2

Era tan majestuosa y hermosa que casi no podía creer que aún estaba ahí. La atraje hacia mí y seguimos bailando, como si flotáramos sobre nubes, como si voláramos y nada más que ese momento importara. Después de algunos minutos le susurré.

-Si después de este baile, sigues sintiendo que esto no tiene futuro, que sólo me lastimas, estaré dispuesto a darte la razón y hacerme el ciego, no prometo arrancarte de mi vida, porque lo nuestro fue algo que quizás no podré olvidar, pero prometo dejar de molestarte y seguir con mi soledad- Su mirada color chocolate me atrapó y me contestó

-Está bien, te complaceré con esta canción que será nuestra última pieza, sólo quiero que tengas una oportunidad para ser feliz también-  Con unos cuantos movimientos seguimos el ritmo de la música, dejándonos guiar por uno de los bailes mas seductores y a su vez mas tristes del mundo, el tango. Quería que aquel momento nunca acabara.

Terminó la canción, y antes de despedirla le di una ligera vuelta, después y sin que ella lo esperara la jalé atrayéndola a mí, cuidando de no hacerlo muy fuerte. Fue hermoso tenerla entre mis manos, estrecharla, no podía desaprovechar el momento, había llegado demasiado lejos. Tomando mucho valor de mi parte y antes de que se liberara de ese fuerte abrazo, le robé un tierno beso donde noté que ella perdía el control y seguía mis labios. Ahí sentí que aún tenía esperanza. Quizás podría amarme de nuevo. La solté.

-Te amo- Susurré, no lo pude evitar, se me escapó de los labios. Su sonrisa, esa hermosa sonrisa apareció en su rostro -¿Puedo pensar que tengo esperanzas?- comenté antes de verla alejarse lentamente de la pista de baile. Volteó su cabeza antes de terminar de salir y mencionó.

-Nos vemos el próximo sábado aquí, puede que te conceda otra pieza de tango-