Después de un día largo y lleno de tensiones, finalmente nos instalamos en nuestras camas improvisadas en el área asignada para el equipo médico. Mientras Félix, Seungmin y el resto del equipo se cambiaban y acomodaban para la noche, mis pensamientos seguían atormentándome respecto al encuentro con el Capitán Seo.
—No puedo creer lo frío que fue el Capitán Seo con nosotros —murmuré, más para mí misma que para los demás, mientras observaba a mis amigos prepararse para descansar.
Félix, que estaba ajustando su pijama, frunció el ceño al escuchar mis palabras.
—Sí, fue bastante cortante. ¿Por qué crees que actuó así? —preguntó, mirándome con preocupación.
—No lo sé. Me molestó que nos trate como si fuéramos simplemente parte de su protocolo y todo deba pasar a través de Chan. Somos médicos aquí para ayudar, no deberíamos ser ignorados de esa manera —respondí, sintiendo cómo la tensión acumulada del día me hacía hablar con más vehemencia de lo habitual.
Seungmin, que se había recostado en su cama, suspiró y se unió a la conversación.
—Entiendo cómo te sientes, Dana. Pero tal vez tenga mucho en qué pensar o simplemente tenga un estilo de liderazgo muy directo. No vale la pena preocuparse demasiado por eso ahora. Mañana será otro día y tendremos que estar listos para cualquier cosa que se nos presente —dijo, intentando restarle importancia al asunto.
Sus palabras tenían sentido, pero no podía evitar sentirme molesta por la manera en que el Capitán Seo nos había tratado. Normalmente, no me habría importado tanto, pero el estrés de la situación y la incertidumbre sobre lo que nos esperaba en Irak me hacían reaccionar de manera diferente.
—Tienes razón, Minnie. Pero aún así, no me gustó su actitud. Espero que podamos establecer una mejor comunicación con él en los próximos días. Necesitamos trabajar juntos de manera efectiva si queremos hacer la diferencia aquí —dije, tratando de calmarme y concentrarme en las palabras de Seungmin.
Félix se levantó de su cama y se acercó a mí, poniendo una mano reconfortante en mi hombro.
—Dana, sabemos que eres la mejor líder que podríamos tener en esta situación. Vamos a enfrentar esto juntos, como siempre lo hacemos. Ahora, debemos descansar para estar listos mañana. —dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Asentí con gratitud hacia mis amigos. Tenían razón. No podía permitir que una primera impresión afectara mi capacidad para liderar y trabajar en esta misión. Respiré profundamente y me dirigí hacia mi propia cama.
—Gracias, chicos. Tienes razón. Vamos a descansar. Mañana será un día largo —dije, tratando de infundir optimismo en mis palabras.
Nos acomodamos en nuestras camas, dejando que el silencio se apoderara del pequeño espacio mientras cada uno de nosotros procesaba el día y se preparaba mentalmente para lo que estaba por venir. Aunque aún había preocupaciones y preguntas sin respuesta, sabía que podía confiar en mi equipo para enfrentar cualquier desafío que se nos presentara en Irak.
-
Amanecí con el sonido distante de voces y movimientos fuera de nuestra tienda en el campamento. El sol apenas comenzaba a filtrarse por las delgadas telas que hacían de paredes, y el aire fresco de la mañana se colaba entre las costuras. Me estiré, tratando de despertarme completamente, mientras escuchaba a Seungmin bostezar ruidosamente en su saco de dormir. Félix, siempre el madrugador del grupo, ya se movía con energía.
—Buenos días, Dana —dijo Félix con una sonrisa, notando mi despertar.
—Buenos días. ¿Cómo amaneciste? —pregunté, frotándome los ojos para despejar las últimas brumas del sueño.
Antes de que pudiera contestar, la tela de la entrada se abrió y Chan apareció, saludándonos alegremente.
—¡Buenos días, equipo médico! Espero no haber interrumpido su sueño —dijo Chan, con su sonrisa amigable.
—No te preocupes, Chan. Ya estábamos despiertos —respondió Seungmin bostezaba.
Chan entró completamente en la tienda y se acercó a nosotros con entusiasmo.
—Hoy es un día emocionante. Preparaos, os voy a enseñar a la zona de comer y luego los llevaré a un tour por el campamento y el poblado cercano. Hay mucho que ver y conocer por aquí —explicó Chan animadamente.
Nos pusimos de pie y rápidamente nos alistamos para el día. Salimos de la tienda y seguimos a Chan a través del campamento. Caminamos hacia el edificio central, que era el único hecho de piedra y no de tiendas de campaña, donde vimos a personas importantes como generales y oficiales trabajando en diversas mesas. Chan nos guió hacia el comedor.
Dentro del salón grande, el ambiente era animado con soldados y personal del campamento disfrutando de su desayuno. Había una zona de cocina con un aroma delicioso que inundaba el aire, y mesas largas dispuestas con platos de comida caliente.
—Por favor, siéntense y disfruten del desayuno. Hay huevos, arroz y fruta para elegir. Pueden servirse todo lo que deseen —dijo Chan, invitándonos a tomar asiento.
—¿Usted no come? - le pregunté al ver que no se sentaba con nosotros.
Negó con la cabeza.
—Yo soy del primer turno, y que quede entre nosotros—nos miró como si fueramos complices—mi Capitán nos tiene despiertos a las cinco de la madrugada para empezar la jornada, asi que desayunamos antes.—tras eso alzó las cejas con gracia.
No parecía molestarle el madrugar.
Nos acomodamos y empezamos a servirnos. Yo opté por una buena porción de arroz con un poco de fruta, mientras Seungmin llenó su plato hasta el borde con un poco de todo. Félix se decantó por la fruta, aparentemente con poco apetito debido a los nervios. El resto de nuestro equipo tomó raciones normales, conscientes de que el día sería largo y exigente.
La comida estaba deliciosa y nos dio la energía necesaria para seguir con nuestro itinerario hacia delante. Poco después, Chan nos reunió nuevamente para comenzar nuestro tour por el campamento y el poblado cercano.
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Editado: 08.08.2024