El viento de París susurraba secretos antiguos mientras caminaba hacia el apartamento que compartía con Julián. Las luces de la ciudad brillaban suavemente, reflejándose en los adoquines húmedos y creando un aura casi mágica. Mis pensamientos iban a mil por hora, repasando la confrontación con Léa. Me preguntaba si había hecho lo correcto, si mi determinación era suficiente para enfrentar los desafíos que aún nos aguardaban. Pero con cada paso, resonaba una voz interna que me decía que no podía, no debía, ser una mera espectadora de mi propia vida amorosa.
Al llegar al apartamento, encontré a Julián sentado en el sofá, su guitarra descansando sobre sus rodillas. Estaba tocando una melodía suave y melancólica, sus dedos moviéndose con una precisión casi hipnótica. Al verme, levantó la mirada y una sonrisa se dibujó en sus labios.
"Hola," dijo suavemente, dejando la guitarra a un lado y poniéndose de pie para acercarse a mí. "¿Cómo estás?"
"Estoy bien," respondí, aunque mi voz traicionaba el remolino de emociones que aún sentía. "Fue una conversación difícil, pero necesaria."
Julián me tomó de las manos y me guió hacia el sofá. Nos sentamos juntos, y él comenzó a tocar una melodía diferente, más alegre y esperanzadora. "Quiero que sepas que admiro tu valentía, Sofía. Sé que enfrentar a Léa no fue fácil."
"Gracias," susurré, sintiendo una ola de calidez al escuchar sus palabras. "Solo quiero que estemos en la misma página, Julián. No quiero que el pasado de Léa siga interfiriendo en nuestro presente."
"Lo sé," dijo él, deteniendo su música para mirarme a los ojos. "Y te prometo que estoy aquí contigo, completamente. Nuestra relación es lo que importa ahora, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para protegerla."
La música que Julián tocaba comenzó a cambiar, transformándose en una melodía que resonaba con nuestra historia. Cada nota parecía contar una parte de nuestra vida juntos, desde nuestros primeros encuentros hasta los desafíos que habíamos enfrentado. La música llenó el espacio, envolviéndonos en una burbuja de tranquilidad y amor.
"Esa melodía..." comencé, mi voz apenas un susurro. "¿Es nueva?"
Julián sonrió, asintiendo. "Sí, la escribí para nosotros. Cada nota representa un momento que hemos compartido, un recuerdo que quiero que guardemos siempre."
Mis ojos se llenaron de lágrimas. "Ella todavía te quiere," susurré, mi voz quebrándose bajo el peso de la revelación.
Julián dejó de tocar la guitarra, el eco de las últimas notas desvaneciéndose en el aire. Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de preocupación y comprensión. Me tomó las manos con delicadeza, su calidez transmitiéndome un consuelo silencioso.
"Sofía," comenzó suavemente, "sé que esto es difícil para ti. Pero quiero que sepas que mi corazón está contigo. Léa y yo compartimos un pasado, es cierto, pero mi presente y mi futuro están contigo."
"Léa no parece estar dispuesta a dejarte ir," dije, tratando de mantener la compostura. "Cada vez que aparece, siento que todo lo que hemos construido se tambalea."
Julián suspiró, apretando mis manos con más fuerza. "Léa es una parte de mi pasado que siempre estará allí, pero no tiene por qué definir nuestro presente. Estoy aquí, contigo, porque te amo y quiero estar contigo. No voy a permitir que el pasado interfiera en lo que tenemos."
"Pero, ¿y si ella no se da por vencida?" pregunté, las lágrimas rodando por mis mejillas.
"Entonces enfrentaremos eso juntos," respondió con firmeza. "Tú y yo, Sofía. Nada ni nadie puede cambiar lo que siento por ti."
Sus palabras, llenas de sinceridad y determinación, me dieron la fuerza que necesitaba. Me apoyé en su hombro, dejando que las lágrimas cayeran libremente mientras él me abrazaba con ternura. Nos quedamos así por un momento, el silencio lleno de promesas y emociones no dichas.
"Gracias, Julián," susurré finalmente, levantando la cabeza para mirarlo. "Necesitaba escuchar eso."
"Siempre estaré aquí para ti, Sofía," dijo, acariciando mi rostro. "Vamos a superar esto juntos."
Esa noche, mientras nos acurrucábamos en el sofá, la melodía que Julián había compuesto para nosotros seguía resonando en mi mente. Sabía que nuestro amor no sería fácil, pero también sabía que era fuerte y verdadero. Las sombras del pasado podían ser desafiantes, pero nuestra luz era más brillante.