Convénceme de ser tuya

Capítulo 9: Tus funciones

(Narra Lorena)

El optimismo me acompaña el resto del recorrido, al atardecer llegamos al Distrito 14. Cansados del viaje, bajamos del autobús y admiramos el que será nuestro hogar por las siguientes semanas. La base Caimán frente a nosotros está aún en peores condiciones que la base en la que pasamos la noche a medio camino. La pintura está deslucida y maltratada, es obvio que hace años que necesitaba una nueva mano, las puertas oxidadas de metal rechinan cada que alguien las abre y el techo tiene claros signos de humedad. El interior del lugar está mal iluminado, sucio y huele a encerrado. Los dos cuidadores a cargo del recinto nos explican que no se dan a basto y que el Ministerio del Orden se ha rehusado a otorgar dinero para el mantenimiento del lugar. Al parecer no ha habido una Unidad Caimán aquí en años y el Ministerio no creyó necesario gastar parte de su presupuesto en un lugar tan remoto.

Contrastando con la lamentable condición de la base, el paisaje de fuera es inigualable. Campo abierto hasta donde la vista alcanza. La paz que nos rodea es palpable. Sonrío complacida, creo que no será tan difícil adaptarme a vivir aquí, mañana mismo comenzaré a buscar granjas en los alrededores en donde pueda pedir trabajo.

Afuera de la base hay cinco jeeps, algo viejos, pero mejor conservados que el recinto que nos va a alojar.

—¡Muy bien, reúnanse todos para que les asigne sus tareas! —grita el teniente Novoa para captar nuestra atención.

La Unidad entera está dispersada por todas partes, explorando la base, pero en cuanto escuchan la voz del teniente todos se apresuran a hacer lo que les dice. Me uno al equipo y aguardo a que Novoa nos informe cuál será nuestra función durante las siguientes semanas.

—Salinas, Tapia, Ramos, Pinto, Duval, Olmos: ustedes estarán a cargo del cateo y confrontación.

Los mencionados se miran entre ellos complacidos, les tocó la actividad favorita de los Caimanes. Nando continua, indiferente a la opinión de los demás.

—Acosta, Robles, Ochoa, Ibarra: Ustedes estarán a cargo de la vigilancia del perímetro. Diaz y Falcón: Ustedes estarán a cargo de los equipos de comunicación…

Los aludidos van quejándose o celebrando en silencio dependiendo de sí les ha gustado o no la tarea asignada. El teniente Novoa continua con las asignaciones a la Unidad sin mencionar mi nombre. Aguardo pacientemente, temiendo lo que sea que va a ponerme a hacer, espero que no tenga nada que ver con armas o actividades en las que resulte obvio que no poseo ninguna clase de entrenamiento.

—Y por último, Luján: tú estarás a cargo del capitán.

Novoa cierra su libreta dando por concluida la reunión. Los Caimanes comienzan a dispersarse, algunos se quejan de sus tareas, otros se alejan para llevar sus equipajes a las barracas en donde dormiremos.

Miro a todos sin tener idea de qué hacer. Novoa dijo que estoy a cargo del capitán, ¿qué significa eso exactamente? Tímidamente, me acerco al teniente quien está mandando lejos a un Caimán que se queja de la tarea que le asignaron.

—No hay cambios, Diaz. Deja de molestarme o te asigno a limpieza de baños, ¿qué te parece? —lo amenaza con cara de pocos amigos—. ¿Y tú qué quieres, Luján?

—Lamento molestarlo, teniente, no entiendo a qué se refiere mi tarea… ¿estoy a cargo del capitán? —pregunto confundida.

—Eres lento, ¿eh, Luján? —responde en tono burlón—. El capitán necesita quien lo atienda durante su estancia aquí. Es un hombre exigente, así que más te vale ponerle mucho empeño a tu trabajo. Debes asegurarte de que tenga café recién hecho todas las mañanas, mantener en orden su habitación, te encargarás de lavar su ropa y de cualquier otra cosa que el capitán solicite de ti, ¿entendido?

—¿Así que seré su asistente personal? —pregunto con desagrado, eso suena a que voy a pasar mucho tiempo cerca del capitán y no creo estar preparada para ello, lo encuentro demasiado imponente y atractivo como para no ponerme nerviosa cada vez que se me acerca.

—¿Algún problema con ello, Luján? —pregunta el teniente en tono amenazador—. Mas te vale cambiar esa actitud cuando estés con el capitán, él tiene cero tolerancia para la insubordinación.

—Ningún problema, teniente —respondo ahogándome en mis palabras, lo último que quiero es que me tachen de insubordinado y eso haga que llame más la atención.

Será mejor que obedezca y trate de mantener un perfil bajo, haré lo que me pida el capitán e intentaré guardar la mayor distancia posible entre nosotros.

—¿Ya quedaron las asignaciones, Novoa? —la voz de Lozano detrás de mí hace que me sobresalte.

—Ya todo quedó listo, capitán —responde el teniente de inmediato enderezando su espalda para hablar con su superior.

—Bien, yo ya resolví el asunto del abasto de comida, un granjero local ha acordado suplirnos todas nuestras necesidades por un precio fijo y su esposa e hijas prepararán los alimentos para nosotros —responde el capitán.

Me quedo quieta en mi lugar mientras, a mis espaldas, el capitán le explica a Novoa los términos del acuerdo al que llegó y la cantidad que debemos pagarle a esa familia de forma semanal. Apenas y respiro, intentando hacerme invisible ante sus ojos, pero no funciona.




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