Prólogo

Iris estaba durmiendo en la habitación que compartía con su hermano cuando se da cuenta que está haciendo frío. Arropandose con la cobija de algodón trata de conciliar el sueño pero un presentimiento no la deja dormir.

Con un suspiro se destapa, ya que no puede dormir, al menos podría tomar un vaso de leche caliente, pero al levantarse se da cuenta que su hermano no está en la cama

-¿Ronan?- pregunta con una mirada adormilada  

-Ronan, donde estás- preocupada por él, decide levantarse para buscarlo. Con solo un camisón de seda, se dirige hacia al pasillo. Vigilando que ningún guardia esté a la vista se dirige hacia el pasillo.

En el piso solo sonaba el suave golpe de sus pies descalzos

-Ronan, esto no es gracioso, vuelve antes de que nos regañen- si su institutriz los ve levantado, los va a castigar dejándolo sin dulces.

Cuando se dirigía hacia la cocina para buscarla, escuchó un grito en la habitación de Kasper, con miedo se dirigió a su habitación. abriendo la puerta de un solo golpe ve algo que lo deja atónita

“Ronan” 

Su mellizo sostenía una almohada en la cara de su hermano mayor tratando de ahogarlo. Kasper trataba de quitarlo de encima, pero lo tenía bien sujetado.

-¡¡ Ronan, qué haces !!- Pregunta con pánico

Su hermano le dirige una mirada malévola

-¿Qué crees?, eliminando a un obstáculo- le dice con indiferencia 

Asustada de que le pueda hacer daño, corre hacia la cama empujándolo logrando que Kasper se quite la almohada de encima y pueda correr hacia la puerta 

-¡Guardias!- 

Ronan mira a Iris con una mirada enojada

-¿que hiciste?- 

-¿qué hice? ¡¿qué estabas haciendo tu?!. Como se te ocurre tratar de herir a Kasper.

-no estaba intentando herirlo, quería matarlo- dice con una mirada oscura.

Iris no podía creer lo que estaba diciendo. No veía por ningún lado al hermano que la protegía, el hermano que la cuidaba, el hermano que le había dado su colgante. Paralizada, no se dio cuando los guardias cogieron a su hermano ni cuando su padre entró.

En la sala de trono estaba el rey Ambrose, celebrando un juicio de emergencia en contra de su hijo. En el centro estaba Ronan mirando a su padre que estaba en el trono. Iris estaba en la esquina con su madre, sabía que esto no iba salir bien, su hermano  se había atrevido a cometer un intento de asesinato contar el heredero del clan dragon.

Su padre lo miraba con mirada severa

-Ronan Texeira, se te culpa por intento de asesinato contra Kasper Texeira, ¿como te declaras?- 

-culpable- dice sin dudarlo

Su padre frunce el ceño

-No vas a intentar defenderte- 

con un brillo en su mirada 

- No soy un mentiroso, ademas, no me arrepiento de nada-

Levantándose de repente de la silla se acerca con pasos seguros hacia Ronan

-Maldita la hora que te considere un hijo- lo dice mirándolo fijamente, para ser un niño de 8 años Ronan no se asustaba tan fácil

-Se te condena, a pasar el resto de tu vida en un calabozo- 

Iris aterrada por el destino de su hermano se adelanta hacia su padre 

-¡No padre!, no hagas esto- le dice con una súplica

Su padre bastante enojado la mira con los ojos de su dragón interior, señal de que se estaba enojando bastante.

-Iris, apártate-  le dice con un susurro amenazante

-Padre no hagas esto, por favor- 

Como un león acechando su presa, el rey se acerca a ella 

-No tengo porqué obedecer a una hija bastarda, menos a una mestiza- 

Eso le dolió mucho a Iris, la corte le recordaba constantemente que era una bastarda y mestiza, pero que su padre se lo dijera era como una daga al corazón.

-bien, cómo decidiste enfrentarme- dice dándole la espalda, de repente se gira y le muestra los ojos del dragón. Con un escalofrío Iris sabe muy bien lo que va a hacer su padre

- Iris Texeira, quedas desterrada del clan dragón y de Fairy tree

-Q-que- dice con un susurro

Dirigiendo su atención otra vez a Ronan 

-saquenlo de mi vista- Dice con desprecio 

los guardias dirigen hacia su padre una mirada hacia su padre y luego a Iris

-¿creen que esto se ha acabado- dice con una sonrisa escalofriante, suelta una carcajada

-Esto solo ha empezado-

Esas palabras se quedaron en la cabeza de Iris hasta hoy.