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Nací entre bosques y tierra en tiempos de hambruna, mis padres murieron cuando tenia casi 17 años. enfermaron y murieron, solo quede yo en esta solitaria choza sin dinero, sin nada que comer ni como sobrevivir. Un día decido ir al claro cerca del lago como de costumbre haber si encuentro algo de comer, espero encontrar algo ya que no he comido en todo el día y me encuentro con algo totalmente aterrador unas personas fueron totalmente masacradas solo quedan escombros de aquel auto, cuando escucho un ruido me acerco y es una mujer cubierta de sangre esta ahogandose con su propia sangre me acerco a tratar de ayudarla y lo único que le escucho decir es

- Sal...va.laaaa, sal...va.laaa - me dice entrecortado,casi no se entiende lo que habla.

- ¿A quien señora? - le pregunto.

- La ni..ñaa porfa ..vor entre sus cosas esta tod... todooo y en.. entenderaaas ahora ve... veteee - esa pobre mujer se está muriendo y yo no puedo hacer nada para ayudarla.

- No puedo señora no tengo dinero y no puedo hacerme cargo de la niña moriríamos las 2 - digo mi situación económica a la pobre mujer.

- En su bolso hay una direccion y dinero para que vallas a un lugar, debes hacerte cargo de la niña, ten con esto te cedo la custodia de la niña, ahora es tu responsabilidad cuidar y velar por ella - se arranca su collar y me lo entrega con esto sabrán que eres su nueva guardiana.

- Esta bien, la buscare y partiré de inmediato hacia donde usted dice.

Sólo la escuche decir gracias y murió con sus ojos abiertos como si solo ubiece estado esperándome para poder partir en paz me doy prisa buscando hasta que un llanto me conduce hacia donde estaba la pequeña rubia de ojitos oscuros tan linda tan frágil y pequeña.

- Oh nena que eh hecho pero le e jurado a tu  madre protegerte y eso haré. - digo esto mientras miro a la pequeña rubia que tengo en mi brazos.

Saliendo hacia él pueblo decidi buscar a alguien que leyera la dirección y poder decir a donde quería dirigirme, no sabia donde ir y menos en quien confiar. Me dirigí hacia la iglesia del pueblo, él sacerdote era quien me ayudaba cuando enfermaba o con comida cuando la necesitaba, decidí buscarlo y contarle todo y que me ayudara, entro a la iglesia con la niña en brazos.

- Tranquila nena estaremos bien, ¡¡padre!! ¡¡Padre!! ¿Esta aquí padre Alfred? - grito cuando llegó a la iglesia.

- Si,si ya voy un momento, ¡¡oh hija!! ¿como estas, te encuentras bien? puedo ayudarte un momento y ¿ese bebe, que has hecho ana? - dice todo eso mientras mira a la niña.

- No padre de eso quiero hablarle y explicarle todo. - me siento en una silla porque ya estaba cansada.

Y así empeze a contarle todo al padre quien decidió ayudarme, primero me ayudo con algo de ropa para mi, como no se leer ni escribir, el separo él dinero y me explicó lo que tenia que hacer, cuando me bañe me cambie con un hábito de esos que usan las monjas hice lo mismo con la niña y él padre nos acompaño hasta la estación del tren, luego me dijo que fuera a la dirección que me había subrayado con colores para poder identificar y no confundirme, cuando llegamos a la estación del tren él hablo con quien conducía y le pago por su encargo.

- Ana querida, escuchame todo esta listo te dejaran justo para que estés en esta dirección, en él aeropuerto pides ayuda a algún policía que este cerca si, mira ten fue lo único que pude conseguir para ti aquí no hay ropa de mujer solo hábitos. - dijo entregandome más hábitos.

- No les piden muchas cosas, los papeles de la niña estaban en la mochila junto con esto. Es un pasaporte falso solo tienes  que agregar una fotografía que de inmediato de tomaré, con el hábito puesto.

- Si  está bien padre. - digo entregándole a la bebé que estaba durmiendo a sor Cristina quien me había prestado los habitos.

- Okey ven sientate para tomar la fotografía,jamas eh  hecho esto pero también fui joven Ana, también me gane la vida y no es por alardear pero hacer identificaciones falsas para mis amigos mantenían mi estomago algunas veces.