Conquistando Al Francés

MOMENTO Y ENTENDIMIENTO.

— Llevas casi todo el camino callada — dijo Gerard dándole una corta mirada a la castaña para volver a concentrarse en la carretera nocturna y desconocida para él —. ¿Ocurre algo duendecillacababa de decir; Gerard le había dicho que podía hablar con sus padres y explicarles que el responderá por su hijo, o hija y también por ella, aunque a medida que el auto avanzaba Christina comenzaba a sobrepensar el amplio catálogo de malas reacciones que podría tener suo? Tú no eres así de silenciosa y tranquila, ¿te sientes bien Christina? —indagó el rubio con más seriedad al no obtener respuesta.

Era extraño siempre le pareció una mujer bella pero muy revoltosa y escandalosa, Christina y silencio no podían ir juntos en una misma oración.

— No es nada Gerard, estoy perfecta — se sinceró la castaña regalandole una sonrisa a su compañero de camino —, lo que me ocurre no es gran cosa, solo estoy pensando en como abordar a mis padres con todo lo que ha ocurrido desde que volví a casa.

— La peur? — inquirió Gerard incrédulo arqueando una ceja, la mujer a su lado era de todo menos miedosa, ¿o acaso si era miedo lo que tenía?

Rió ante lo dicho por el rubio, no tenía miedo ¿O acaso si?, no definitivamente eso no era miedo — no, no tengo miedo... O bueno si quizás si lo tenga Gerard, pero es algo diferente a lo que puedas pensar, mi miedo es a una mala reacción específicamente de mi padre no quiero te haga un desplante, o que tú tengas una mala impresión de él, o mi padre hacia ti yo...

— Chris...

— Espera Gerard déjame terminar por favor si — dijo ella arrugando un poco el rostro en un puchero que al francés le pareció de lo más tierno.

— Tranquila — dijo en tono calmo besando sus labios de manera dulce, solo fue un pequeño roce pero lo suficiente para ganarse la atención de la castaña de baja estatura —, el temor que tienes es normal, creo que todas las mujeres tienen ese temor — dijo Gerard esbozando una sonrisa dónde destacaban sus hoyuelos en las comisuras de sus labios.

— Es cierto eso — secundó Chris descansando su brazo en la ventanilla poniendo su mano en la mejilla apoyando su cabeza. Gerard tenía razón debia calmarse un momento y dejar de sobrepensar tanto.

— Ya hemos llegado a casa duendecillo — dijo Gerard apagando el auto, bajó para abrirle la puerta a la castaña, salió en silencio y avanzaba lentamente a la entrada tomó la mano de la chica, sabía que la cabeza de Christina estaba en otro plano, nunca destacó por ser una persona sociable si no todo lo contrario aún así sabía que en cualquier momento tenía que hablar con los padres de ella, tomó su mano ganándose una mirada de confusión de parte de Christina —. Me gustaría acompañarte y hablar en este momento con tus padres.

Definitivamente aquello no lo vió venir, sabía que aquello le tomó mucho Gerard no era la persona más amigable si así pudiese decirse — Me parece bien Gerard — dujo animada la castaña —. ¿Te parece si mejor vienes mañana a hablar con mis padres? — cuestionó ella con su corazón latiendo acelerado por la idea de que el amargado francés y su familia se reunieran en un mismo lugar, si hubiera escuchado esto meses atrás estaría muerta de risa no veía a Gerard en esto aunque aún aún le daban ganas de reír también se sumaban unos nervios que hace mucho no tenía y pensó que volvería a pasar.

— Esta bien duendecillo — dijo el rubio con un atisbo de ternura tomando con suavidad las mejillas de la castaña —, prepara el campo de batalla y yo vendré mañana.

— Mañana te quiero listo soldado — secundó Christina divertida con las ocurrencias de Gerard. Cuando el rubio se lo proponía podía llegar a ser muy gracioso —, hasta mañana Gerard.

— Allez, va dormir, il est tard —ordenó Gerard a Christina tratando de sonar serio—, ya ve a dormir duendecillo.

— Oui, grincheux, j'arrive —redpindió la chica poniéndose de rodillas robándole un beso al desprevenido francés —, buenas noches Gerardo.

Frunció el ceño en cuanto escuchó aquel nada agradable apodo — ni soy un ogro ni nada de eso...

— Y... yo no soy un duendecillo — replicó Chris abriendo la reja de su casa.

En cuanto la castaña entró a su residencia Gerard subió al auto dió un último vistazo a la pintoresca casa rosa de la chica para luego subir los cristales y ponerse en marcha, mañana será un largo día ya hubo una primera no muy buena impresión con los padres de Christina y está era su oportunidad de redención para poder enmendar un poco el desastre de esa primera vez conociendo a sus suegros.

La sonrisa en sus labios fue sustituido por una mueca de desagrado y desconcierto; no entendió la necesidad de aquella nada agradable llamada, ella estaba muerta para él y así debía ser siempre, no entendió como encontró su número, aunque la siguiente no tendría la misma suerte no iba a responder Victoria Fautec estaba fuera de su vida y definitivamente muerta y enterrada para él unos cien metros bajo tierra.

Sin darse cuenta ya había llegado a aquel alojamiento donde extrañamente ya no se sentía tan incómodo, si su padre, o Andree y sus hermanos le vieran ahí definitivamente no creerían lo que veían, con esa idea du mal humor mermó era hora de descansar.

•••

Entró en silencio no quería llamar la atención de su familia y en especial la de sus padres, ya era una adulta además independiente pero eso a sus progenitores les resbalaba.

Su plan de escape silencioso de vió interrumpido en cuanto vio a su hermano menor tirado en el sofá con Oliver durmiendo en el estómago del muchacho —hola edw...

— Llegas tarde — soltó el adolescente en tono monótono acariciando al felino en su estómago.

— ¿Y papá y mamá? —inquurió Christina tomando asiento con su hermano en el sofá más pequeño —. ¿Qué haces aquí solo?

Blanqueó eus ojos con fastidio su hermana a veces se creía su madre y no entendía que ya no era ningún niño —mis padres están en el cine y la abuela durmiendo y no, no estoy solo, estoy con tu gato francés.




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