Capitulo 3

Continuación: /tiempo pasado/

Al terminar de cenar, lave mi plato y fui a mi cuarto. Colocando el teléfono a cargar, no pude evitar sentir un ligero cosquilleo en el estómago. Tras unos minutos de mirar la pantalla en blanco, decidí conectarme nuevamente a Facebook. Tal vez alguien había escrito algo interesante.

Mientras desplazaba el feed, un nombre me llamó la atención: Leo Monsalve. El corazón me dio un salto. ¿Era posible que me hubiera escrito? Abrí su mensaje, y ahí estaba su saludo cálido, casi como una invitación disfrazada.

Leo Monsalve:

—Dime, linda, si yo te invitara a salir, ¿para dónde quisieras ir?— decía el mensaje.

Una mezcla de emoción y duda inundó mi mente. Nunca había salido con él, y la verdad, me sorprendía su audacia.

Emma Castillo:

—Jajaja, pues no sé— respondí sin poder evitar una sonrisa tonta—. La verdad es que no sé. No quisiera ser de esas que dicen los lugares más caros del centro comercial. Este pueblito es tan pequeño que no tiene mucho que ofrecer y...

Me detuve a pensar. El lugar más reciente que había abierto en el centro comercial era un restaurante lujoso. La gente prefería ir a otros lugares donde podían encontrar lo mismo a un precio menor. A veces me parecía que el pueblito donde vivíamos carecía de encanto. Miré por la ventana y vi las luces titilantes de la calle vacía.

—La verdad no lo sé todo aquí es muy caro ¿ Dime tú?— Soy muy penoso, y la verdad no me gusta decir el lugar cuando me invitar porque siento que es como abusar o te están probando a ver si eres integrada o no igual no me gusta los lujos. Pero en mi mente, imaginé un paseo por un parque cercano.

Leo Monsalves:

—¡Claro!— respondió Leo casi al instante, como si estuviera esperando mi respuesta—. Hay un centro comercial que acaban de inaugurar aquí cerca del centro, ¿te gustaría ir conmigo?.

Me costa creer que un chico como el le gusten ir a esos lugares tan caros, será que quiere ¿ Impresionar? Quizás esté chico es popular, el rostro aclamado en las fotos en redes sociales, son dignas de ver, pero detrás de esa fachada, me parece ver una conexión más profunda.

—No te preocupes por el gasto, tu solo disfruta el momento y conozcamos mejor¿Te parece?— añadió, y su entusiasmo era contagioso.

Las palabras danzaban en mi mente, trazando imágenes de una noche perfecta. Pero rápidamente me detuve. Paredes imaginarias comenzaron a alzarse a mi alrededor. ¿Y si todo esto era solo un capricho? ¿Y si él estaba acostumbrado a salir con chicas que eran simplemente... diferentes?

—Leo, es que...— titubeé, mis dedos temblando sobre el teclado, luchando entre el deseo de ser valiente y el miedo a ser vulnerable—. No quiero que pienses que soy de esas chicas que buscan solo lujo. Y que sale con un extraño tan rápido no lo se a veces, siento que no encajo.

Un silencio colmó el espacio virtual. Apreté los ojos. ¿Habría arruinado la charla con mis inseguridades?

Después de unos momentos que parecieron interminables, su respuesta iluminó la pantalla con su sinceridad:

—Emma, no me importa el lugar. Me importa contigo. Quiero conocerte más allá de lo superficial.

Con esas palabras, una chispa encendió en mi pecho. Podía sentir como la tensión se disolvía y la esperanza emergía.

—Entonces, cuéntame más de ti— respondí, con una sonrisa que iluminaba mi rostro.

Al final de la noche, sentí que el pequeño pueblo no era tan aburrido si uno sabía con quién compartirlo. La vida siempre nos sorprende con sus giros inesperados, y creo que a llegado el momento de arriesgarme.

Leo Monsalve:

-Mmmm ya linda pero tu tomas o solo sales a divertirte- Niego con la cabeza sonriéndole a la pantalla como una demente.

Emma Castillo:

- —"Jajajja, solo salgo a divertirme y tomo refresco o algo así"— pienso mientras miro acostada en la cama mirado como gira las aspas del abanico de techo. Recuerdo que las únicas dos veces que había probado el alcohol me llenan de incomodidad. Eran recuerdos imbuidos de despecho, momentos oscuros que prefería enterrar. La idea de abrir ese capítulo de mi vida me llena de vergüenza, así que mejor es mantener el pasado a raya.

Leo Monsalves:

—"¡Jajaja, qué bien! De verdad que me dejas sorprendido"— dice Leo.

sonrió, intrigada. Este chico le fascinaba mis respuestas. Tal vez era su forma de ver las cosas con optimismo.

Emma Castillo:

—"¿Y eso porque?"— pregunto entre risas, mientras intento desviar la conversación hacia algo más ligero.

Leo Monsalves:

—"Por tu edad, soltera, eres hermosa y no tomas, y me imagino que tampoco tienes hijos"— respondió Leo, parece detective con tanta interrogación.

Emma Castillo:

—"¡Pues claro que nooo!— jajaja, ¿yo con hijos? No me he casado ni nada de eso"— replico, asiento, mientras una risa nerviosa escapaba mis labios.

Leo Monsalves:

—"Dios, tantas cosas que un hombre busca y tú al parecer las tienes todas, mi linda"— comenta Leo sin anestesia.

Un silencio se instala en mi habitación, siento cómo mi corazón late más rápido. Es extraño, hermoso, y un poco aterrador. Pienso en lo que significa ser "toda esa perfección" que Leo mencionaba. Se que tengo mucho que ofrecer, pero también cargas que llevaba. Soy más complicada de lo que podía aparentar.

—"A veces, lo que se ve en la superficie no cuenta toda la historia"— musito más hacia mi misma que hacia El.

—"Pero me gusta tu forma de decir las cosas — respondió Leo, su tono sincero me tranquiliza.

Eso sí que no me lo esperaba, nunca imaginé que alguien como el de fijaría en alguien como yo. Una chica tímida y reservada que se la pasa la mayor parte del tiempo entre libros viviendo la fantasía imaginaria entre lineas. Debería de fijarse en chicas introvertidas con montones de amigos, que salgan casi todos los fines de semana y disfruten la vida, no una chica como yo, no salgo mucho, y amigos solo tengo a Génesis que tengo dos meses sin verla y a Vanesa que ahora es mi compañera de la universidad, no tengo aventuras, mis mejores amigas están entre páginas disfrutando de un buen libro. Pero me gusta ser como soy ya que quiero ser culta y que nadie me conozca soy feliz así, y con mi familia que me quieren y me apoyan que más puedo pedir.