La atmósfera en la pequeña cafetería parisina era densa cuando me senté frente a Léa. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el suave murmullo de las conversaciones en francés que nos rodeaban. Léa, con su elegancia natural, me evaluaba cautelosamente, sus profundos ojos azules reflejando una mezcla de curiosidad y precaución mientras jugaba con la cucharilla de su café.
"Gracias por invitarme, Sofía," comenzó Léa, su voz sorprendentemente suave, casi un susurro en la intimidad del lugar. "Supongo que hay cosas que necesitamos discutir."
Asentí, intentando mantener la calma a pesar de la maraña de emociones que se arremolinaban en mi interior. "Sí, Léa. Hay algo que necesito aclarar contigo. La situación entre tú y Julian... es complicada, y no puedo ignorar lo que presencié en el set."
Léa suspiró, bajando la mirada hacia su taza. "Entiendo tus preocupaciones. Julian y yo compartimos un pasado intenso, y a veces esos recuerdos resurgen, especialmente en un entorno tan cargado de emociones como el rodaje de esta película."
Tomé un sorbo de mi café, buscando las palabras correctas. "Vi la forma en que se miraron, y me pregunté si hay algo más que nostalgia entre ustedes. Necesito saber si debo preocuparme por algo más."
Léa suspiró, mirando hacia la ventana por un momento. Las luces de París brillaban detrás de ella, otorgándole un halo etéreo, casi angelical. "Entiendo por qué sientes la necesidad de decir eso. Y lamento si te hice sentir insegura en algún momento. Pero hay algo que necesitas saber sobre Julian y yo."
Mi estómago se retorció con aprehensión, el miedo y la curiosidad luchando dentro de mí. "¿Qué es?"
Léa tomó un respiro profundo, su voz baja y cargada de tristeza. "Esa noche, cuando Julian y yo terminamos, fue porque él me fue infiel," confesó, sus palabras cayendo como un martillo en mi corazón. "Estaba devastada. Pero con el tiempo, me di cuenta de que si él pudo traicionarme tan fácilmente, tal vez no éramos el uno para el otro después de todo."
El silencio se hizo más pesado, la revelación de Léa resonando en el pequeño café. Sentí una mezcla de incredulidad y dolor, mis pensamientos girando en una espiral de confusión. "No sabía eso," murmuré finalmente, tratando de procesar la nueva información. "Julian nunca me lo mencionó."
Léa asintió, sus ojos llenos de una tristeza distante. "No es algo de lo que él esté orgulloso, y probablemente quiso protegerte de esa parte de su pasado. Pero pensé que merecías saberlo. No para que dudes de él, sino para que entiendas mejor lo que sucedió entre nosotros."
Me quedé en silencio, mirando mi taza de café medio vacía, tratando de encontrar una respuesta. Sentía como si el suelo bajo mis pies se desvaneciera, dejando un vacío incómodo. "Aprecio que me lo hayas dicho," dije finalmente, mi voz apenas un susurro. "Pero eso no cambia lo que siento por él. Lo amo y quiero creer que ha cambiado."
Léa me miró con una mezcla de respeto y compasión. "Espero que así sea, Sofía. Todos cometemos errores, y tal vez Julian ha aprendido de los suyos. Solo quería que supieras la verdad."
Las palabras de Léa quedaron suspendidas en el aire mientras nos sumergíamos en un silencio reflexivo.
Léa continuó, "La verdad es que no he podido superar esa traición. Y cuando supe que él había encontrado a alguien más, alguien como tú, quise asegurarme de que no cometiera el mismo error. No porque aún estuviera enamorada de él, sino porque no quería que otra mujer sufriera como yo lo hice."
Sus palabras cayeron pesadamente entre nosotras, llenando el aire con una seriedad inesperada. El halo de las luces de París detrás de Léa le otorgaba un aire de sinceridad y vulnerabilidad que no podía ignorar. Sentí un nudo formarse en mi garganta mientras intentaba procesar la profundidad de su dolor y su motivación.
"Léa," dije suavemente, tratando de encontrar las palabras adecuadas, "agradezco tu franqueza y tu intención de protegerme. Entiendo que lo que viviste con Julian fue muy doloroso. Pero también sé que la persona que soy ahora está enamorada de la persona que es él ahora, y no del hombre que fue."
Léa asintió lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y aceptación. "Lo entiendo, Sofía. Y espero sinceramente que Julian haya aprendido de sus errores. Solo quería que supieras que mi intención nunca fue causar problemas entre ustedes, sino asegurarme de que no se repitiera la historia."
Tomé un sorbo de mi café, sintiendo su calidez extenderse por mi cuerpo, brindándome un consuelo momentáneo. "Aprecio tu preocupación, Léa. Realmente lo hago. Y aunque tu historia con Julian me afecta, también me da una oportunidad de entender mejor lo que él y yo necesitamos hacer para mantener nuestra relación fuerte."
Léa esbozó una ligera sonrisa, un gesto que parecía aliviar un poco la tensión que había entre nosotras. "Espero que puedan encontrar la felicidad juntos, Sofía. De verdad lo deseo."
Nos quedamos en silencio por un momento, permitiendo que las palabras y las emociones encontraran su lugar. La cafetería, con su ambiente acogedor y su luz suave, parecía envolverse alrededor nuestro, ofreciendo un respiro de la intensidad de nuestra conversación.
Al salir, me sentí diferente, como si un peso se hubiera levantado de mis hombros. La brisa fresca de la noche acarició mi rostro mientras caminaba por las calles adoquinadas de París, y sentí una renovada determinación para enfrentar lo que viniera. Esta conversación con Léa, aunque dolorosa y reveladora, había sido un paso necesario hacia la claridad y la comprensión. Sabía que la verdadera prueba de mi relación con Julian aún estaba por delante, pero ahora, con la verdad en mano y una voluntad fortalecida, me sentía más preparada que nunca para enfrentar cualquier desafío.