Después de unos días intensos en el área médica, la condición de Félix y Seungmin había mejorado notablemente. Finalmente, pude permitirme descansar, aunque mis compañeros médicos tuvieron que insistir bastante. Incluso el Capitán Seo me agarró y me sacó del área médica a la fuerza.
—Kim, necesitas descansar de verdad, no esas siestas de 20 minutos que echas al día —me decía Seo mientras me llevaba fuera de la tienda.
—Pero Félix y Seungmin... —protesté, aunque mi resistencia era débil, pues el cansancio pasaba factura. Sabía que tenía razón.
—Estarán bien. Nosotros nos encargamos —dijo Seo con firmeza, pero con un toque de suavidad en su voz—. Ve a descansar.
Finalmente, cedí y acepté irme a descansar de verdad. Esa noche, lloré en silencio por la presión y el sentimiento de culpabilidad que llevaba cargando desde que sucedió el accidente, pero también dormí profundamente por primera vez en días, dejando que la fatiga se desvaneciera de mi cuerpo. Al día siguiente, volví al área médica, sintiéndome más renovada y lista para enfrentar lo que viniera.
Seungmin ya estaba prácticamente recuperado y había dejado la camilla, aunque aún no le permití volver a trabajar aún. Estaba todo el día rondando por el área médica, ya sea quedándose con Félix o hablando y, a menudo, molestándome.
—Dana, ¿segura que no necesitas ayuda con eso? —preguntaba Seungmin, con su tono juguetón habitual.
—Seungmin, ya te dije que no. Estás en recuperación —respondía yo, sin poder evitar sonreír.
—Pero estoy aburrido —se quejaba, arrastrando las palabras—. Deja que haga algo.
Félix, por otro lado, también mostraba una gran mejoría. Sus heridas leves ya estaban prácticamente cicatrizadas y no había rastro de ellas. Solo faltaban el brazo roto y la costilla, que ambos iban en buen proceso.
Para mi suerte y paz, Changbin volvió a su puesto de Capitán y estuvo un par de días sin aparecer en el área médica. Probablemente estaba poniéndose al día con Chan y organizando cosas militares. Sin embargo, esa tranquilidad duró poco. Ese día, Changbin volvió junto con otro soldado, Lee Minho.
—Buenos días—dijo Changbin.
Minho entró tras él y realizó una reverencia a modo de saludo.
—¿Cómo van los pacientes? —preguntó Minho divertido, acercándose a las camas de Félix y Seungmin.
—Están mucho mejor. Félix está recuperándose bien, y Seungmin está prácticamente listo para volver a la acción, aunque no se lo permito aún —dije, lanzando una mirada a Seungmin, quien fingía estar ofendido.
—¡Oye! Estoy perfectamente bien —protestó Seungmin, levantándose y mostrando lo que él consideraba su mejor cara de salud.
—Aún no, Seungmin —dije firmemente, aunque con una sonrisa—. Necesitas más tiempo para recuperarte por completo.
Félix, que estaba sentado en su cama, sonrió levemente.
Minho y Changbin intercambiaron una mirada antes de dirigirse a mí.
—Kim, ¿podemos realizar ya el interrogatorio? —preguntó Changbin.—considero que ambos están bien como para poder responder.
Asentí y Changbin cogió una silla, la giró para que el respaldo quede hacia adelante y se sento sobre el asiento, abriendo las piernas ampliamente a ambos lados. Se apoyó en el respaldo con los brazos extendidos a lo largo de él, adoptando una postura relajada pero atenta.
—Bien, ahora que ambos estáis bien y casi recuperados, necesitamos que nos contéis con detalle todo lo que sucedió la noche del accidente—me miró— también tú, doctora Kim.
Yo asentí.
Comencé a hablar con voz calmada, intentando recordar cada detalle con precisión.
—Estábamos en las tiendas de campaña, a punto de irnos a dormir. Ya nos habíamos cambiado a los pijamas después de haber estado todo el día en el pueblo, tratando a la gente con suministros médicos. Entonces, antes de dormir, Félix recordó que, mientras recogíamos todos los materiales, dejó un maletín apoyado en el árbol de la plaza y se le olvidó cogerlo.
Minho estaba tomando notas en una carpeta con folios mientras Changbin escuchaba atentamente. Este último levantó la vista y preguntó,
—¿Qué había en ese maletín?
Félix, sentado junto a mí, respondió,
—Eran botes con medicamentos, como analgésicos y sueros. Estos medicamentos necesitan estar a una temperatura específica para no echarse a perder. Además, había el riesgo de que alguien en el pueblo los abriera pensando que eran bebidas, especialmente los niños.—habló mientras notaba culpabilidad en sus palabras.
Changbin asintió con comprensión, y Minho, que estaba detrás de él, continuó anotando.
—Entonces, Félix decidió ir a buscar el maletín. Yo me cambié de pijama por ropa casual para acompañarle, ya que no quería dejarle solo. — Seungmin tomó la palabra, su tono grave resonando en la tienda. —Dana insistió en que venía con nosotros, pero Félix y yo insistimos en que descansara. El pueblo estaba cerca y no íbamos a tardar mucho, así que finalmente se quedó. Y menos mal que no vino...puesto que ya era tarde y que el resto dormía, solo ella sabía que íbamos a salir rápidamente a por el maletín, de haber ido los tres, nadie nos hubiera encontrado como mínimo hasta la mañana siguiente.
Aquello nos dejó a todos pensando...las consecuencias hubieran sido mil veces peor.
—¿Qué ocurrió después?— preguntó Changbin.
Seungmin continuó:
—Salimos por un hueco en la valla. Pensamos en avisar a los militares para que nos abrieran la puerta, pero al ver el hueco, decidimos que no era necesario. Queríamos hacerlo rápido y no molestar a nadie. Todo iba bien; íbamos charlando sobre cosas triviales de estos días como la comida, el campamento militar y el poblado. Al principio, todo estaba tranquilo y el ambiente era agradable, Félix y yo estábamos charlando muy entretenidos...así que decidimos desviarnos muy poco para alargar el paseo y disfrutar de esa paz nocturna antes de llegar al pueblo.
Aquí, Seungmin hizo una pausa antes de seguir:
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Editado: 08.08.2024