Corazones Palpables

Capítulo 6

//Tiempo presente//

El sol apenas comenzaba a asomarse por la ventana cuando Valeria, decide que la poca tranquila que comenzaba la mañana empezará a Bombardier con todas las preguntas de ayer en la noche. La cocina estaba impregnada del aroma del pan tostado y el café recién preparado, pero en lugar de disfrutar de este pequeño placer matutino. Ya ella estaba ansiosa porque siguiera contándole mi historia.

—Pero, ¿cómo se llamaba este nuevo chico misterioso que se te acercó de repente? —pregunta Valeria con una chispa de emoción en sus ojos—. ¿Nunca te diste cuenta que alguien te miraba, hermana?

La miro intentando contener un suspiro de frustración. La noche anterior, tras una larga charla que exhausta—Al menos déjame cepillar los dientes y despertarme por completo, Valeria —respondo, rogándole con un tono que pretendía ser más serio de lo que realmente era. Sabía que su entusiasmo provenía de su deseo de por fin desahogarme con ella. Mi hermana en ese tiempo estudiaba en un internado porque siempre se lo pidió a mamá, y tras eso cuando supo lo que me pasó terminaron sus clases y no quiso estudiar más allá para acompañarme en mi tormento pero en ese tiempo le agradezco por no presionarme si no que me apoyo en silencio. Pero eso no cambiaba el hecho de que me sentía exhausta tanto física como emocionalmente.

Mientras me dirijo al baño, escucho cómo suena el móvil de Valeria. Su risa resonó en la cocina, y yo me detengo en seco.

—Hola, mamá —dijo, mientras mi estómago se encogía ante la mención de nuestra madre. La luna de miel de mamá y Lucas había llegado en un periodo complicado; la falta de su presencia se sentía como un eco constante en nuestra casa.

Me acerqué sigilosamente a la cocina, tratando de escuchar la conversación. Mi hermana parecía tan feliz. Podía escucharla reír y, en respuesta, soltar nerviosos “sí” y “ya entiendo”. Esos momentos me llenan de alegría, pero también me recuerdan que las cosas no eran tan sencillas como solían ser. En ese tiempo mi mamá conoce a Lucas en el mismo tiempo que le presento a Leo.

—Dile a mamá que me espere un momento —susurré a Valeria, que se giró para mirarme, con su expresión risueña asiente. para luego volver a dirigirse al teléfono.

Regreso después despues de un rato y mi hermana sigue al teléfono- Mamá, espera ya te paso a emma- Me lo da y me alejo de ella para que mi hermana no escuché lo que le voy a decir, después buscaré el momento de hablar con ella.

Habla con mi mamá saluda a mi hermanita Emy y saldo a Lucas después de una larga charla con mamá, cuelgo y voy a la cocina.

Mi hermana tiene una mirada siniestra y me preocupo si debió de escuchar algo- ¿ Que pasa, porque me miras así?.

- Ven sientate- Dice señalado el mesón y yo desconfianza me siento, y está listo el desayunar¿ Como lo termino hablado por teléfono?.

- Ahora me vas a decir que paso con ese chico y como se llama- Dice desapareciendo su cejo fruncido dándome una entusiasta sonrisa. No puedo con ella, me había asustado por un momento.

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// Tiempo pasado//

Pero que insolente es este chico, frunciendo el ceño. Me imagino que es uno de esos chicos que están acostumbrado atraer la atención, lleno de confianza y despreocupación.

—Soy Apolo —dijo, extendiendo su mano hacia mí, su sonrisa casi deslumbrante.

—Emma —me limito a contestar, dándole la mano con fuerza, tratando de no mostrar mi incomodidad. Pero en cuanto nuestras manos se unieron, su agarre se volvió mas firme, y me percato del destello provocador en sus ojos.

—Tu mirada profunda me encanta, tiene un toque de misterio —dice Apolo el muy atrevido, sorprendiendome y a la vez sintiendo molestia a partes iguales. ¿Qué pretende este chico? Tiene una seguridad desbordante que emanaba.

—Me puedes devolver mi mano, gracias —trato de sonreír, pero el gesto me salió forzado. Su agarre era firme, casi como si quisiera que no pudiera escapar de él, y en un momento me sentí atrapada en una telaraña que había tejido él solo.

—Te invito a un helado.

—No, gracias —digo con dificultad, intentando evitar su contacto visual. Ese chico era una mezcla de atracción y peligro, haciendo que un escalofrío me recorriera la espalda.

Apolo no parece dispuesto a rendirse—Vamos, un helado no le hace daño a nadie.—agregando un guiño juguetón.

Podía sentir cómo los demás estudiantes que pasaban, nos miraban, algunos con envidia, otros con curiosidad. Aquella sonrisa y esa actitud desafiante estaban alimentando algo más en él; un magnetismo inexplicable. Pero por dentro, estaba luchando con una tormenta de inseguridades. En mi vida, había optado por no ser el centro de atención, y ese despliegue de interés en mi que tenia Apolo me hacía querer correr y esconderme.

—No deberías ser tan insistente, Apolo —dije, intentando sonar más dura de lo que me sentía- Además, si no ves, estoy estudiando. Quizás en otra vida coincidamos—. Lo despido, cogiendo mi lápiz y tratando de concentrarme en mis apuntes de topografía. Pero antes de que pudiera volver a clavarme en los mapas y las coordenadas, Apolo me quita el lápiz y se lo coloca en su oreja derecha, en un gesto juguetón.

—Eso es lo que me atrae, lo que me gusta de ti, Emma. Tu resistencia. Es como si quisieras proteger un secreto —respondió con el ceño fruncido, como si intentara leer mis pensamientos en mis ojos.

—¿Sabes que? no tengo secretos, no soy nada fascinante. Solo soy una simple chica que intenta sobrevivir a la universidad. Pero, como te crees con aire superior y estás acostumbrado a que las chicas se derritan por ti, lo siento, ¡bórrame de esa lista! Conmigo no va, amigo mío —dije, recogiendo mis cosas de la mesa con más fuerza de la que pretendía.

—¡Espera! Lo siento—dijo, sonriendo con un poco de timidez —. Solo es que me han dicho que eres buena en topografía y solo quería caerte bien, ser un poco amigable.




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