Conquistando Al Francés

DE COMPRAS.

Abrió sus ojos con parcinomia la noche anterior apenas y durmió pues su "novia" no paró de dar vueltas en la cama «lo que le falta en estatura, le sobra en energía», pensaba el Francés soltando un bostezo. Se incorporó al mirar el otro lado de la cama, estaban las sábanas en total desorden.

— Christina — buscaba a la chica mirando de un lado a otro al no tener respuesta —. Christina. ¿estás en el baño?

Al no obtener señales de la latina Gerard se puso de pie dirigiéndose al baño, tocó un par de veces la puerta abrió y el lugar estaba vacío, se metió a lavar sus dientes y su rostro para acto seguido buscar a su falsa novia fugitiva.

Salió de su alcoba cuando iba por la mitad de las escaleras un ruido llamó su atención, grande fue su sorpresa al ver a Christina aún usando su camiseta como pijama sujetando a su padre y este también tenía a la muchacha tomada de la cintura, sus azules ojos se abrieron al máximo en cuanto la latina hizo girar a su padre su larga camiseta se levantó mostrando más las piernas de la castaña.

— Muy bien señor Antoine ya está logrando soltarse un poco —felicitaba Christina al padre de Gerard—, luego de las lecciones de salsa sigue la bachata me escucha — decia la latina moviendo las caderas al provocativo ritmo de la canción.

— Es que tengo una buena instructora — dijo el francés en su idioma.

— oui monsieur Antoine —reía guiñando un ojo al mayor de los Dumont —. Ahora cante conmigo está canción. ¡Regálame una noche que no termine nunca
Donde el cansancio sea solo el vencedor
Saciándonos de ganas de pasión y locuras
Cubriéndonos la piel solo con el amor...!

— ¿Qué haces Christina? —preguntaba un Gerard rojo como la granada al ver las fachas de la mujer aferrada a su padre.

Christina ladeó el rostro adentrandose con el abismal y profundo azul iracundo con el que la miraba Gerard, sabía que le reclamaría por algo así para ella esto no tenía nada de malo, pero para ese iceberg europeo eso era un escándalo de proporciones mayores.

— Nada amorcito — respondió la latina con fingida inocencia—, mi suegro preguntaba si es cierto que los latinos tenemos ritmo y yo le doy una muestra y que mejor que la salsa latina, mira una lección y ya el señor Antoine baila con soltura...

— Chris vamos un momento a mi habitación —dijo Gerard en francés—, ahora.

Soltó al padre de Gerard —luego seguimos la lección si. —musitó la castaña en francés para luego seguir a su novio falso.

Era difícil seguirle el paso a Gerard, sus piernas cortas no le ayudaban, al subir las escaleras iba de dos en dos escalones, llegó a la habitación donde habían dormido la noche anterior. Tomo asiento en la cama mientras miraba al francés molesto Christina ideaba un plan para amainar la molestia de aquel hombre.

— ¡¿Qué pretendes mujer?! —espetó el exaltado francés alzando sus manos con movimientos exagerados.

— Gerard cálmate o te dará un infarto —decia ella con simpleza —, si te da el telele aquí, dime ¿Qué le diré a tus padres, en especial a tu madre puedo ver qué no le agrado ni un poco.

Frunció el ceño ante la tranquilidad inmutable de Christina, claro estaba así por no saber nada, se estaba arrepintiendo del trato pero ya no había marcha atrás sus padres ya creían que Christina eta su novia.

— Mujer ten un poco de pudor con mi padre. Christina por favor estabas medio desnuda.

— Celoso — dijo la latina cruzando su pierna de manera seductora —, tranquilo no me gustan mayores, cálmate Gerard te va a dar un patatus si sigues de histérico.

Normalmente era un hombre con control de sus emociones racional, pero esa pequeña mujer de conducta altiva le sacaba de sus casillas con una facilidad increíble.

— Si vas hablarrme en español al menos usa un español que yo entienda, ¿qué es telele y patatus? Con Camile nunca aprendí ese tipo de palabras.

Al escuchar eso la sonrisa de Christina se borró de sus labios, se levantó de la cama como un resorte caminó lo más rápido que pudo al lugar donde la noche anterior había dejado sus pertenencias.

— Pues entonces lárgate con Camile y que ella te enseñe más español — soltó Christina molesta yendose al baño para cambiarse.

El francés la miró con sus ojos entreabiertos esa mujer era tan complicada, de algo sin importancia hacia un escándalo sin sentido esa actitud se le hacía infantil y por demás está decir que muy molesta.

•••

Luego de insistir por más de una hora logró sacar a Christina de la habitación e ir por algo de ropa para la enojada latina, el camino había sido algo incómodo cada vez que su mirada se topaba con la altiva castaño ladeaba la cabeza evitando otra confrontación con su novia falsa.

— No tenías que hacer esto —musitó Christina con la vista en la ventana —, podía lavar mi ropa y estar en la habitación...

— No digas tonterías hace calor, además hoy vendran unos familiares a casa, mi novia tiene que estar presentable para la ocasión.

— ¿Aunque sea todo mentira? —cuestionaba mirando al francés con sarcasmo.

— Si Christina aunque todo sea una mentira — respondia Gerard apagando el auto—, pero a ti esto no debería tomarte por sorpresa tu aceptaste.

— Eso no tienes que recordarmelo a cada segundo Gerard — se quitó el cinturón con rapidez, luego bajó del auto dejando solo al francés—, andando.

Caminaba lo más rápido que sus piernas se lo permitían, se sentía la más estúpida de todas ya estaba resignada a qué Gerard y ella solo tenían una relación por un interés en común para ambos, aún así lo que había dicho en la mañana si le afectó «Camile, Christina ya él te había dicho que habían terminado, además a ti no debe importarte a final de cuenta ustedes no son nada».

Luego de recorrer el pequeño centro comercial a la castaña un aparador le llamó la atención, entró a la tienda seguido de Christina era algo cansado seguirle el paso, el duendecillo como le apodó en secreto estaba revoloteando al rededor tomó asiento al ver a Christina meterse al probador con una pila de ropa.




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