Contigo O Nada

Capítulo 1.

A veces creo que nosotros somos los únicos que nos impedimos cosas, somos los únicos que podemos decidir y somos los únicos que sufrirán las consecuencias, pero ¿Qué tipo de consecuencias? Sea cual sea, siempre abra algo que nos haga recordar lo mucho que importa una toma de decisión, no es fácil por qué cualquier error puede marcar un antes y un después, así que siempre tenemos que tener en cuenta esos aspectos.

Como todo el mundo tengo sueños frustrados y sueños que me dejan deseando más de lo que quiero, sueños que puedo lograr y sueños que definitivamente solo son sueños, a veces la vida es tan dura que cuando vamos creciendo nos vamos olvidando de todos aquellos sueños que teníamos de niños, no soy de las que creé que cuando vamos creciendo debemos dejar de jugar puesto que eso es completamente absurdo, ya que yo con mis diecinueve años aún me gusta jugar y sentir que soy libre cada que tengo al menos cinco minutos de descanso, pero al parecer existen personas que simplemente se cierran a eso y dejan el paso libre a la amargura.

Les digo todo esto por qué mi jefa es una amargada de mierda que parece no ha tenido una buena ronda de sexo ya que parece frustrada en ese aspecto, la verdad creo que no merezco sus humillaciones así que puede meterselas por el culo y si después de eso quiere despedirme...pues que lo haga la verdad ni me afecta tanto. Normalmente soy una mujer pasifica, no me gustan los problemas por lo que trato de evitarlo pero al parecer a esta vieja le encanta sacarme de mis casillas.

— ¡Me estás escuchando al menos Elia! — me grita trayendome de nuevo a la realidad, en dónde me reclama que atendí mal a un cliente que quería tocarme la nalga, osea eso no puede pasar. — Tu me haces perder a mi gente y luego me exiges un sueldo, y yo como tu jefa debo pagarte, apesar de que seas una maledu....

Si, está perra es mi jefa, Amanda Ramírez, es jefa de una central de Starbucks y nadie la soporta por qué según todos ella está muy alsadita y osea si lo está, pero tampoco es que me guste juzgar a la gente.

Entre a trabajar aquí hace ya un año por qué era mi única oportunidad para independizarme pero veo que cometí el error de trabajar aquí, por qué definitivamente ella te trata como basura cuando se le da la gana, aparte de que no hace caso a ninguna de las quejas que le damos, no nos ayuda con nada, osea simplemente se sienta en la oficina y ve porno mientras todos nos matamos trabajando.

— Renunció. — suelto rápidamente y dejándola con la sorpresa en la cara.

— Disculpa, puedes repetirme lo que dijiste, me parece no escuché bien. — bueno, parece que ahora sufre de problemas en el oído.

— Que renuncio, no tengo por qué estar soportando tu mierda, mientras nosotros trabajamos y tú solo aplastas tu trasero en una silla. — me mira con la boca abierta, temo que se le meta una mosca. — Estoy cansada de que siempre estés juzgando mi trabajo, nada de lo que hago te parece, vine en buena onda a contarte que un viejo cochino me quiso tocar el trasero y tú lo único que hiciste fue hecharme en cara mi mal educación para atender a las personas.

»Asi que renuncio, no quiero tener más mierda en mi vida y creeme no es que tú seas tan importante pero no quiero contaminarme. — me levanto de la silla. — Espero y me des un buen pago, por qué de lo contrario iré a acusarte a la central para que sepan que apoyas el acoso sexual.

Se queda en silencio y yo simplemente sonrió como una niña a la que le acaban de dar un dulce y salgo de la oficina con una carga menos. Muchas veces me pregunte por qué la gente se amargaba tanto, nunca encontré respuesta a mi pregunta pero al menos aprendí a no dejar que me amarguen como si fuera limón.

Amanda siempre fue una perra pero al menos podía soportarla, lo que no soporte fue que no le dió tanta importancia al acoso que a veces los clientes cochinos nos daban, así que simplemente voy a acusarla con recursos humanos para que al menos pongan a alguien mejor que ella, ya que nadie merece pasar por eso y mucho menos merecemos una jefa de mierda.

Subo al auto y enciendo la radio, rápidamente mis oídos se inundan con Morat en A Dónde Vamos, subo todo el volumen y como toda una adolescente comienzo a cantar la letra, sin importarme que la gente que pase a mi lado se me quedé viendo de manera extraña y divertida, estoy jodidamente feliz y eso ayuda a que nada derribe mi estado de ánimo.

— ¡ Y NO SE,  NO SE, NO SE, FUE EL DESTINO O FUE LA SUERTE.....QUE SIENDO UN EXTRAÑO TE DIJE TE AMO.... TE HE ESTADO BUSCANDO POR MÁS DE MIL AÑOS Y TÚ RESPONDISTE ¿A DÓNDE VAMOS? CONTRA LAS APUESTAS AQUÍ NOS QUEDAMOS VIVIENDO DE FIESTA DESPUÉS DEL VERANO EN EL QUE RESPONDISTE ¿A DÓNDE VAMOS!? — entre cantos y risas de mi misma llegó a mi apartamento, dando prácticamente saltitos me adentro a este y en el elevador saludo a mayoría de mis vecinos.

No soy muy amable con ellos pero parace que este día pinta para estar correcto y con una sonrisa en la cara, meto la llave para después adentrarme a este. No es muy grande pero tampoco es muy chiquito la verdad es que mis papás me ayudaron a buscarlo y las primeras veces a pagarlo, ya que no tenía como hacerlo, voy a darles un mini tour por mi apartamento: Luego, luego que abro la puerta a mi izquierda se encuentra una pared que termina en la cocina que es un poco lujosa, enfrente de esta se encuentra una meson en dónde están cuatro sillas, enfrente de esta está la sala, hay dos sillones, uno grande y uno pequeño, una mesa en medio y enfrente está el televisor que es sostenido por un mueble en dónde hay muchos libros y algunos retratos, en medio del mesón y la sala hay un pasillo que lleva a las habitaciones, en la parte izquierda está el baño, en la parte derecha está ocupado por un pequeño estudio que se divide en dos; la parte en donde pinto y se refiere todo al arte y la parte en dónde realizó mis tareas y escribo historias. En medio se encuentra mi habitación y no es tan grande puesto que solo hay lo básico, una cama en medio, un televisor que se sostiene de un mueble que está lleno de retratos y demasiados libros, hay un escritorio en dónde escribo cartas y en la parte derecha hay una ventana que es como pared, puesto que ocupa todo el lado derecho, tiene una vista increíble, en la parte izquierda hay una puerta que lleva a mi closet, ahí dentro esta toda mi ropa y zapatos, también se encuentra mi área de maquillaje. En mi apartamento abundan los colores rojos y beige, puesto que no son tan fuertes y tampoco tan deprimentes, aparte son mis colores favoritos.




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