Corazón sin ley

CAPÍTULO 9. Eres muy joven.

Jueves... Jueves... Jueves. El juernes de la semana, el que tanto es esperado. Fuese perfecto si me tocase quedar en casita, pero no, me toca trabajar después de haber pasado cinco días por fuera.

Con el ánimo por el piso preparo de almuerzo, pollo al horno sazonado con mostaza, papas y trocitos de zanahoria, una ensalada de huevo, remolacha y brócoli, y arroz frito, y de tomar me compraré un refresco de uva en el cafetín. Veo la hora y son las seis y media. 

En la mañana me costó un poco levantarme, dado que los días anteriores me despertaba a las ocho de la mañana, bostezo mientras me acomodo y doy chance que se haga la hora para salir, mientras tanto, ordeno un poco mi departamento. Federica lo hizo en mi ausencia, pero no es igual. Digamos que soy maniática. 

Me rio al recordar como me recibió en el aeropuerto. 

—Por fin llegas, pensé que tardarías una eternidad —me abrazó—. Es que contigo nunca se sabe pelirroja. Si supieras lo aburrido que fue la semana sin ti... Qué te digo, que el doctorcito me ha preguntado cuando llegabas. 

—Me imagino que estaba tan preocupado el pobre —siseo con sarcasmo

Cierro los ojos y muevo la cabeza de un lado a otro al notar por donde van mis pensamientos. Es señal de irme. 

Llego al trabajo y todos me saludan amablemente. A las 9 de la mañana llega mi jefe con un humor de perros y diosito Santo que no vaya a pagarlo con Federica y conmigo, que hoy no tengo ganas de quedarme callada. 

Por suerte se encierra en su oficina y trabajamos lo que resta de la mañana en armonía. Lo reconozco, mi amiga y yo hacemos un buen equipo de trabajo. A pesar de que solo somos tres asistentes contables y el contador, siempre llevamos nuestro trabajo al día. 

Me siento tranquila, no siento aquella tensión, ni presión a como cuando estaba en rayos x. Nada que ver, nada de comparación. Esa zona es de mucho estrés, desgate emocional y provocación con cierta persona.

¿Qué estará haciendo? Lo más probable es que esté en su oficina o en un estudio especial... Si no, la lagarta de Zulianny seguro haciéndole un oral... 

 

—Uy, pero que cosas pienso. Luciana mentalízate, que no debes pensar en él. Se acabó, se esfumó para ti Juan la Cruz. —me digo tontamente, en voz baja para que nadie me escuche. 

En el almuerzo degusto mi comida y es de llevarme el mérito, me ha quedado divina. Veo llegar al personal de RRHH, entre ellos mi amigo y noto la mirada que se da con Federica. Otra vez estos dos están peleados. Le hago seña Arnaldo y viene a sentarse con nosotras. 

Cuando termino de comer con ellos, me entero de varias cosas, una de ellas:

         Número uno: están juntos, aunque lo disimulan muy bien con el querer matarse.

Número dos: salió embarazada una enfermera de UCI de uno de los chicos de soporte técnico. 

Y número tres: intentaron hackear el sistema de la clínica.

—Me pierdo tres días y pasa de todo aquí. 

—Es que las cosas divertidas pasa cuando tú no estás —comenta Federica tomándose el jugo.

Termina nuestra jornada de trabajo por el día de hoy, que rico volver al apartamento. Me despido de mis amigos y sigo caminando a dónde está mi auto, lo primero que noto es la camioneta que está al lado y la persona que habla por teléfono.

No puede ser... no puede ser... 

—Buenas tardes Dr. La Cruz. —hablo con seriedad mientras que por dentro me estoy derritiendo. 

—Señorita Araujo —sonríe y voltea, me quiero morir. Este hombre sabe cómo enloquecer a una mujer y lo usa a su favor—. Espero que haya disfrutado los días de descanso.

—Así mismo es doctor. —Pronuncio aquellas palabras como si quemaran. 

Me ve... Me ve... Y sí, me derrito. 

—Nos vemos pelirroja. 

Me deja con la boca abierta mientras se sube a su camioneta y se va. 

Viernes.

Mi ánimo está al tope y sí, es porque es viernes. Me coloco los audífonos escuchando a Marc Anthony, y comienza mi jornada diaria. A eso de las diez de la mañana el contador llega con una noticia y nos dice que tiene algo para comunicarnos. Madre mía, que me tiemblan las piernas. 

—Chicas estuve hablando con la Gerente para solicitar un permiso y dejar una persona encargada en mi ausencia, y aceptó. —Toma aire para después anunciar la gran bomba que es—. Por eso esta semana dejaré todo en orden para que la persona que quede no se le dificulte nada. —suspira—. Esta decisión no fue fácil de tomar, porque mis tres chicas trabajan y se desenvuelven muy bien en todo, y después de darle tantas vueltas y pensarlo, entre la Gerente y yo consideramos que quien debe tomar mi lugar durante el mes que estaré de baja será Luciana, sabe desenvolverse muy bien en el área que le asignen, así como lo demostró en rayos x a pesar de no ser operadora de caja y estoy seguro de que no me va defraudar. 

Nos ve a todas y se acerca a nosotros. 

—Debo realizar un viaje por cuestiones personales —comenta—. Luciana espero que sepas aprovechar este mes que estarás a cargo y realices una labor impecable como todo lo que haces. Sé que todas van a llegar muy lejos y que juntos formamos un equipo, pero es mi deber decirle —ay dios... Que me da miedito escuchar lo que va decir—, que deben permanecer unidas y respetarse como equipo que son, porque dependiendo de cómo se dé mi viaje, puede que no regrese a seguir trabajando en Centro Clínico El Valle. 




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