La vez que él murió, aún recuerdo ese día, estoy que no aguanto, me duele tanto no verte, de la risa al llanto pasé, pensando que está lejos el día que él vuelva.
Ella parecía muerta en vida sin su amor.
Ella llegó al funeral, pero su cuerpo parecía de cristal. Yo pienso que cada vez que llueve es porque alguien está llorando su dolor, su pena y tristeza.
Siempre le canto a la lluvia para que por medio de ella la otra persona deje de llorar, pero a veces ella no para.
Me di cuenta que el corazón de ella se había congelado en el tiempo. Casi se hizo una muñeca, muñeca del destino.
Tengo la sensación que la veo caminar todos los días por la punta de un triste y oscuro acantilado, buscándolo a él, no puede vivir tranquila, porque solo puede vivir en paz en sus sueños, el cuál ella lo puede oír, pero no puede hablar, ella lo puede ver, pero él no, ella lo ama tanto que no soporta cuando llega el día.
Él se desvanece con él simple toque del sol, ya no es humano es sólo un sueño que le rompe el corazón por las mañanas, tardes y noches.
Le pide que no se vaya, pero es imposible, él no la escucha, ella piensa si, él en el sueño le daría una oportunidad, pero ella nunca va a saber la respuesta y a él nunca le llegará la pregunta.
Ella ya no quiere ser más la simple hija de la lluvia y del sueño si no lo tiene a él.
Una vez más el viento se volvió tormenta y viene hacia mí otra vez.