Corazón Ardiente

11- Entregandonos.

Amelia se sentía abrumada. Las felicitaciones y las propuestas de trabajo se sucedían una tras otra, cada una más tentadora que la anterior. Sin embargo, su mente estaba en otra parte. Buscaba entre la multitud, pero no lograba encontrarlo. Fue entonces cuando escuchó una voz familiar, profunda y autoritaria, que resonó por toda la sala.

-Creo que están incomodando a mi mujer.-

Todos los presentes giraron la cabeza hacia la fuente de la voz. Allí estaba Alexander, imponente como siempre, acercándose a Amelia con paso firme. Su mirada se clavó en ella, y en ese instante, Amelia sintió una mezcla de alivio y temor.

-Amelia, cariño, ¿ya nos vamos?-

La palabra "cariño" resonó en sus oídos como una bofetada. Era la primera vez que la llamaba así en público, y todos los presentes pudieron notar la tensión en su voz. Amelia no supo qué responder. La sorpresa la había dejado sin palabras.

Los demás invitados, visiblemente incómodos, comenzaron a dispersarse. Alexander tomó a Amelia de la mano y la guió hacia la salida.

-Tenemos mucho de que hablar,- dijo él en voz baja, mientras caminaban hacia su auto.

Después de la inesperada intervención, Alexander y Amelia se dirigieron hacia la salida del auditorio. La multitud se había dispersado lentamente, y la presión sobre Amelia parecía haberse aliviado. Alexander, con una actitud decidida, le pidió a su chofer que los llevara a su departamento.

El chofer, un hombre de mediana edad con un aire de discreción profesional, miró a Alexander con una expresión de sorpresa. Sabía que el departamento al que se dirigían era el lugar al que Alexander solo acudía cuando necesitaba desconectarse de todo, incluida su familia. Era un espacio reservado para la soledad y la reflexión, un refugio del mundo exterior.

-Señor Alexander, ¿está seguro de que quiere ir allí?- preguntó el chofer con una mezcla de curiosidad y preocupación. -Normalmente solo va allí para… desconectarse.-

Alexander asintió con firmeza, su expresión seria pero relajada. -Sí, estoy seguro. Necesitamos un lugar tranquilo para hablar sin interrupciones.-

Amelia, que había escuchado la conversación, miró a Alexander con una mezcla de curiosidad y sorpresa. No había imaginado que el lugar al que la llevaría fuera un refugio tan personal para él. La intriga y la preocupación en su rostro eran evidentes, pero también comprendía la necesidad de un espacio privado para resolver lo que había surgido entre ellos.

Una vez que llegaron al edificio, Alexander condujo a Amelia hasta el ascensor, el cual los llevó a un piso superior. Al entrar en el departamento, Amelia se dio cuenta de que era un espacio lujoso pero austero, decorado con un estilo minimalista que reflejaba la necesidad de Alexander de mantener un ambiente despejado y ordenado.

El lugar tenía grandes ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad, iluminada por las luces de la noche. La atmósfera era tranquila, casi serena, en contraste con el bullicio del evento. Alexander se dirigió hacia un área de estar, señalando un par de sofás dispuestos en un ambiente cómodo pero reservado.

-Por favor, siéntate,- dijo Alexander, indicando un sofá cercano. -Necesitamos hablar sobre lo que ocurrió el día de hoy.-

Amelia se acomodó en el sofá, mirando a su alrededor con una mezcla de admiración y curiosidad. -Gracias por tu intervención. Realmente no sabía cómo manejar la situación, - dijo, su voz llena de gratitud.

Alexander la miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de seriedad y una chispa inesperada. - No tienes que preocuparte por nada,- respondió tratando de reflejar una suavidad casi íntima. -Has alcanzado un gran logro esta noche, y deberías estar orgullosa.- dijo, tratando de que Amelia se relajara.

Pero entonces, algo en su tono cambió. La voz de Alexander adquirió un matiz juguetón, cargado de una insinuación que hizo que Amelia frunciera el ceño en sorpresa. -Aunque debo admitir que,- continuó con una sonrisa enigmática, -no puedo evitar sentirme un poco decepcionado. Pensé que serías más... honesta conmigo. ¿Debería castigarte por eso?-

El comentario, inesperado y cargado de un seductor desafío, hizo que Amelia se quedara sin aliento. La tensión en el aire se volvió palpable. Alexander había dicho esas palabras con una mezcla de autoridad y deseo, un matiz que transformó la conversación en algo mucho más cargado y provocador.

Amelia, aunque sorprendida, rápidamente se ajustó a la nueva dinámica. Con una sonrisa que desafiaba la tensión, respondió con un toque de juego en su voz. -Oh, ¿y cómo piensas castigarme?- La pregunta salía con una mezcla de desafío y curiosidad, claramente dispuesta a explorar esta nueva faceta de la conversación.

Alexander se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una intensidad renovada. -No puedo ofrecerte una respuesta sin antes entender completamente el contexto,- dijo, su tono cargado de promesa. -Pero lo que sé es que este asunto no puede resolverse solo con palabras. Hay más que explorar y descubrir.-

En ese momento, ambos eran conscientes de que la conversación había trascendido cualquier relación superficial o convencional que pudieran tener. Alexander se dio cuenta de que, a pesar de saber que lo que estaba ocurriendo estaba fuera de lugar y potencialmente inapropiado, no podía detenerse. Amelia despertaba en él una chispa irracional y apasionada que desafiaba su autocontrol. Nunca antes había experimentado algo así, y en ese instante, lo único que deseaba era seguir explorando esa conexión inesperada.

Amelia, por su parte, sentía una mezcla de emoción y confusión. La intensidad de la situación era nueva para ella, y aunque sabía que esto desbordaba cualquier expectativa previa, el magnetismo entre ellos la mantenía cautiva, ansiosa por descubrir hasta dónde podría llegar esta interacción inesperada.

Ambos sabían que lo que estaba ocurriendo sobrepasaba cualquier noción de relación falsa o superficial. La conexión entre ellos estaba cargada de una energía que no podían ignorar, y la noche prometía desvelar más de lo que ambos habían imaginado.



#7105 en Novela romántica

En el texto hay: amor y pasion, +18

Editado: 30.07.2024

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