de mi lado. 

Estábamos en el patio trasero de mi casa, después de una cena en la que mi familia y su familia se habían reunido para ver el partido. A veces papá la tiene difícil lidiando con puras chicas, pero eso es inevitable. Felizmente Ian era un vecino muy amigable y en los últimos meses, ellos se juntaban a ver partidos de fútbol y hockey.

Yo no le estaba prestando mucha atención al partido, para mi sorpresa Dante tampoco y es por esa razón que terminamos en el patio, conversando más.

Cuando ya era hora de ir despidiéndose, me dio un abrazo de oso y me preguntó.

 

- ¿Puedo pasar por tí después de tus entrenamiento? 

- Será un poco tarde, no sería justo que esperes.

- Insisto.

- Está bien, ¿qué tienes en mente?

- Entregarte chocolates.

 

Después de eso, lo vi entrar a su casa y yo caí en la cuenta que mañana era el día de San Valentín. Ya en mi cuarto, le conté a mi hermana lo que acababa de pasar y ella solo afirmo.

- Es muy posible que recibas una confesión mañana. Wuuuu

- Solo estamos saliendo, aún es un poco pronto ¿No lo crees?

- Lo que a tí te parece pronto, a mí me parece bien en tiempo. Pero si no quieres, no se puede hacer nada.

- ¿Y tú no estás saliendo con nadie?

- Mmmm, había un chico en la clase de francés, estuvimos pero solo duró dos semanas, no eramos compatibles. Además ahorita solo quiero ser la capitana del equipo de porristas. Eso sería mi mejor logro este año.

- ¿Y si te enamoras?

- Ya veremos.

 

Después de largos minutos mirando el techo de mi cuarto.

- ¿Le tengo que comprar chocolates?

- Si dices que es muy pronto, entonces dale un abrazo. Tampoco es ponerlo en la zona de amigos pero digamos que puede ser una prueba a ver que tan interesado está en tí como para ser inteligente y paciente.

- A pesar de ser la menor, creo que eres una vieja por dentro.

- Querrás decir sabía.

Y con eso en mente, comenzó el día de San Valentín.

 

 

14 de febrero de 2018

Un lunes cualquiera era imposible. Incluso mi hermana puso más esfuerzo en su atuendo el día de hoy. Luciendo bastante peinada y con su maquillaje “natural”. Por mi lado estaba bastante desmotivada para cambiarme o salir de la cama el día de hoy. Creo que es gripe.

Mi hermana entró en mi cuarto.

- Te ves terrible.

- Creo que estoy un poco enferma.

- Toma ponte esto - mientras revisa mi armario y me lanza un saco color vino, jean oscuro y una blusa de lanilla.

- Gracias.

- El saco te hará ver bien, incluso enferma. No te olvides de tomar algo de medicina antes de irnos.

 

Y con eso, me encargo de cambiarme y aparentar decencia antes de tomar un batido e ir a la escuela.

- ¿Y por qué estás tan arreglada? - le pregunto a Raquel

- No puedo creer que no te acuerdes

- ¿De?

- Hoy es el concurso “Miss Valentine” de la escuela

- Te dije que votaras por mi en redes

- Lo siento, lo siento. Aún no es tarde ¿cómo te ayudo?

- Mmmm, sumate a la barra que mis amigas harán durante el almuerzo y estas disculpada.

- ¿Y si te ayudo a conseguir votos entre los de último año?

- Sin ofender pero creo que el bajo perfil que llevas no nos ayudará.

- Esta bien, tu ganas.

- Bien.

 

Durante todas las clases venían los chicos del coro o los chicos de cocina, trayendo galletas o canciones dedicadas a diferentes chicos y chicas. Era muy tierno y durante literatura, recordé que el año pasado tuve muchos regalos, chocolates, galletas, inclusive dos ositos. Todos de una sola persona, D. Cuando quería él podía ser muy detallista.

A pesar de todo, hoy era un día que quería recordar con mucho cariño.

Ya era la hora de reunirme con el grupo de amigas de Raquel, chicas alocadas por los chicos guapos y musculosos. Felizmente tenía mi respaldo. Liz, quien quería hacer algo diferente por el día de San Valentín, se apuntó.




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