Contacto AlienÍgena

Capítulo II

CONTACTO ALIENÍGENA
 


 

CAPÍTULO I
"¿Dónde están todos? Parte II"
 

 

Patrick Tyler había quedado cegado como cualquier otro de los presentes en Roswell. La estación de Policía estaba completamente vacía a excepción de él y John Connery, el asistente del sheriff de tan sólo 27 años. John Era un joven blanco de cabello peinado hacia un costado, uno de sus mechones colgaba en su frente. Era tan alto como Patrick y tenían una complexión similar.

—¿John? ¿Qué pasó con los demás?— preguntó Patrick confundido.

—Estaban aquí hace un segundo—señaló John mirando a su alrededor.

—¿Tío? —.

—¡Jefe! — gritaba John.

Ambos revisaron la estación, todo estaba ahí, los papales sobre los escritorios y los teléfonos descolgados. Patrick tomó uno de ellos e intentó marcar, pero no había señal.

—La señal telefónica está muerta— susurró para sí.

—No hay nadie, el hombre de la celda también desapareció— indicó John apenas volvió de la parte trasera de la estación —¿Pasa algo?—preguntó al ver el rostro de sorpresa de Patrick.

—No hay señal telefónica—.

John volteó a sus espaldas, en la televisión sólo habían barras de colores indicando la falta de señal. Algo siniestro sucedía y ninguno de ellos tenía la menor pista. John volvió a la parte trasera y sacó dos armas, una para él y la otra para Patrick. Este último se sorprendió al recibirla, pero ellos eran de confianza, en vacaciones iban a cazar con el sheriff.

—¿Qué vamos a hacer?— preguntó Patrick.

—Tenemos que salir a patrullar, algo no anda bien, Pat — le dijo Jhon cargando su arma con suficiencia —. Y hasta que nadie del cuerpo de Policía aparezca, quiero que seas mi ayudante—.

Patrick asintió con la cabeza y su felicidad, gratitud y decisión brotaban de su rostro. No podía evitar demostrar que le agradaba la idea y a la indicación de John, salieron de la estación.

La sorpresa fue enorme al encontrarse con la oscuridad. Era como si el cielo se hubiese apagado. Las patrullas de todos estaban ahí, así que no se habían marchado. John caminó a una de ellas e intentó hacerla arrancar, pero no hubo ninguna respuesta, los vehículos estaban muertos.

— Están averiados ¿Qué diablos paso en este lugar, Patrick?— preguntó John bajando del automóvil.

—No lo sé— respondió el granjero y miró al cielo. —También anocheció de pronto— añadió.

—Lo sé, todo es muy extraño. Más vale que vayamos a revisar la ciudad—mencionó John y miró a su compañero.

El ayudante del sheriff estaba asustado, el miedo se reflejaba en sus ojos. Patrick asintió y ambos caminaron hacia Roswell.

—¿Qué es lo último que recuerdas, Patrick?— preguntó John sin ver a su compañero. Él solo vigilaba los alrededores, no podía sentirse más grande, era como el sheriff en ese momento.

—Mi padre y yo vimos esa cosa en el cielo— recordó —, después vine lo más rápido posible a la estación con mi tío y las luces me cegaron—.

—No veo la nave en el cielo ¿Crees que nos hayan invadido? ¿Que hayan secuestrado a los demás?— cuestionó John.

—¿Una invasión? ¿Extraterrestre?—preguntó Patrick. La idea hacia que su piel se erizara — Pero... ¿Porqué sólo llevarse a ellos y no a nosotros? Además... ¿Cómo?— preguntó Patrick.

John se quedó pensando un momento, analizaba las posibilidades. Era extraño como sólo habían desaparecido todos los demás, frente a ellos y sin ningún rastro. Eso era cierto, quizás era una locura, pero la nave ya no estaba sobre Roswell.

—¡Auxilio!—.

Ambos se vieron entre sí y después corrieron al origen de este gritó de auxilio. Parecía que alguien estaba en graves problemas.

—¡Ayudenme!— gritaba un chico desde adentro de una camioneta que se había estrellado contra un poste de luz. El accidente parecía muy reciente, el cofre aún lanzaba humo. Patrick y John llegaron enseguida.

—¡Hey! Venimos a ayudarte—indicó Patrick.

—Tranquilo, vamos a sacarte de allí—indicó John.

El chico estaba en el asiento del copiloto, parecía atascado. En el sitio del piloto no había nadie, sólo el cinturón de seguridad ajustado. John jaló la puerta pero estaba atascada, tanto o más que el chico. Ambos lo jalaron, esperaban poder sacarlo.

—¡No, esperen!— grito el chico y no dejaba de ver el frente del vehículo. Patrick y John se detuvieron enseguida.

—¿Qué pasa?— preguntó John.

El chico señaló, el poste se movía. Patrick miró hacia arriba, el transformador tornaba cada dos segundos y el poste de madera crujía.

—Se va a caer— dijo el joven atrapado con temor.

—No, no antes de que te saquemos—dijo John decidido, lo sacaría a como diera lugar.

Patrick y él jalaron lo más que pudieron, mirando de vez en cuando el poste que se mecía.

—¡No, voy a morir aquí!— gritaba el chico.

Un estruendo apareció, el vehículo vibró y el poste se cayó. Fue como en cámara lenta. Patrick se apartó y quiso llevarse a John, este último no lo dejó. Patrick decidió alejarse y John permaneció hasta el ultimo segundo, después se lanzó lejos. El poste cayó en el automóvil, se generó una explosión y la energía eléctrica se fue en todo Roswell.




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