Corazón Ardiente

3- La discoteca

Emilia y su amiga entraron a la discoteca con la confianza y la elegancia de quienes saben que van a captar miradas. Emilia lucia como una diosa moderna... su vestido ceñido acentuaba sus curvas, hecho de un tejido satinado que brillaba con cada destello de luz. Era de un color rojo intenso que contrastaba maravillosamente con su piel de porcelana y su cabello rojo oscuro que caía en ondas suaves sobre sus hombros. Los detalles del vestido, sutiles pero llamativos, incluían un escote pronunciado que realzaba su figura y una espalda descubierta que dejaba entrever la suavidad de su piel.

Completando su look, Emilia llevaba unos tacones altos que estilizaban aún más su figura y unos pendientes largos que brillaban con cada movimiento de su cabeza. Su maquillaje era impecable, resaltando sus ojos grises hipnóticos y sus labios pintados de un rojo profundo que invitaban al deseo. A medida que avanzaban por el local, los presentes no podían evitar girar la cabeza para admirar su presencia, dejando claro que Emilia no solo tenía una belleza impactante, sino también una presencia magnética que atraía todas las miradas a su paso.

En medio del bullicio y las luces parpadeantes de la discoteca, Emilia se encontraba con su amiga, disfrutando de la música y el ambiente animado. Desde el otro lado de la pista, vio a aquel hombre que había capturado su atención desde la última vez que lo vio hace un mes. Con el corazón latiendo más rápido de lo normal, decidió tomar valor y acercarse a él.

—Voy a hablarle —dijo Emilia a su amiga con una sonrisa nerviosa, tratando de disimular los nervios que sentía.

Su amiga asintió con entusiasmo, animándola con gestos de apoyo mientras Emilia se abría paso entre la multitud bailando hacia él. Sin embargo, cuando finalmente llegó a su lado y trató de iniciar una conversación, el hombre la ignoró casi por completo, dedicando solo respuestas breves y desinteresadas.

Emilia se sintió desconcertada y decepcionada. Intentó mantener la charla durante un par de minutos más, pero pronto se dio cuenta de que él no estaba interesado en seguir hablando con ella. Con el corazón hundiéndose en el pecho, decidió retirarse y volver junto a su amiga, sintiéndose incómoda y un poco avergonzada.

Para intentar olvidar la situación incómoda, Emilia comenzó a beber más de lo habitual, dejándose llevar por la música y el ambiente festivo. Pronto, se encontró bailando con desenfreno en la pista, sintiéndose liberada de las expectativas y el rechazo inicial. Sus movimientos gráciles y su presencia llamaron la atención de varios hombres en la discoteca, que la miraban con una mezcla de admiración y deseo.

Entre esos hombres, el hombre serio e imponente que había ignorado a Emilia al principio la observaba de reojo, sintiendo un extraño sentimiento de disgusto al ver cómo otros hombres la miraban con ojos codiciosos. Emilia, con su belleza destacada, su piel blanca como la porcelana, su cabello rojo vibrante y sus ojos grises hipnóticos, parecía sacada de una escena de ensueño.

El hombre no pudo evitar sentir una punzada de arrepentimiento por su actitud inicial. Observó cómo Emilia bailaba con una mezcla de fascinación y seducción.

Emilia, perdida en la música y en su propia burbuja de emociones encontradas, notó cómo un hombre apuesto se acercaba a ella en la pista de baile. Aunque no era tan imponente como Alexander cuya mirada tenía un atractivo magnético que despertaba un deseo instantáneo en ella.

Sin detenerse a pensar demasiado, Emilia se dejó llevar por el momento y comenzó a bailar con él, disfrutando de la nueva conexión que surgía. El hombre la miraba con admiración y algo más, sus manos encontraron su cintura con firmeza pero gentileza, mientras continuaban moviéndose al ritmo de la música envolvente.

Aunque una parte de Emilia seguía pensando en Alexander, el encanto del nuevo hombre y su interés evidente comenzaron a eclipsar esos pensamientos. Por un momento, dejó de lado la decepción y se permitió disfrutar del presente, dejándose llevar por la química palpable que había entre ellos en la pista de baile.

Mientras tanto, desde una esquina distante, Alexander observaba la escena con una mezcla de emociones. Sentía una pizca de celos al ver a Emilia con otro hombre, aunque no entendia porque si solo la habia visto una vez . Ahora, la veía en brazos de otro, y aunque intentaba mantener su semblante serio e impasible, su corazón latía con arrepentimiento y un anhelo repentino.

La noche avanzaba con nuevos giros y emociones intensas para Emilia y Alexander, ambos afectados por la presencia del otro de maneras que no esperaban. Mientras tanto, la música seguía sonando y la discoteca vibraba con la energía de personas buscando conexiones, algunas efímeras y otras que podrían transformarse en algo más profundo con el tiempo.



#7105 en Novela romántica

En el texto hay: amor y pasion, +18

Editado: 30.07.2024

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