Corazón Congelado: La Balada de Lyra

Capitulo 5: El Peso de la Corona

La salud del Rey Theron empeoraba y fue notorio para las personas del palacio que entraban y salían, esparciendo la noticia por el reino. Sus visitas a la sala del trono se volvieron esporádicas, y Lyra asumió la mayor parte de las responsabilidades reales. Las tensiones con los clanes Kaelenitas del sur escalaban, sus incursiones en las fronteras de Veridia volviéndose más audaces.

Una tarde, Lyra se encontraba en la sala de mapas del consejo, sus dedos trazando las líneas fronterizas que se veían amenazadas. El Consejero Brynn estaba a su lado, su rostro con una máscara de preocupación.

"Los Kaelenitas no solo buscan las Minas de Escarcha, Princesa," dijo Brynn con voz grave. "Buscan probar la debilidad de Veridia. Vuestra debilidad, si me permitís decirlo."

Lyra sintió un nudo de hielo en el estómago. Sabía lo que Brynn insinuaba. Su reputación de "Princesa de Hielo" era una espada de doble filo. Mientras que por un lado inspiraba temor, por otro, su frialdad y aparente falta de emociones eran percibidas como una reticencia a actuar con la fuerza necesaria.

"¿Qué proponéis, Consejero?" Lyra preguntó, su voz monótona.

"Una demostración de fuerza, Princesa," respondió Brynn. "Los Kaelenitas deben ver que Veridia sigue siendo formidable, incluso con Su Majestad indispuesto. Quizás... deberíais visitar la frontera sur. Vuestra presencia, y la muestra de vuestros poderes, podría disuadirlos."

La idea heló la sangre de Lyra. ¿Una demostración de poder? ¿En la frontera? Era demasiado parecido a la última vez que había desatado sus habilidades. La Tormenta Helada de Desesperación. Elara. La imagen de la devastación parpadeó ante sus ojos.

"Es demasiado arriesgado," Lyra replicó de inmediato, su voz más aguda de lo habitual. "Mis poderes... son volátiles."

Brynn la miró con una mezcla de comprensión y frustración. "Comprendo vuestra desconfianza, Princesa. Pero el reino os necesita. Los Kaelenitas no esperarán a que el Rey Theron se recupere. Están probando los límites."

Justo entonces, la puerta de la sala se abrió y Kyle entró, una jarra de agua y dos copas en la mano. "Escuché voces. Pensé que quizás necesitaríais un refresco." Su presencia era, como siempre, una brisa cálida en la frialdad de Lyra.

Brynn asintió con agradecimiento, tomando una copa. Lyra, sin embargo, se mantuvo distante.

"Princesa," dijo Kyle, ofreciéndole la otra copa. "¿Hay algo que os preocupe?" Su mirada era suave y comprensiva.

Lyra dudó. La tentación de confesarle su miedo era fuerte, pero la rechazó. Nunca. No podía mostrar esa debilidad. "Son asuntos de estado, Príncipe. No os conciernen."

Kyle sonrió levemente. "Si conciernen a Veridia, y somos aliados, entonces me conciernen, Lyra. Y si conciernen a vos, me conciernen aún más."

La simple honestidad en sus palabras la desarmó por un segundo. La calidez de su voz. Era como el deshielo de un témpano. Lyra apartó la mirada. El peso de la corona se sentía más pesado que nunca, y el recuerdo de Elara era una losa sobre su corazón. El miedo a sus propios poderes la paralizaba, incluso cuando su reino la necesitaba más que nunca.




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