¿Adam?
Cuando el reloj marcó las once y once, Adam despertó. Habían pasado un par de minutos; la chica desconocida que lo acompañaba decía ser su hermana.
Él no hizo alboroto, ni más preguntas luego de aquel "¿Adrien?". Ella, por su parte, le dijo muchas cosas muy rápido que ni siquiera alcanzó a prestar atención; se veía emocionada. Adam solo pensaba que era un sueño.
Estaba absorto; de un momento a otro su "hermana" presionó un botón para llamar a los médicos, dejó de hablar con él y llamó por teléfono.
—¿Qué? No, soy Lara, la hermana mayor de Adrien —dijo la chica
Le dio ganas de llorar estar escuchando ese nombre. «Qué crueles son los sueños» pensó.
Hizo una breve pausa, tal vez escuchando a la otra persona.
—Te llamé por eso, ¡despertó! —exclamó apuntando a Adam, aunque la otra persona no podía verlo— Está algo confundido, así que llame a los médicos para que se aseguren que está bien...
«Claro que estoy confundido, primero "Adrien", luego "hermano", yo no tengo hermanos y mucho menos me llamo como ese asqueroso Adrien». Se quejaba en su mente.
De nuevo hizo silencio y entró a la habitación un doctor para revisarlo como había dicho su "hermana".
—Quería que lo supieras, Adrien últimamente solo habla de ti —dijo Lara riendo.
«Ja, ja, ja» remedó en su mente, «si fuera el patán poco desarrollado que besó a Lucy, seguramente solo hablaría de ella... Estúpido sueño me hace pensar de más»
El doctor lo estuvo inspeccionando, lo había hecho sentarse en la cama de hospital y había alumbrado sus ojos, tomado su pulso e hizo algunas preguntas, aunque él no respondió ninguna por estar escuchando la conversación ajena. Se apartó un poco de él, carraspeó su garganta para llamar la atención de Lara e hizo un ademán con la cabeza para que salieran a hablar.
—Bueno, te dejo, el doctor quiere hablar conmigo, ya sabes, cosas de adultos, chao, Lucy, Lucy —dijo y salió a hablar con el doctor
Eso sin duda causó una reacción en Adam. Le recorrió un escalofrío por el cuerpo. Abrió los ojos de par en par. Su corazón latió rápido, tanto que hizo que el monitor cardíaco emitiera una alarma, por lo que el doctor que había salido afuera para hablar con Lara, volvió.
—¿Presentas alguna dolencia? —preguntó el doctor mientras chequeaba con su estetoscopio.
Adam, entendió que era por su ritmo acelerado. Aún no sabía si era un sueño o qué exactamente, pero sintió la necesidad de aclarar las cosas.
«Si no digo algo, podrían llegar a aplicarme una inyección o algo peor, ¡Dos!» Pensó aterrado; le tenía quizá un poco de miedo a las inyecciones.
—No, no, estoy bien, solo pensaba en una chica, tal vez fue eso, perdón —dijo apresurado.
Lara lo miró atónita y se aproximó a abrazarlo.
—¡Hablaste! ¡Al fin! Estaba muy preocupada ¡Me alegro que estés bien!
«Me impresiona como este sueño se siente tan real». Pensaba mientras veía a Lara casi llorar.
—Aguarda. ¿Pensabas en Lucy, Lucy, no es cierto? ¿Cómo estuvo el beso?
En ese momento el tiempo pareció pararse para Adam, o tal vez ¿Adrien? ¡Ese Adrien!
—¿Eh? ¿Cuál beso? —inquirió simulando que no había vuelto a oír los vidrios romperse.
—Ya que todo está bien, los dejo a solas —se excusó el doctor para marcharse.
—Bien, ya se fue, ahora cuenta, cuenta —insistió Lara.
—Ya te dije, no sé de qué beso me hablas.
De ser lo que pensaba; aunque no lo entendiera del todo, sabía muy bien de que se trataba; solo le había faltado haber sido él quien la besará, bueno, quizá ahora lo era.
—Oh vamos, no seas así, el chisme no se niega —dijo negando con el dedo de lado a lado —No estuve ahí, ni alcanzaste a contarme, pero tengo mis fuentes de que te besaste con tu enamorada en el baile, ¡Lucy!
En ese instante renunció a la lógica: «esto no puede ser un sueño, no puedo odiarme tanto... Me morí... Sí... Y reencarne en este adefesio, sí, eso es»
—¿Al morir reencarnamos en animales no? —pensó en voz alta.
—¿Qué? ¡No me cambies el tema!
—Perdón, no sé qué dije.
«La verdad» pensó.
—Sí, bueno, dime ya, por favorcito —suplico zarandeándolo.
«Bueno, ya que, le cuento y que me deje en paz, así tendré más tiempo para encontrar un puente del cual saltar»
—Bueno, está bien —dijo él y sonrió con algo de dificultad—. Su sola presencia ya me hacía feliz; lucía hermosa con su vestido rojo, guantes largos, su collarín negro y su cabello pelirrojo planchado para la ocasión. Tenía puestos unos tacones que yo le regalé y aunque se le hacía difícil caminar con ellos, con una sonrisa lo hacía como si fuese cosa de todos los días...
—Aguarda —interrumpió—, ¿le regalaste unos tacones? ¿Y aunque no sabe andar con ellos, se los puso por ti? ¡Ay qué bonito el amor!
—Sí, qué bonito el amor... —repitió
Se los había regalado sí, su mejor amigo, Adam, pero tal vez solo se los había puesto para Adrien.
—¡Ah! Perdón, continúa, no te interrumpo más, me callo —dijo Lara haciendo la mímica de un sierre cerrando su boca.
—Como decía, me hacía feliz simplemente con su presencia, pero bailar con ella era algo que había soñado con hacer y ese día lo cumpliría; practiqué un montón para ello...
«Pero lo prefirió a él», estaba a punto de decir, pero se lo calló. Se quedo callado un momento. Trataría de seguir como si él fuera sido Adrien.
—Y vaya, bailamos; fue mágico, aunque no escuchaba ni la música; solo tenía oídos para la chica que tomaba mi mano.
—Awww, lo siento, continúa.
—En algún punto, mi cuerpo se movió solo, la rodeé con mi brazo y jale para tener su cuerpo más cerca del mío, nuestras miradas se encontraron y nuestro aliento se volvió uno, el tiempo se hizo lento y cuando nuestros corazones latieron juntos, junté sus labios con los míos, me olvidé de todos y la hice mi mundo.
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Editado: 20.11.2024