-¡Katia! Date prisa o llegaremos tarde.
-Ya voy, dame un momento.
-¿Por qué siempre tardas tanto?
-Me toma tiempo verme bien -dijo orgullosa- No como tú, que te ves bien sin hacer nada.
-No es como si quisiera.
-Por eso debo arreglarme, no soy como tú.
-¿Ah? ¿Y cómo se supone que soy? -dije poniendo un rostro maléfico, mientras Katia retrocedía.
-Tranquila, iba a decir que no soy como tú, hermosa, inteligente, poderosa...
-Ya entendí -dije interrumpiéndola.
-Bueno, bueno. Lo que aún no entiendo es porque quieren hacer un chequeo en grupo, es algo raro.
-Lo sé, nunca había pasado algo así. Deben estar planeando algo.
-Y no debe ser nada bueno, ¿cierto once?
-Definitivamente, pero no te preocupes. Aunque no puedo negar que tengo un mal presentimiento.
-No quisiera estar en tu cabeza.
-Se que no, no lo soportarías -me reí.
-¡Agh! Ya quiero salir de aquí -gritó Katia, mientras suspiraba y miraba el techo. Yo aproveché y le di un zape en la cabeza- ¡Auch! ¿Qué te hizo mi hermosa cabeza? -preguntó sobando el lugar del golpe.
-No me hizo nada. Vamos, ya casi llegamos.
-Esta bien.
Continuamos nuestro camino y unos minutos después llegamos al gran salón de espera. Es raro para todos reunirse aquí, normalmente las pruebas son individuales, por eso estoy más que convencida de que los científicos traman algo.
-¡Uy! Incluso hay aperitivos -dijo Katia al ver una mesa con comida, empezó a caminar hacia ella, pero antes de que llegara, la detuve- ¿Por qué me detienes? -se quejó.
-¿No viste el aviso? -le digo señalando un gran cartel.
-"No tocar hasta finalizar las pruebas asignadas" -terminó de leer Katia.
-¿Y bien?
-Lo siento, para la próxima miraré los alrededores.
-Siempre dices eso -suspiré. Katia no era una mala chica, pero era algo distraída.
-Escuché que vendrá un nuevo científico -No pude evitar escuchar la conversación de unos chicos que pasaban frente a nosotros.
-¿Dónde escuchaste eso?
-Lo escuché de los locos del D -Es raro, ¿por qué no me había enterado?
-¿Sabes cuándo viene? -le preguntó lo que supuse era su amigo.
-Si, la próxima semana.
-Joder, es pronto. Otro dolor de culo para nosotros.
-En realidad no, claramente escuché que dijeron que solo trabajará con los 10 mejores.
-¡Genial! Aunque triste también, nosotros apenas somos los números 70 y 93.
-¿Te sientes triste por no ser de los mejores?
-Obvio, ellos obtienen lo que quieran, son muy privilegiados.
-Al menos no nos ponen tanta atención. Eso es un golpe de suerte también.
-Supongo que tienes razón -Cuando vi que no seguirían hablando del nuevo científico, me alejé de ellos y noté que Katia no estaba cerca; miré a todos lados, hasta verla con el grupo Sei Ruhig. (Silencio en alemán)
¿Acaso Katia atrae a los molestos? Y en definitiva lo eran. Todos estaban celosos de Katia, la cual había entrado con facilidad a mi grupo.
-Déjenme en paz, ¿acaso no entienden? -escuché a Katia quejarse.
-¡Aja! ¿Y qué harás? ¿Quemarnos con tu fueguito? ¡Oh! Cierto, no puedes -Todos se burlaban de ella, después de todo a Katia le habían puesto un reductor de poderes, lo cual hacia que no pudiera usarlos en seres vivos.
-Ella no puede, pero yo sí -anuncié, todos estaban paralizados y asustados- ¿No quisieran meterse conmigo? -Les pregunté sonriendo.
-No queremos problemas once -dijo uno de ellos con voz temblorosa.
-Umm, ¿no pensaron en eso antes de meterse con una de las mías? -no esperé respuesta y me deshice de ellos.
-Gracias once -suspiró Katia levantándose del suelo.
-No hay de que, por eso siempre te digo que te mantengas cerca de mi.
-Si, lo siento.
-Anda, vayamos a esperar que nos llamen.
-Me pregunto dónde estarán los chicos.
-Espero que lleguen a tiempo, no quiero problemas tan temprano.
-Si no aparecen pagaremos en grupo.
-¿Te preocupa pagar las consecuencias? -dije burlándome de ella, ya que se le veía algo asustada.
-Obvio, esos tontos siempre llegan tarde, esta vez estaremos en serios problemas.
-¡Ayuda! -escucho que gritan y volteo a ver.
-¿Son ellos? -pregunta Katia y yo asiento.
-¿Los perros vienen detrás de ellos? -dije y esta vez Katia asintió.
Los perros eran unos robots caninos, los cuales se activaban si se tocaba un botón de emergencia.
-Estamos en problemas.
-Ellos están en problemas. Me pregunto que habrán hecho para que los perros guardianes estén persiguiéndolos.
-No lo sé, pero no debe ser nada bueno.
-Tienes razón.
-¡Ayuda! -Vuelven a gritan y esta vez se esconden detrás de nosotras.
-¡Quietos! -le gritó a los perros y estos se tranquilizan.
-Increíble como siempre once -me alaba Katia, pero no es algo por lo cual sorprenderse.
-No es nada nuevo.
-Nadie puede tranquilizarlos más que tú.
-Bueno, eso es cierto -digo sin darle importancia, pero luego me enfoco en mis chicos- Ustedes, ¿Qué rayos hicieron? -pregunto enojada.
-Nos quedamos dormidos y mientras veníamos puede que por accidente rompiéramos algunas cosas.
-Además presionamos la alarma de los perros.
-¿Dónde rayos tienen la cabeza? -Les reprocha Katia- En serio son idiotas.
Si, en definitiva eran dos idiotas. Igor y Arnold Richter, los únicos gemelos en toda la instalación y dos de los más poderosos, físicamente no son muy parecidos, pero si hablamos de sus poderes, pueden incluso ser peligrosos, solo que son idiotas, sin conciencia.
-Números 14 y 15 -dije y ambos se pararon rectos para luego mirarme.
-Si 11.
-¿Están bien?
-Si, estamos bien -responde Igor.
-¿Saben dónde está Lukas? -pregunté curiosa. El era el único que no había llegado.
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Editado: 24.08.2021