Corazones Descosidos

Capitulo 1 - Una de ellas

LEANDRA HEATFLY.

Resopló cansada. Un nudo se instala en mi garganta.

La odio, la odio, la odio mucho.

Ella, ella, siempre ella. La chica "perfecta" baja las escaleras con una sonrisa, una sonrisa que hipnotiza a los demás. 
Al pie de la escalera, él la espera, su rostro parece triste, triste de que ella se vaya, triste porque la ama y eso me causa más rabia.

Los veo hablar, él le da un tierno beso en los labios, yo aprieto los puños de coraje. Mi dichoso padre la mira con adoración y le toma una foto a la pareja feliz. Su preciosa niña se irá.

Ella se irá.

Él chico la toma de la mano y salen de la casa, y solo recibo una despedida con la mano, solo eso. Por culpa de ella. Todo es por ella. Subo a mí habitación, quiero estar lejos de todos.

Me tiró a la cama, me hago bolita con las cobijas y recuerdo el día que lo conocí. El día que me enamore...

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Leí por ahí que estando cerca de la naturaleza se logra aprender mas rápido, es por eso que tome mis libros y salí al jardín, pero, todo es mentira.

Llevo media hora tratando de aprender esta línea, tengo examen mañana y la línea no se queda en mi cabeza.

Suelto un gruñido y alejo de mi al libro

—Esto es imposible. 
—Nada es imposible.

Giro la mirada hacia la calle donde proviene la voz.

Un chico me mira, no puedo ver bien su rostro, el sol me deslumbra.

—¡Mentira! Aprender si que es difícil.

El chico se acerca a mí, mirando mis libros regados en el suelo. Yo solo puedo mirar su rostro. Su piel uniforme con pocas pecas en sus mejillas y sus labios formando una media sonrisa que me provoca ternura.

—No es tan difícil, mira, imagina algo relacionado con el tema, un ejemplo... —Frunce el ceño y mira el cielo un momento, luego regresa su vista a mí y sonríe mostrando un hoyuelo en su mejilla derecha. —Ya sé, cuando pienses en un elemento como: Oxígeno, también piensa en unos pulmones, junto con la "O"

—Entonces... ¿Ahora voy a aprender 3 cosas en lugar de dos? Vaya, si que eres inteligente. —Comienzo a reír.

—Es muy practico, enserio. Y extraña, ¿Me dirías tu nombre? 

—Soy Leandra Heatfly

—Hola Leandra, soy Daniel Woodpeck. Me acabo de mudar junto con mis padres.

Mi corazón comienza a saltar, mi sonrisa no podía crecer más. 
Encontré al chico para mi, al fin lo hice.

—Muy bien, Daniel. ¿Quieres que te muestre el lugar? —Me levanto de un salto.

—Eso definitivamente me gustaría, ayer salí a dar una vuelta por el lugar y me perdí. Tarde dos horas en lograr regresar a mi casa

—Chico distraído. —comienzo a caminar directamente hacia la calle para mostrarle el vecindario. 

—¿No le pedirás permiso a tus padres? No quiero causar molestias.

Miro la casa que ha sido mi "hogar" por los últimos 11 años. Finalmente hago un movimiento con la cabeza negando.

—No, no necesito pedir permiso.

Realmente tampoco les importaría si no regreso.

—¿Y tus libros se quedan aquí en el pasto? —Cambia el tema.

—No tendré que hacer tarea de Química si algo les pasa.

—Mejor llévalos a un lugar seguro. No hay prisa de irnos.

Ruedo los ojos y me agachó a levantarlos. El motor de un auto llega a mis oídos justo cuando termino de recoger mis apuntes y levantarme.

No, no, no. Por favor que no sea ella.

El auto se estaciona frente a la casa. Miro a Daniel, que observa curioso el vehículo.

De el, baja un chico castaño con una amplia sonrisa, esa que solo le dedica a su familia. Nunca he recibido una de esas. 

Por favor que sólo este él. Que venga solo. —Suplicaba al cielo.

Y cuando lo veo acercarse a la puerta del copiloto, sé que mi suerte nunca será buena. Él abre la puerta y ayuda a bajar a la rubia, a Charlotte.

—Hermanita, si sigues así conseguirás que te deje de hablar. —Le dijo Andrew, el chico junto a ella. Los dos comenzan a reír.

Por favor que no me noten. Aunque, no sirve suplicar por algo, nada de lo que pedía pasaba.

Los ojos de Charlotte se dirigen a mí. Su sonrisa no se va de su rostro y luego sucedió, lo que menos deseaba, lo mira a él y el brillo en sus ojos crece. 

Mi mirada se dirige a Daniel que la mira con una sonrisa, una más grande que la que me había dedicado a mí hace unos momentos. 
Mi boca forma una mueca, sabiendo lo siguiente que pasara. Lo que pasa desde que llegue a vivir a este maldito lugar. La atención ahora es para ella.

—Lea... —Dice con emoción, sin perder ni un instante la mirada en él. —¿Quién es tu amigo?

El chico que hace unos momentos reía conmigo se acerca a ella.

—Soy Daniel Woodpeck. —Le extiende la mano y ella se la toma. Y como si fuera una película, él acerca la mano de ella a sus labios dejandole un pequeño beso.

—Soy Charlotte Heatfly. Y el es mi hermano Andrew. 

Mi cabeza da vueltas, sus manos aun se sostienen, es como si una conexion invisible los mantuviera juntos. ¡Ya sueltala! Por favor...

Andrew, que puso una mueca y una mirada molesta desde que me noto, mejor dicho, desde que me conoció, sonríe ante la mención de su nombre por parte  de su hermana.

Fue hasta ese momento, que Daniel libera la mano de ella, para poder estrechar la de Andrew.

—Un gusto, soy el nuevo vecino.

—Entonces no debes conocer la zona, yo te puedo dar un tour. —La voz de Charlotte adquiere ese tono tierno que adoran los demás, ese que consigue salirse con la suya.

—¡Eso me encantaría!

Mis brazos pierden la fuerza, provocando que los libros caigan al pasto, llamando la atención de todos. 
El rostro de Daniel se muestra confundido, como si se hubiese olvidado de mí.




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